Los inversores nos preguntan frecuentemente si todavía es un buen momento para invertir en renta variable de la eurozona, después de un periodo de ganancias notables aunque también de volatilidad creciente en los mercados de valores del Viejo Continente. La elección del momento adecuado es siempre un asunto complicado, pero creemos que la coyuntura actual del mercado y los niveles de las valoraciones aún presentan una oportunidad atractiva para los inversores a largo plazo.
En última instancia, los retornos reales de los inversores dependen del precio inicial pagado, por lo que comprar acciones cuando éstas no gozan del favor de los mercados mejora las perspectivas de obtener mejores rentabilidades de cara al futuro. El PER ajustado cíclicamente es uno de los mejores indicadores del valor de una acción y, aunque es posible que las acciones europeas ya no presenten unos precios tan atractivos como a mediados de 2012, los PER actuales siguen estando muy por debajo de sus medias históricas y ofrecen un atractivo especial en términos relativos frente al mercado estadounidense. El actual entorno de baja inflación y el débil ritmo del crecimiento económico son consecuencia de las políticas de austeridad puestas en práctica por los gobiernos en los últimos años. Los recortes del gasto público necesitan tiempo para dar sus frutos en la economía real pero, si dejamos de lado la reciente incertidumbre política con respecto a Ucrania y las crecientes tensiones con Rusia, parece que vamos en la dirección adecuada. Además, las economías europeas van por detrás de EE. UU. en el ciclo económico, lo que deja entrever el potencial de mejora de las ventas y los beneficios en los países del Viejo Continente. Recientemente, la Comisión Europea revisó al alza sus previsiones de crecimiento del PIB para 2014 hasta el 1,2% desde el 1,1% que predijo en noviembre de 2013, a pesar de que el crecimiento saludable de Alemania y España se ha visto empañado por las revisiones a la baja de las perspectivas finlandesas e italianas.
Nos mantenemos alerta ante los posibles riesgos que pueda generar la volatilidad a corto plazo motivada por el ánimo de los inversores, teniendo en cuenta las notables subidas experimentadas por los mercados desde que el presidente del BCE, Mario Draghi, realizara una decisiva intervención en el verano de 2012 para garantizar el papel del BCE como prestamista de última instancia. De momento, no es posible saber hasta qué punto se verán afectadas las relaciones económicas entre Rusia y Europa por la impredecible y voluble situación de Crimea.
Creemos que estos acontecimientos tendrán repercusiones a largo plazo, y la política energética europea no será una excepción. Sin embargo, la diplomacia aún tiene margen para ayudar a suavizar la actual confrontación. Asimismo, somos conscientes de los posibles peligros vinculados a la retirada gradual de los estímulos estadounidenses, que ha provocado que algunos de los mercados emergentes más débiles se enfrenten a problemas de financiación a corto plazo. No obstante, esperamos que, en las condiciones actuales, la renta variable de la zona del euro proporcione a los inversores rentabilidades por encima de la media durante los próximos 7 o 10 años.