TRIBUNA deTownsend Lansing, analista de ETF Securities.
Aunque la inversión debe ser siempre una decisión consciente, hay una parte crítica de la decisión de inversión que muchos inversores en activos en el extranjero están pasando por alto: los movimientos de las divisas. La mayoría de los inversores operan con divisas, pero a menudo esta no es una decisión activa. Cualquier inversión internacional implica posicionarse en una divisa concreta, a menos que esto se compense cubriendo la divisa en su totalidad o en parte de la posición. Ya se trate de acciones, materias primas o bonos, cualquier inversión que esté denominada en una moneda extranjera para el inversor va a implicar una exposición a divisas. Es importante ser conscientes de la exposición a divisas que existe en su cartera, ya que puede tener un impacto significativo sobre el rendimiento total.
Como se observa en el siguiente gráfico, el factor divisa en la rentabilidad de las acciones de Estados Unidos ha sido significativo. El ejemplo pone de relieve los rendimientos de una cartera de valores Americanos en 2015, desde la perspectiva de un inversor del Reino Unido. Una inversión en el índice estadounidense MSCI US Local Returns habría devuelto casi un 5% en el transcurso de 2015, en gran parte debido a los movimientos favorables de las divisas. El dólar se fortaleció cerca de un 6% frente a la libra esterlina en 2015, compensando la caída de -0.75% en el índice subyacente de referencia para las acciones estadounidenses en dólares.
Aunque en general los movimientos libra (GBP) / dólar (USD) y euro (EUR) / dólar (USD) han sido favorables debido a la fortaleza de la divisa estadounidense en 2015, se ha producido una importante volatilidad de los retornos de las divisas mensuales. Esta volatilidad y la magnitud resultante de los movimientos en los mercados de divisas han hecho que la cobertura de divisa haya sido un tema clave en 2015.
La cobertura y el auge del dólar
La tendencia de la Fed indica que es probable que el banco central continúe con el alza progresiva de los tipos en 2016. El mercado continúa descontando la intención de la Fed de subir los tipos, esperando una única subida a finales de año. A su vez, la fortaleza del dólar a corto plazo podría convertirse a largo plazo en debilidad.
De hecho, si, como creemos, el dólar alcanzase su punto más alto hacia finales del primer trimestre de 2016, los inversores tendrán que adaptarse al nivel de volatilidad de la moneda y al impacto negativo en la rentabilidad de su cartera que podría tener una caída del dólar. Las expectativas de los máximos del dólar en los próximos meses sugieren que los inversores con activos en el extranjero (particularmente los que estén expuestos al dólar) deben cubrir su exposición al dólar.
La volatilidad continúa afectando a la rentabilidad
Aunque la volatilidad de las divisas se ha suavizado a principios de 2016, sigue siendo elevada desde una perspectiva histórica. Parece que durante el resto de 2016 diversos factores van a mantener inestables los mercados. Por lo tanto, los gestores de activos internacionales tienen que ser conscientes de los riesgos inherentes al cambio al adquirir activos extranjeros, ya que los movimientos de divisas rara vez son neutrales.
Las materias primas retroalimentan la volatilidad de las divisas
Las materias primas están generalmente denominadas en dólares y por tanto, deben ser consideradas por los inversores de otros países como activos externos con un riesgo cambiario inherente. Por lo tanto, la mayoría de los inversores en materias primas situados fuera de EE.UU. están directamente expuestos a las fluctuaciones monetarias. Por ejemplo, en 2015 el precio del oro cayó un 10,5%, pero para los inversores europeos esta pérdida se limitó a un 0,3% debido a la apreciación del 10,2% del dólar estadounidense frente al euro durante el mismo periodo.
Si bien los movimientos de divisas pueden afectar al rendimiento de las materias primas, estas dos clases de activos también tienen otros vínculos. La última caída general de las materias primas ha sido uno de los factores que ha contribuido al elevado nivel actual de volatilidad de las divisas y parece que seguirá siendo un catalizador de nuevos movimientos en las monedas durante el próximo año.
Los precios de las materias primas pueden afectar a las divisas a través de la inflación. En particular, el bajo precio actual de la energía está deprimiendo las expectativas de inflación y haciendo la trayectoria futura de la política monetaria global menos predecible. La actividad del banco central ha sido un factor clave en los movimientos del mercado de divisas y es probable que las cada vez más inciertas perspectivas de la política monetaria mantengan la volatilidad monetaria.
Además, la caída de los precios de las materias primas ha perjudicado a los exportadores de materias primas a escala mundial y es poco probable que este impacto sea de corta duración. La reducción del desempleo y la caída de la inversión en los sectores basados en los recursos en todo el mundo seguirán afectando a la marcha de la economía a lo largo de 2016 y provocarán inestabilidad en las monedas de los países exportadores.
Las divisas de mercados emergentes y la demanda de activos refugio
La incertidumbre y la falta de confianza respecto a China pueden causar una fuerte apreciación de las monedas consideradas tradicionalmente activos refugio, como el franco suizo (CHF) y el yen japonés (JPY). Los inversores con exposición a divisas refugio o monedas de mercados emergentes deben ser conscientes de los efectos que una crisis de la confianza a corto plazo puede tener en estos mercados de divisas.
Estos factores tienen potencial para mantener la volatilidad de las divisas en niveles elevados durante 2016 y los inversores deben reflexionar sobre el origen de los retornos de su inversión en activos extranjeros en el año próximo.