En este desayuno organizado por FundsPeople, Ignacio Ballesteros (Inversis), Raquel Blázquez (Ibercaja), Daniel Lázaro (BBVA AM) y Rocío Poquet (Aegon AM) analizan el mercado de deuda teniendo en cuenta las el cambio en la política monetaria.
Oportunidades y riesgos de la renta fija en el tramo final del año
A nivel de oportunidades, para BBVA Asset Management hay dos factores macro que apoyan que la renta fija sea un activo “destacado” en términos de rentabilidad esperada” a medio plazo y, más concretamente, la deuda soberana y el crédito de alta calidad.
El primer factor “positivo” son las tasas de inflación, “donde las tasas están cayendo en las principales economías”, recalca su gestor de fondos del equipo de Multi-asset, Daniel Lázaro. Sin embargo, los banqueros centrales “no prevén un rápido retorno a los objetivos de largo plazo”. Y pone de ejemplo que hasta 2024, tanto Europa como Estados Unidos, prevén una tasa subyacente todavía “muy por encima” del objetivo del 2%.
El segundo aspecto es el crecimiento. “Seguramente, la recesión severa va a ser evitada y va a haber un aterrizaje suave de las principales economía”. En BBVA AM estiman un avance del Producto Interior Bruto (PIB) para la Eurozona de en torno al 0,6% y para EE.UU. de alrededor del 2,1% para el conjunto de 2023.
A nivel de riesgos, Lázaro señala el hecho de que pueda darse un “repunte” de la inflación que obligue a las autoridades monetarias a ser “más agresivos, lo que penalizaría a la renta fija”, y el encarecimiento del petróleo, que desde julio registra una tendencia al alza.
1/4Ibercaja también recalca la “resistencia” de la economía, pero advierte de que ante los últimos datos de actividad y agregados monetarios “estamos viendo una pérdida de momentum de la actividad económica y podríamos hablar de ligera recesión o desaceleración fuerte en algunas regiones”.
Este menor dinamismo sumado a la desaceleración de la inflación, “aunque más lenta de lo que a todos nos gustaría”, indica que “estamos en la fase final del ciclo de subidas de tipos de interés”, afirma su jefa de Inversiones de Banca Privada, Raquel Blázquez Alonso, quien estima que al Banco Central Europeo (BCE) le quedan uno o dos movimientos y a la Reserva Federal (Fed), como mucho, uno. Por lo tanto, “en la mente de los inversores ya no está la subida, sino cuánto tiempo se van a mantener los tipos en estos niveles y cuándo van a ser las primeras bajadas”.
En este contexto, Blázquez diferencia entre los factores que mueven a la deuda a corto plazo y a largo plazo. En el primer caso, está más condicionada por las decisiones de los bancos centrales, mientras que en el segundo, por las expectativas de crecimiento económico y/o de la evolución de los de los precios.
Entre los riesgos, además del riesgo de tipo de cambio si se invierte en divisa no euro, destacaría el riesgo de tipos de interés, si por una mayor inflación de la prevista se produce mayor tensionamiento en los tipos de interés y el riesgo de crédito en caso de un “deterioro muy fuerte de la actividad económica” que pueda desembocar en impagos de emisiones de menor calidad crediticia.
Con respecto a las oportunidades, “hay que estar atentos, pues el mercado las ofrece”, como ocurrió con la crisis financiera de primavera, que se “pudo entrar en entidades financieras de calidad que estaban tensionadas” y a mediados de agosto, con el tensionamiento de las curvas, que ha permitido “alargar algo la duración”.
2/4En opinión del selector de fondos de Inversis, Ignacio Ballesteros, “momentos en los que los precios están en rangos máximos, pueden ser propicios para rebalancear las carteras”, teniendo en cuenta que las rentabilidades en la renta fija están en máximos de 20 años en Estados Unidos y que la renta variable está en buenos niveles con, por ejemplo, el S&P cotizando a un 5% de máximos de 2021.
En cuanto al riesgo, Ballesteros llama la atención en que la subida de tipos aún no está teniendo el efecto real que buscan los bancos centrales en la economía en general y en empresas y consumidores, en particular.
En este sentido, explica que los agentes que se financiaron antes del inicio de las subidas a tipos fijos están pudiendo invertir su liquidez en activos seguros a tasas más altas, por lo que se están viendo beneficiados. En el momento en el que tengan que refinanciar esa deuda se verá el verdadero impacto de la subida de tipos, que dependerá, no obstante, de la duración del periodo que se mantengan altos los tipos de interés. “Lo que ocurriría es que, si hay una prolongación del actual entorno monetario, los efectos que los bancos centrales desean impactarían más tarde de lo que esperan y, en el caso de que se produzca una bajada de tipos, que este periodo de tipos altos no sea tan prolongado, se financiarían a un tipo nuevamente bajo y el efecto que buscan las autoridades no se habrá conseguido”.
3/4Coincide Aegon Asset Management en poner sobre la mesa el efecto tardío de las medidas monetarias, recordando esa máxima de que las subidas de tipos pueden tardar hasta unos 18 meses en manifestar sus efectos en la economía real. Su sales Manager Wholesale, Rocío Poquet Nieto, fija a partir de 2024-2025 el momento en el que las empresas se enfrenten a mayores “dificultades” cuando tengan que refinanciarse a tipos de interés altos.
Prevé que la inflación, especialmente la subyacente, va a permanecer alta, al menos, durante los próximos 12 meses, lo que va a condicionar a las autoridades monetarias y, por ende, las actuaciones de cada país que, en algún caso, están “retroalimentando” la inflación con políticas fiscales que “dificultan más aún, si cabe, la labor de los bancos centrales, que están viendo cómo cada Estado miembro de la Unión Europea lleva ritmos de crecimiento y de inflación diferentes”.
Resalta también cómo el motor de crecimiento europeo se está trasladando desde las manufacturas al sector servicios. “Aquellos países más fuertes en servicios son los que están soportando las economías, independientemente de los niveles de inflación que se manejen”.
Destaca, asimismo, la fortaleza del mercado laboral, tanto en Europa como en EE. UU., y cómo los resultados empresariales no se están deteriorando al nivel previsto. Ante la advertencia de una posible recesión, “las empresas han aprovechado para desapalancarse, generar más flujo de caja, reestructurar y acomodarse a una posible recesión severa, que es la que ya se ha descontado en los mercados y que sigue sin llegar”, y que, en su opinión, será un aterrizaje suave el que experimente Estados Unidos.
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