Cuando hace ya 10 años los bancos centrales occidentales orquestaron un plan para conseguir impulsar la economía y la inflación a cambio de políticas monetarias laxas pocos podían imaginar que dicha política desembocaría en una mayor inflación de activos que económica, como se ve en este gráfico publicado por Funds Academia. Pero es que además, probablemente tampoco se esperaran que esa política de tipos bajos no provocaría una huida de los inversores desde los activos menos arriesgados como los de renta variable a otros de mayor riesgo como los de renta variable. De hecho, si algo han comprado los inversores en la última década han sido productos de renta fija al calor de unas rentabilidades sostenidas precisamente por las acciones de los bancos centrales.
El año 2019 no fue la excepción. El giro acomodaticio que han protagonizado tanto el BCE como la Fed provocó tal movimiento en el mercado de renta fija que los inversores trataron de aprovechar añadiendo a sus carteras más productos de deuda. Y eso se ve en los flujos de fondos. Según los datos de EFAMA, al cierre de septiembre habían salido 76.000 millones de euros en UCITS de renta variable, frente a los 240.000 millones de euros de entradas netas en UCITS de renta fija.
Ese hambre de yield no solo ha beneficiado a los gestores de fondos activos sino también a los gestores pasivos, y más concretamente, a los que concentran su oferta de producto en ETF. Tanto es así que los flujos anuales en ETF de renta fija a nivel mundial ascendieron a los 255.028 millones de dólares, según los datos de Morningstar. La cifra no es solo la más alta vista en la última década sino que, además, marca un hito histórico, ya que supone prácticamente la mitad (48%) del dinero que captaron los ETF a nivel mundial (se incluye renta fija y renta variable), lo que deja en mínimos la diferencia con respecto a los flujos obtenidos por los ETF de bolsa.
Evolución de las sucripciones netas en ETF mundiales | ||
Datos en millones de dólares | ||
Año | Renta variable | Renta fija |
2010 | 122.733 | 40.036 |
2011 | 95.234 | 46.648 |
2012 | 160.749 | 71.474 |
2013 | 234.404 | 21.524 |
2014 | 230.634 | 80.329 |
2015 | 255.734 | 91.658 |
2016 | 236.127 | 122.166 |
2017 | 478.133 | 163.335 |
2018 | 336.786 | 129.452 |
2019 | 271.884 | 255.028 |
Fuente: Morningstar Direct. Datos al cierre de 2019 |
Y esta situación es incluso más positiva para la renta fija cuando se analizan las suscripciones solo de fondos cotizados domiciliados en Europa, puesto que según los datos que acaba de publicar Amundi, los ETF de renta fija cerraron 2019 con flujos netos por valor de 55.000 millones de euros, superando así los 48.000 millones que obtuvieron los ETF de renta variable.
No en vano, el peso de este tipo de productos en el mercado de deuda no ha hecho otra cosa que crecer a medida que los bancos centrales reconfirmaban sus políticas monetarias laxas e impulsaban por tanto el potencial del mercado de renta fija. De hecho, según los datos de Bank of America los ETF de renta fija ya gestionan el 11,7% de los activos bajo gestión que hay en mercado de deuda, una cifra que cada vez se acerca más al 14,6% de lo que suponen los ETF de renta variable en el mercado de acciones.
La gran duda está en si el mercado de ETF de renta fija ha alcanzado ya su techo o aún puede seguir incrementándose en la década que acaba de comenzar teniendo en cuento que el recorrido que le aguarda a la renta fija es cada vez más limitado en un contexto de política monetaria acomodaticia que se prevé que se mantenga así al menos a medio plazo. Desde BlackRock consideran que son muchas las razones por las que los ETF aún pueden seguir al alza y de hecho, prevén que el los activos en ETF de renta fija a nivel global se dupliquen hasta 2026. “Se mantendrá el crecimiento en todo tipo de inversores, desde individuales hasta institucionales. Hoy, los bonos individuales están en gran parte en las manos de bancos, bancos centrales y corporaciones, pero los inversores individuales están ahora empezando a comprar ETF de bonos”, apuntan desde la gestora.
Entre las causas que apuntan para justificar esa estimación de crecimiento se encuentran que cada vez se recurre más a este tipo de productos para darles usos que no se les daban en el pasado. En concreto, cita seis usos que están viendo en este segmento del mercado: asignación táctica de las carteras, asignación estratégica de las mismas, alternativa al efectivo, gestión de la liquidez, como cobertura de las carteras y como vehículo de transición.
Una idea con la que se muestra de acuerdo Nina Petrini, responsable, UBS AM ETF Iberia: "Existe un mercado por desarrollar en el ámbito de la renta fija, que se irá volviendo más sofisticado y granular, al igual que ha ocurrido con los ETF de renta variable".