Gustavo Marín, Asociado de Private Equity en Lift AM y Ana Espárrago, socia del área, explican en esta tribuna las características que valoran más en este tipo de productos de gestión alternativa.
COLABORACIÓN escrita por Gustavo Marín, Asociado de Private Equity en Lift AM y Ana Espárrago, socia del área.
Los activos alternativos continúan captando un interés creciente por parte de inversores institucionales, Family Offices y, cada vez más, por el segmento retail gracias a la democratización de este tipo de inversiones. Se busca, no solo diversificar las carteras (pasando del famoso 60/40 al más popular 40/30/30), sino también aprovechar el alpha de rentabilidad que ofrece este tipo de activos. Si bien, no es oro todo lo que reluce, y en este ámbito no todos los gestores son iguales y la selección es crítica para obtener la rentabilidad deseada.
Como ejemplo, el informe elaborado por Pitchbook (Q22024 US PE Breackdown) refleja una diferencia de ~1x MOIC entre la selección entre los gestores Top Quartile y el benchmark. Esta cifra aumenta hasta ~1,5x veces si los comparamos con el cuartil inferior. La diferencia se acentúa más en sectores muy de nicho (tecnología o finanzas), donde la especialización de los gestores es clave para poder alcanzar los mejores retornos. Desde LIFT analizamos más de 200 fondos al año, si bien solo invertimos en aproximadamente un 5% de ellos, siendo fundamental en nuestra selección un análisis exhaustivo de, entre otros, los siguientes factores clave con el fin de discernir como bien decimos el oro de la paja.
- Estrategia de inversión definida y constante a lo largo del tiempo: Nos gusta elegir gestores que tengan una estrategia de inversión probada a lo largo de diferentes ciclos económicos completos (como mínimo durante por lo menos 3 añadas, pero de promedio los fondos tienen 8 añadas) manteniendo parámetros de inversión constantes tales como inversión en la misma temática, mismo proceso de adquisición o misma forma de creación de valor. Esto nos asegura que no estamos invirtiendo en GPs oportunistas que aprovechan las condiciones del mercado, sino que los retornos vienen dados por un patrón de análisis y gestión homogénea, que facilita que los retornos pasados pueden lograrse en el futuro.
- Alineación de intereses y experiencia del equipo gestor: Desde nuestro punto de vista, se ha de analizar no solo a los socios sino también al equipo gestor que forman los equipos (desde el de inversión al operativo), así como las recientes salidas de socios relevantes y los motivos que las han podidos causar. A nuestro juicio, es fundamental que los socios estratégicos se mantengan en la firma, durante al menos un periodo de entre 10-15 años, pues de esta manera sabemos que los retornos logrados en las últimas añadas (vintage) han sido generados por ellos, otra prueba de que el éxito de los retornos pasados puede ser replicable en el futuro. Asimismo, creemos que es clave la alineación de intereses entre gestor e inversores, es decir, el famoso “skin in the game” que no viene a ser más que la inversión de parte del patrimonio del equipo gestor en el propio fondo (~3-5% del total del tamaño) lo que nos protege de prácticas desleales, pues es su propio dinero el que “está en juego”.
- Tamaño del fondo y frecuencia entre añadas: El nivel de crecimiento del tamaño de los fondos es crítico, ya que en ocasiones los gestores incrementan demasiado el volumen y eso puede provocar que el ritmo de inversión sea más complejo. Ponemos especial énfasis en analizar el incremento del tamaño del fondo frente a la añada anterior (entendiendo los motivos que han llevado a este), así como el número y tamaño de tickets por fondo.
- Retornos Top Quartile y palancas de creación de valor: Creemos que es importante no solo elegir gestores que hayan logrado retornos muy por encima de la media (top quartile) en alguna de sus añadas, sino que lo hagan de forma consistente (mínimo de las 3 últimas). Asimismo, estos retornos solo se consiguen si el gestor es capaz de aplicar palancas de creación de valor basada en fundamentales y en elementos críticos de juicio tales como los múltiplos de entrada y salida, el grado de apalancamiento, mejoras en las métricas de ingresos/EBITDA, y todo ello en perspectiva con el benchmark. Un buen indicador para medir la eficacia de las palancas de valor y la agilidad para posteriormente dar salida a una compañía más saneada y con un mayor EV puede ser el DPI (media que tardan los gestores en alcanzar el 1.0x frente al benchmark) diferenciándolo del TVPI (Total Value Paid in Capital) ya que el DPI es dinero que realmente han devuelto los gestores y el TVPI es el dinero que estiman devolver en un futuro pero que en ocasiones puede alargarse más de lo estimado y, por lo tanto, perjudicar la TIR de los inversores. Desde LIFT, aconsejamos no obviar este matiz y primar en caso de duda el DPI.
- Gestión del riesgo ante entornos macroeconómicos inciertos: Sabemos que este tipo de inversiones conllevan ciertos riesgos asociados al horizonte temporal que las caracteriza, y es por ello que creemos que es crítico que los GPs demuestren una capacidad de primer nivel para gestionar los diferentes entornos macroeconómicos. Cobra especial importancia en este aspecto la gestión del nivel de apalancamiento a la hora de realizar las inversiones, pues solo los mejores son capaces de equilibrar el uso de deuda para maximizar los retornos sin comprometer la viabilidad de las participadas en condiciones adversas (ej. aumento del coste de la deuda en los modelos de inversión, conflictos bélicos, etc.).
Como conclusión, destacar que una buena elección del GPs es crítica para lograr la rentabilidad deseada (con un riesgo menor) en el mundo del private equity y que la labor de due diligence a realizar por el selector ha de ser muy exhaustiva, pues si algo tenemos claro tras años seleccionando fondos rentabilidades objetivo por encima del 20% TIR neta y 2,3x MOIC es que solo los mejores GPs están capacitados para ofrecer un valor sostenible en el largo plazo y maximizar los retornos para sus inversores.