¿Una nueva norma en Europa?

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Imagen cedida

El año 2012 está llegando a su fin y, quizá, sea el momento de preguntarse cuán exitosa ha sido la acción de los gobiernos europeos para intentar solucionar la crisis. El crecimiento en la eurozona es plano y el pronóstico para 2013 es todavía bastante sombrío. Sin embargo, cuando en el futuro volvamos la vista atrás hacia las medidas recientes, podríamos ver que 2012 ha sido un punto de inflexión para Europa.

Sin dudas, el crecimiento ha sido bajo, pero se ha producido un firme progreso político. Si sólo se tienen en cuenta los datos macroeconómicos, la situación es bastante difícil. Las perspectivas de crecimiento son muy poco alentadoras, en especial para aquellos países que han puesto en práctica medidas de austeridad a gran escala. Europa se presenta hoy en día como una pintura impresionista: si el ojo se centra en un punto pequeño, pierde la visión de la pintura global.

Hay ahora en marcha una serie de nuevos factores que han ayudado a evitar un riesgo sistémico y a restaurar un pequeño grado de confianza. El protagonista principal es, sin duda, el BCE. Su presidente, Mario Draghi, ha sacado adelante un cambio político triple. En primer lugar, el banco se ha convertido en la piedra angular del plan de unión bancaria. Además de ser el banco de los bancos europeos, su poder se ha extendido hasta la regulación, supervisión e, incluso, tiene la capacidad para sancionar a los bancos nacionales. La idea es detener el círculo vicioso entre riesgo soberano y riesgo bancario. Además, el programa OMT subraya dos cambios en la política del BCE. Por un lado, la misión del banco ha dejado de ser sólo la estabilidad de precios, sino que ahora también incluye medidas para poner remedio a cualquier mal funcionamiento en la moneda única. Por el otro, ha aceptado actuar como prestamista de última instancia para un estado miembro, aunque dentro de un estricto marco de un programa co-firmado por las instituciones europeas.

La validación del MEDE por parte del Tribunal Constitucional alemán y el pacto presupuestario han significado otro alivio importante.  De hecho, Europa no lo está haciendo tan mal cuando nos tomamos la molestia de ver los signos positivos de sus acciones. Y en contra de la opinión de los euroescépticos que predijeron el colapso de la aventura global no hace mucho tiempo, ningún país del Club Med ha quebrado.