Introducción al private equity

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Firma: cedida (Goldman Sachs AM).

TRIBUNA de Lucía Catalán, directora general para Iberia, GSAM. Comentario patrocinado por Goldman Sachs Asset Management.

Como clase de activo, el capital privado o private equity ha ganado cada vez más relevancia entre las empresas que buscan acceder a financiación, y también entre los inversores que buscan diversificar sus carteras más allá de los mercados cotizados tradicionales. Durante las últimas dos décadas, el número de empresas respaldadas por capital privado ha aumentado significativamente, mientras que el número de empresas que cotizan en bolsa se ha contraído (véase la figura siguiente).

Esta tendencia se ha visto impulsada en parte por el aumento de los requisitos de tipo regulatorio hacia las empresas públicas y la acumulación de capital de inversores que buscan fuentes alternativas de rentabilidad. Dada la mayor complejidad y los umbrales más altos que rigen el acceso de los inversores al capital privado, incluida la posible falta de liquidez y los mayores mínimos de inversión, es importante comprender los matices de invertir en esta clase de activo.

El universo de empresas respaldadas por capital privado ha crecido, mientras que el universo de las empresas públicas se ha reducido

Fuente: PitchBook a 31 de diciembre de 2022. Empresas Publicas a lo largo del tiempo: World Bank, McKinsey.

¿Qué es private equity?

El término private equity se refiere a inversiones en empresas que no cotizan en una bolsa de valores pública. La mayoría de los inversores acceden a estas oportunidades a través de fondos de capital privado, es decir, vehículos de inversión colectiva en los que un gestor o General Partner (GP), identifica, evalúa, adquiere y gestiona inversiones en nombre de un grupo de inversores o Limited Partners (LP). El gestor del fondo obtiene el capital comprometido con el fondo para invertir en empresas a medida que surgen oportunidades, normalmente a lo largo de varios años.

El objetivo final de un fondo de capital privado es aumentar el valor de sus participaciones en empresas y obtener un beneficio al salir de cada inversión, a través de una oferta pública inicial, una venta u otro evento de liquidez. A medida que se producen las salidas, los ingresos obtenidos se devuelven a los inversores hasta que se vende la inversión final y se liquida el fondo. Los fondos de capital privado tienden a centrarse en una de las cuatro principales estrategias de inversión que abarcan el espectro de vencimiento: venture capital, growth, buyouts y distressed.

¿Por qué invertir en private equity?

La inversión en private equity puede tener un valor añadido para las carteras de los inversores principalmente de dos formas. En primer lugar, dando acceso a oportunidades de inversión que simplemente no están disponibles en los mercados públicos. Cada vez más empresas se quedan en el sector privado y gran parte del valor que se generaba anteriormente en los mercados públicos se está construyendo ahora bajo propiedad privada.  

En segundo lugar, los gestores de capital privado trabajan codo con codo con sus empresas en cartera, impulsando las trayectorias de crecimiento y la eficiencia operativa. Dado que los gestores de fondos privados tienen una propiedad más concentrada, es más fácil para ellos influir en las empresas que poseen. Los gestores experimentados cuentan con una amplia experiencia que abarca muchos aspectos, desde el crecimiento y el escalado de las empresas hasta la mejora de la estrategia y las operaciones, pasando por la integración de la tecnología para el crecimiento y la eficiencia. Esta experiencia es más importante que nunca en el entorno actual de crecimiento acelerado y énfasis en la resiliencia, agilidad e innovación.

Con la ayuda de estas fuentes de creación de valor, el capital privado puede ofrecer rentabilidades diferenciadas y atractivas, complementando las carteras de inversión tradicionales. Históricamente, el capital privado ha logrado rentabilidades que han superado significativamente las de los mercados de capitales públicos, en varios horizontes temporales (ver cifras a continuación).

Rentabilidades de capital privado superiores a la renta variable cotizada

Direct Alpha es una métrica utilizada para comparar el rendimiento de una inversión privada con un índice de referencia público, teniendo en cuenta los flujos de caja del fondo privado. Una cifra de Direct Alpha positiva significa que la inversión privada ha superado al índice de referencia público; una cifra negativa significa que la inversión privada ha obtenido peores resultados.
Fuente: Cambridge Associates, a 12/31/2022. La metodología Direct Alpha calcula el diferencial fijo (Direct Alpha) que tendría que añadirse a la rentabilidad total de un índice para que los flujos de caja de la estrategia de mercado privado, si se inviertieran en el índice al mismo tiempo y en el mismo importe que la estrategia de mercado privado, para producir el mismo valor residual que la estrategia de mercado privado en la fecha de valoración. Direct Alpha no igualará la diferencia entre la IRR de la estrategia del mercado privado y la rentabilidad del índice durante el mismo periodo de tiempo debido a su contabilización del momento y el tamaño de los flujos de caja invertidos y recibidos de la estrategia del mercado privado a lo largo del tiempo, sino que representa el rendimiento generado en relación con el índice solo para el periodo de tiempo en el que se invirtió el capital. Este cálculo no se ajusta para el apalancamiento, la cobertura u otros factores de riesgo que puedan estar presentes en la inversión de capital privado. A diferencia de las inversiones en capital público, el capital privado es ilíquido y puede no venderse fácilmente por su valor declarado. El Direct Alpha positivo indica una rentabilidad superior a la del índice, y el Direct Alpha negativo indica una rentabilidad inferior. Direct Alpha de capital privado frente a el índice MSCI World.

Evolución de la clase de activos

Los inicios del private equity vino de la mano de empresas de capital riesgo o venture capital creadas en la década de 1940 como una forma de financiar nuevas ideas innovadoras. Desde entonces, el capital privado ha desempeñado un papel importante en la financiación de la innovación y el apoyo al crecimiento de la economía global. Estas empresas de capital de riesgo financiaron tecnologías innovadoras que sentaron las bases para el crecimiento explosivo de los ordenadores personales y del Internet, desarrollando su estrategia para satisfacer las necesidades de estas nuevas empresas en continua evolución. Hoy en día, las estrategias de capital de riesgo han proliferado para dirigirse a sectores y fases específicas del desarrollo de la empresa.

La estrategia de buyout ha crecido y evolucionado significativamente desde que se hizo visible por primera vez en la década de 1980. En sus primeras etapas, un componente significativo de su rentabilidad surgió del uso de una gran cantidad de deuda para financiar la compra de empresas de la cartera. Como resultado, los gestores de buyout tendieron a buscar empresas con flujos de caja consistentes, normalmente en sectores más estables, pero de crecimiento más lento, como el sector industrial y de bienes de consumo básico. Al haber utilizado gran parte del flujo de caja para pagar la deuda, había menos financiación disponible para reinvertir en el crecimiento de la empresa, lo que moderó las perspectivas de crecimiento de las empresas de la cartera.

Hoy en día, las estrategias de buyout adoptan un enfoque diferente, centrándose en el crecimiento y la creación de valor dentro de las empresas que tienen en cartera. Se han convertido en propietarios activos, trabajando estrechamente con los equipos de gestión de las empresas de cartera. Algunos de los gestores de capital privado más grandes tienen equipos dedicados exclusivamente a iniciativas de creación de valor, con profesionales especializados en impulsar el valor de la empresa, como la adquisición de clientes, la optimización de la cadena de suministro y la gestión del talento. Un estudio reciente académico ha descubierto que estas actividades han sido el mayor impulsor de la creación de valor de fondos de capital privado en los últimos 15 años.

Con un mayor enfoque en el crecimiento, la resiliencia, la agilidad y la innovación, el tipo de empresas adquiridas por los gestores de buyout también ha cambiado. Cada vez más, el enfoque se ha centrado en las empresas que impulsan la economía del futuro, incluidas las empresas que desarrollan software y otras tecnologías. La adquisición o el buyout típico de compañías hoy en día se financia con unos niveles inferiores de deuda que hace tres décadas. Sin embargo, las empresas de una cartera de buyout siguen teniendo niveles de deuda más altos que sus homólogos públicos, por lo que la generación de flujo de caja de dichas empresas sigue siendo importante. Como tal, el énfasis continúa siendo en la inversión en compañías con modelos de negocio resilientes y flujos de caja estables y predecibles, y con la evolución de la industria tecnológica hacia dichos modelos de negocio, los gestores de buyout han estado aprovechando un conjunto de oportunidades cada vez mayor.

Encontrando el socio adecuado

Aunque el rendimiento agregado ha sido sólido, la dispersión de la rentabilidad entre las distintas inversiones individuales y, también entre los diferentes gestores del capital privado puede ser sustancial. Esto hace que encontrar al socio adecuado sea fundamental. Las firmas con una amplia experiencia en distintos ciclos de mercado y un mayor alcance global están mejor posicionadas para desplegar de forma eficaz el capital de los inversores en la creación de valor.


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Las inversiones en capital privado son especulativas, altamente ilíquidas, implican un alto grado de riesgo, tienen comisiones y gastos altos que podrían reducir la rentabilidad y están sujetas a la posibilidad de pérdida parcial o total de capital. Por lo tanto, están destinados a inversores experimentados y sofisticados a largo plazo que puedan aceptar dichos riesgos.

Los valores de renta variable son más volátiles que los bonos y están sujetos a mayores riesgos. Las acciones de pequeñas y medianas empresas implican mayores riesgos que las que suelen asociarse con empresas más grandes.

Los bonos están sujetos a riesgos de tipos de interés, precios y crédito. Los precios tienden a verse afectados inversamente por los cambios en los tipos de interés.

Los valores de renta fija de alto rendimiento se consideran especulativos, implican un mayor riesgo de impago y tienden a ser más volátiles que los valores de renta fija con grado de inversión.

 Las inversiones alternativas, como los fondos de cobertura, están sujetas a menos regulación que otros tipos de instrumentos de inversión colectiva, como los fondos de inversión, pueden realizar inversiones especulativas, pueden ser ilíquidas y pueden implicar un uso significativo del apalancamiento, lo que las hace sustancialmente más arriesgadas que las otras inversiones. Un fondo de inversión alternativo puede incurrir en comisiones y gastos elevados que compensarían los beneficios de las operaciones. Los Fondos de inversión alternativa no están obligados a proporcionar información periódica sobre precios o valoraciones a los inversores. El Gestor de un Fondo de inversión alternativa tiene total discreción de inversión sobre las inversiones del Fondo y el uso de un único asesor que aplique programas de negociación generalmente similares podría significar una falta de diversificación y, en consecuencia, un mayor riesgo. Los inversores pueden tener derechos limitados con respecto a sus inversiones, incluidos derechos de voto limitados y participación en la gestión del Fondo.

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