Por qué 2023 ha sido el año de renta fija en captaciones pero no en rentabilidades

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Fuente: Viktor Forgacs (Unsplash)

A finales de 2022, la amplia mayoría de gestoras coincidía en señalar a la renta fija como la gran ganadora de 2023. Se apoyaban en esas estimaciones en las entonces primeras subidas de tipos que llevaban a cabo los bancos centrales y que se han mantenido hasta hace apenas un mes.

Con ese cambio de rumbo, las rentabilidades positivas volvían a las emisiones tras años de rentabilidades al 0%. Esto, unido a la visibilidad que demandaban los inversores tras un año de mercado como fue 2022 nefasto tanto para la renta fija como para la variable fue razón suficiente como para los expertos recomendaran volver a invertir en este activo.

Las gestoras se lanzaron a registrar fondos de renta fija, la mayoría con vencimientos de corto plazo, y los inversores respondieron al envite en forma de suscripciones. Tanto que a cierre de noviembre, las categorías de fondos que más suscripciones netas acumulan en el año son, por este orden, fondos de renta fija, monetarios y rentabilidad objetivo. Entre las tres suman 34.000 millones de euros.

Sin embargo, si se mira más allá de las ventas y se pone el ojo en las rentabilidades, lo cierto es que, aunque la renta fija ha conseguido dar rentabilidad positiva a sus partícipes en este año, ésta ha estado muy por detrás de lo que han logrado las categorías más arriesgadas como las centradas en renta variable. Solo por mencionar dos ejemplos: los fondos de bolsa española logran en 2023 alzas del 18% y los fondos índice, la mayoría de renta variable, suman rentabilidades medias del 19%, según Inverco.

El binomio economía/inflación

¿Qué es lo que explica que 2023 no haya sido el gran año de la renta fija en lo que a rentabilidad se refiere? Hay dos causas. Por una parte, está el ritmo de subidas de tipos de los bancos centrales, que se ha mantenido en el tiempo más de lo previsto. "La economía ha estado más fuerte de lo que se esperaba y la expectativa de bajadas de tipos han tardado en llegar", afirma Diego Fernández Elices, director de inversiones de A&G. Al evitar la economía caer en una recesión generalizada y con la inflación aún por encima de los niveles objetivos  del 2%, los bancos centrales han ampliado en el tiempo esas subidas de tipos. Y con cada subida de tipos, los intereses de los bonos se disparan y caen los precios.

Por otra parte, la resistencia de la economía ha dilatado esos recortes en las estimaciones de beneficios que se esperaban ya para este año y que apenas se ha n producido y eso, y unas valoraciones muy ajustadas tras el fatídico 2022, ha dado alas a las compañías en bolsa.

Qué se espera para 2024

Ahora, con el parón en las subidas de tipos ya iniciada y con la previsión de que se empiecen a ver bajadas durante el primer semestre de 2024, vuelve a haber consenso en que la renta fija presenta mejores oportunidades que la renta variable de cara al año que viene. Eso sí, con algunos cambios con respecto a lo que se recomendaban hace un año.  "Hoy la tesorería es un activo muy cómodo. Está a unos niveles muy rentables, pero empezará a reducir su retorno y atractivo, probablemente en el segundo trimestre de 2024, con una reducción que será paulatina”" afirmaba Miguel Ángel García, director de inversiones de Diaphanum.

De ahí, que las estrategias más repetidas pasen por elevar las duraciones de las carteras de renta fija y por recurrir a deuda de alta calidad. "La principal apuesta es la de los bonos de alta calidad tanto soberanos como corporativos", defiende Alejandro Vidal, responsable del equipo de Investment Managers de Deutsche Bank España.