La insoportable levedad del ser… gestor

Para nosotros hay algo realmente fascinante en nuestro trabajo de analistas de fondos que es la posibilidad de profundizar en el lado psicológico y humano de la persona que tenemos enfrente, un animal extraño llamado gestor de fondos de inversión. El perfil psicológico de cada uno de ellos he de reconocer que hace que nuestro trabajo sea a veces más cercano a Freud que al mismísimo Sharpe, pero nos guste o no el papel de los humanos en la gestión es más importante que cualquier sesuda teoría económica; de hecho ¿Cuántos grandes teóricos son afamados gestores? Pocos, muy pocos (pero este es un tema aparte).

Personalmente considero que es un privilegio sentarme con reputados profesionales, sacar el diván virtual y el argentino que todos llevamos dentro y permitirme el lujo de intentar sonsacarles los motivos por los que están delante nuestro defendiendo algo en lo que creen ¿creen?...y esa es la clave, creer o no creer. Las motivaciones de la mayoría de aquellos que tienen éxito son fundamentales para decidir si debemos o no comprometernos en esa aventura conjunta llamada fondo de inversión.

Cuanto mayor es el éxito del gestor, mayor es la importancia del componente personal porque sus motivaciones pasan de ser vitales a ser motivaciones personales, mucho más complejas y difíciles de definir. A veces me pregunto: ¿qué hace este tío “perdiendo” el tiempo conmigo? ¿por qué sigue gestionando? La respuesta en la mayoría de los casos es evidente, “están vendiéndote la moto, no te engañes, no eres tan interesante” (piensas por lo bajini), pero en otras ocasiones hay algo más que eso, algo mucho más complejo y fascinante que merece la pena analizar.

La relación vida interior, vida personal y trabajo hoy en día es total y como dice Woody Allen: el trabajo no deja de ser una invasión de nuestra privacidad. Lo que pasa por la mente de un gestor, su visión personal de la vida, son aspectos que inciden y condicionan sus actos. Nada hay en nuestra cabeza que no haya estado antes en los sentidos y todavía en el mundo de la inversión el peso de las personas y sus actos siguen siendo determinante.