Las decisiones de inversión, dentro de la planificación financiera en el ciclo de la vida, son vitales para el cumplimiento del estilo de vida deseado y la consecución de los objetivos hereditarios para nuestros descendientes. Para ello, es importante orientar las inversiones hacia activos de crecimiento durante la etapa activa y, gradualmente, girar el sesgo hacia activos defensivos que preserven el capital financiero y generen rendimiento para complementar la pensión durante la etapa de la vejez.
Durante los últimos años, derivado de la crisis inmobiliaria y su efecto en el balance de los bancos, tenedores de activos reales y financieros han visto mermados su capital financiero. Para ayudar a mejorar la adecuación de las inversiones al perfil del inversor, es bienvenido el desarrollo de las empresas de asesoramiento independiente que ha impulsado la CNMV, al igual que existen en el mundo anglosajón.
Para aquéllos que se encuentren en la fase de acumulación (o etapa activa), y siempre dentro de una cartera diversificada, permitidme aconsejar detener la mirada en la renta variable.
Si es verdad, el escenario macroeconómico para 2013 es muy frío, y ello no invita a tomar riesgo. No obstante, las expectativas están en mínimos. ¿No nos podemos ver sorprendidos si cuajan los estímulos monetarios y fiscales adoptados a ambos lados del Atlántico? Es posible que la mejora en el crédito y bolsa en 2012 sea la antesala de una mejora de las condiciones económicas en los próximos meses. Existe potencial de sorpresa en el crecimiento económico mundial para el próximo año, los indicadores de actividad nos lo indican. Si volvemos la vista atrás un año, muchos preveían para 2012 un colapso de la eurozona, una caída brusca de la economía China y el abismo fiscal para los Estados Unidos. Ninguno de estos escenarios se ha materializado y los activos financieros (periféricos incluidos) han tenido un comportamiento excelente (bonos, principalmente).
El buen comportamiento del mercado inmobiliario en Estados Unidos y la mejora en las condiciones de financiación de los bancos europeos son señales muy positivas. La “japonización” de los mercados globales de bonos provoca que la bolsa tenga una rentabilidad por dividendo superior y la búsqueda de “yield” provocará una reasignación hacia la renta variable a medida que se disipe la crisis europea y se reduzca la prima de riesgo, ahora en máximos históricos. Además, la competitividad de las empresas europeas está mejorando vía costes y las exportaciones cada vez pesan más en su facturación, todo apoyado por la caída de nuestra divisa.
Todo ello, unido al sentimiento negativo hacia la misma (la inversión en bolsa, tanto por inversores particulares como institucionales, se encuentra en mínimos y la estimación de crecimiento de beneficios empresariales ha sido revisada a la baja, aunque también debo reconocer que no podemos descartar nuevos recortes en las proyecciones por parte de los analistas) me lleva a pensar que, posiblemente, dentro de unos años, muchos se arrepentirán de seguir invertidos en activos “seguros”. La renta variable europea está infravalorada, tanto en términos históricos como en términos relativos. Según los modelos de valoración que manejamos en 2013, podríamos experimentar rentabilidades cercanas a un 20%.
La bolsa, mi querida bolsa, ahí está, nadie la quiere, y todo pinta muy bien…