Un año más de EAFI….

ramonzarate
Imagen cedida

Echando la vista atrás, se nos antoja heroico haber sobrevivido profesionalmente, con mutación incluida, al finalizado año. Si ha habido algún sector dentro de la marca España en el entorno global actual que ha sacudido los principios que lo sustentaban ha sido el financiero. Las razones, entre otras, males muy arraigados entre los usuarios de ambos lados, incluidos ofertantes y consumidores, que han llevado a la perplejidad de nuestros socios europeos y nos ha catapultado a ser trending topic en varias ocasiones, como país.

Puestos a analizar lo acaecido hasta la fecha, preferimos pecar de positivismo antropológico que de negativismo consecuencia de los errores ajenos, justificación esta última, muy en línea con la incapacidad intelectual de plantear soluciones “innovadoras” a los fallos del sistema.

En esta línea de opinión, ahí va toda la retahíla de puntos positivos del año que finalizamos,
desde las diferentes ópticas, objeto de discusiones acaloradas:

Los productores/ofertantes de instrumentos financieros. Se han reducido los intervinientes con la promesa futura del "lo siento, no volverá a ocurrir". Lo damos por bueno, pero como se desconfía de su buenas intenciones, para el año venidero se le impone a los supervivientes mayores deberes de transparencia. Ya no vale que los clientes firmen los test sin entenderlos, que el objetivo primordial sea la venta o que las sucursales bancarias sean el mercado primario de financiación. En adelante hay que justificar el servicio ofrecido y si éste no es el adecuado por la terquedad del usuario, dejar clara esta circunstancia.

Los usuarios de instrumentos financieros. Siempre sospechamos que eran simples en sus aspiraciones financieras, en su gran mayoría, por lo que el acicate fundamental a sus inquietudes eran la rentabilidad ofrecida y la naturaleza de quien lo hacía. Desmontadas estas creencias, fácil de acreditar por los titulares que han generado, ya empiezan a ser conscientes de que no hay euros a céntimos y que business es business. Ya saben el coste económico que tiene la confianza en las instituciones financieras y la fe en sus conocimientos sobre la materia. Somos positivos porque esperamos que la parte más relevante del proceso, los usuarios, serán más partidarios, a la vista de los hechos, de solicitar opiniones de terceros que hasta la fecha no entraban en sus disquisiciones.

Los asesores de instrumentos financieros. La cifra se ha incrementado y esperamos que siga siendo así. Hay muchos y muy buenos asesores en este país llamado España a los que todavía les falta algo de emprendedores. No se lo ponen fácil cambiar hacia esta actitud, porque lo errores ajenos los paga la parte más débil del sistema, los asesores de inversión, vía un incremento de la regulación normativa, hasta el punto que de cara al futuro puede resultar extenuante. Las estructuras existentes en la actualidad que aglutinan a gran parte de este colectivo deberían trabajar en estas líneas de actuación, simplicidad de cumplimiento normativo a través de una voz única e inequívoca.

Los que controlan a los que intervienen en el proceso. Pasamos de los contratos tipo y las comunicaciones estandarizadas a las especificaciones, una mayor claridad en las  documentaciones con contenido financiero y un control periódico más exhaustivo de las empresas que prestan servicios de inversión. Si las reformas planteadas valen para que responda quien oferta productos sin estar autorizado, con rentabilidad irreal, con riesgos ocultados, con la promesa de cuantiosos beneficios o de cualquier forma obtenga beneficios ilícitos en la prestación del servicio en inversiones, bienvenidas sean.

Como preferimos ver el vaso medio lleno más que medio vacío, ya avisamos de nuestros
dejes, lo acaecido en el sector, con mucha sangre sudor y lágrimas por medio, ha permitido
que se sienten las bases para seguir avanzando en el futuro, sin que esto signifique que no
haya que seguir trabajando en mejorarlo, mediante la colaboración de todas las partes que
intervienen en el proceso de distribución de instrumentos financieros.