Samuel Pérez Ogayar, analista de fondos de inversión en Tressis, explica en el gráfico de esta semana como influyen los flujos del dinero en la previsión de los mercados.
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La gestión de activos abarca diferentes tareas que van desde analizar y seleccionar aquellos productos que mejor rendimiento han tenido en determinadas circunstancias hasta tratar de prever qué activos comportarán mejor a futuro. Si bien es cierto que lo segundo es complejo, los analistas nos basamos en diferentes métricas como los flujos de capital y hacía dónde se podrían dirigir para intentar predecir la conducta del mercado. Para ello, estudiamos diversas variables como en qué parte del ciclo económico nos encontramos o hacía dónde puede dirigirse la política monetaria, entre otros aspectos.
La repercusión de las políticas económicas y monetarias implementadas para mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus todavía se dejan notar en los mercados financieros. Los países dispararon sus déficits fiscales con objeto de minorar el impacto de la pandemia en las economías de los hogares, y los bancos centrales flexibilizaron sus políticas monetarias al máximo. Esto es, llevaron a cabo un programa de estímulos (Quantitative Easing) que se basaban en bajar los tipos de interés y en comprar prácticamente la totalidad de las emisiones de deuda gubernamental y parte de las corporativas. El resultado: una inflación disparada que rozó niveles de doble dígitos en gran parte de la zona euro durante 2021 y 2022.
En esta coyuntura, los bancos centrales pusieron toda la carne en el asador para combatir el alza de los precios, lo que dio lugar a la mayor subida de tipos de interés en el menor espacio de tiempo de la historia. Esto generó serias dudas sobre la viabilidad de parte de la banca regional estadounidense y su capacidad de superar un ciclo de tipos tan altos con unos balances que no tenían conciliados sus activos con sus pasivos, lo que provocó una fuga de capitales hacía valores más seguros. Desde entonces, se ha instaurado un nuevo “status quo” para los inversores más cautelosos que se han beneficiado de que los productos menos arriesgados como los activos del mercado monetario y las letras del Tesoro han ofrecido una rentabilidad elevada en relación al riesgo asumido.
Fuente: Bloomberg
Consecuentemente, en Estados Unidos, el dinero invertido en activos del mercado monetario ha alcanzado la cifra de 6.500 billones de dólares o, lo que es lo mismo, 6,5 trillones. Si tenemos en cuenta que nos encontramos en un ciclo de normalización de la política monetaria, lo normal sería que estos flujos de capital se dirigiesen hacía activos algo más arriesgados como la deuda de corto plazo o el crédito de grado de inversión.
Con el inicio del ciclo de bajada de tipos de interés a ambos lados del Atlántico, los operadores de los mercados financieros han comenzado a hacer sus cábalas sobre cuáles serán los próximos pasos de los bancos centrales y has dónde van a llegar bajando el coste del dinero. En este contexto, las curvas de rendimiento gubernamental se han positivizado tras más de dos años con pendiente negativa. Esto significa que un inversor puede obtener una mayor rentabilidad cuanto mayor sea el vencimiento del bono. Por ello, poco a poco, los flujos de capital tenderán a incrementar el riesgo bien sea aumentando la duración de la cartera o aumentando el riesgo de crédito de esta.
Sobre el autor
Samuel Pérez Ogayar es graduado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Valencia y Máster en Gestión Financiera por la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros junto con la Universidad Cardenal Herrera. Además, cuenta con un certificado de analista de impacto social, medioambiental y de gobierno corporativo por EFFAS y la acreditación de asesoramiento financiero EFA. Se incorporó a Tressis en septiembre de 2017, formando parte del equipo de gestión de carteras y análisis desde mayo de 2021.