Resumen del panel de la Conferencia Morningstar Navigating the Fixed Income Space, en el que participaron Paul Read (Invesco), Suzanne Hutchins (BNY Mellon IM) y Rob Drijkoningen (Neuberger Berman).
Si pudiera preguntar a un gestor multiactivos qué activo financiero ofrece actualmente mejor ecuación rentabilidad/riesgo, ¿qué respuesta podría esperar? Esto es lo que ha hecho Morningstar en el marco de su conferencia anual de inversión en Madrid, al reunir a Paul Read (Invesco), Suzanne Hutchins (BNY Mellon IM) y Rob Drijkoningen (Neuberger Berman) en el panel Navigating the Fixed Income Space. Su respuesta ha sido casi unánime: hoy la renta variable ofrece una mejor compensación por el riesgo asumido, junto con algunas partes de la renta fija emergente.
“La renta variable va a ser la inversión más atractiva a medio plazo. Invertir en blue chips ofrece rentas y, en general, un retorno superior a la renta fija. Es cierto que tienen más volatilidad, pero al menos eres recompensado por asumir ese riesgo; además, el pago de dividendos y el poder de fijación de precios de estas empresas ofrecen una protección contra la inflación que la renta fija no da”, resume Paul Read, que es co director de renta fija de Invesco y co gestor de algunos de los fondos que integran la reconocida gama de mixtos de la firma, como el Invesco Pan European High Income Fund (calificado como Blockbuster y Consistentes Funds People).
“Encontrar sectores notorios en la renta fija no es fácil, los bonos no ofrecen suficiente compensación por el riesgo asumido. Por ejemplo, los bonos del sector de ventas minoristas se han vuelto muy peligrosos”, añade el experto. Éste concluye que “un escenario en el que la renta variable no supere a la renta fija en los próximos diez años implicaría que la economía estaría en un entorno deflacionario, muy pesimista”.
Suzanne Hutchins, gestora de BNY Mellon IM al frente del BNY Mellon Global Real Return Fund (calificado como Blockbuster Funds People) tiene una opinión similar, aunque con matices: “La renta variable todavía ofrece un perfil de rentabilidad/riesgo mejor a medio-largo plazo, pero debemos tener en cuenta que la mayor parte del avance de las valoraciones ha sido por las tasas de descuento frente a otros activos y por el incremento de los márgenes y de los beneficios. Ahora que las valoraciones están tan altas y los márgenes en máximos, muchas compañías son vulnerables a una corrección”. Hutchins cree que 2018 “será un año de transición, en el que se va a necesitar mucha flexibilidad para poder asignar capital a distintos activos”. “Recomendamos ser muy selectivos con aquello en lo que se invierta”, insiste Hutchins.
Rob Drijkoningen está al frente de la gama de fondos de renta fija emergente de Neuberger Berman. “Ahora es difícil conseguir un retorno de doble dígito invirtiendo en deuda emergente, los situamos más en el territorio del 6% al 7%, con preferencia por la divisa local en el corto plazo, aunque en el largo plazo es más volátil. Preferimos invertir en deuda soberana antes que en la corporativa porque creemos que hay mayor margen de estrechamiento de diferenciales en el primer caso”, detalla.
Sobre la Fed y los Treasuries
El panel sobre renta fija también dejó otros dos puntos de consenso. El primero, que el hecho de que el treasury a diez años haya alcanzado el 3% no tiene por qué ser negativo: “Que el bono estadounidense a diez años esté cotizando al 3% en un contexto de final de ciclo es en realidad muy atractivo, pero los inversores deben recordar que cualquier activo financiero ha sido fuertemente financializado, por lo que es necesario ser muy cuidadosos”, indica Hutchins.
“Si el bono estadounidense a diez años vuelve al 3% y se mantiene, creo que es una inversión atractiva”, coincide Read, aunque matiza que el impacto de los costes de cobertura resta gran parte del atractivo a los inversores en euros o libras, como es su caso: “Ojalá fuera un inversor en dólares. Invertir en dólares ahora es genial: puedes conseguir un 3% invirtiendo en treasuries y añadir otro 1,5% al invertir un poco en bonos con calificación A o BBB sin riesgo de tipo de cambio”.
El experto considera que actualmente “el lugar más seguro para invertir del mercado de renta fija son los bonos del Tesoro estadounidense a dos años”, seguidos por los TIPS de baja duración, porque ofrecen protección sobre el capital. Read añade que los CoCos “son relativamente seguros y generalmente puedes conseguir con ellos un retorno superior a gran parte del que ofrece el high yield”.
El segundo punto de consenso fue en torno a los riesgos para el contexto macro. Read y Drijkoningen apuntaron directamente al ciclo de subidas de tipos de interés de la Fed: “El mayor riesgo para el mercado es que el endurecimiento de las políticas de la Fed se prolonguen hasta que se produzca una desaceleración de la economía estadounidense y pierdan coherencia en relación con la situación económica”, indicó este último.
Del QE al QT
Los tres expertos coincidieron en que el entorno actual se está desplazando hacia un menor intervencionismo por parte de los bancos centrales – que definen como Quantitative Tightening (QT)-, algo que perciben como positivo. “El QT es un proceso importante, emocionante: los rendimientos tenderán al alza, habrá más volatilidad y las valoraciones se normalizarán”, afirma Read. El experto coincide con Hutchins en recomendar prevención: “Tenemos que ser muy cuidadosos: algunos activos están cotizando al precio equivocado, por lo que los inversores deberán elegir activos que les vayan a proteger, no que les vayan a dañar”.
“El problema del entorno QT, junto con las subidas de los tipos, sobre todo en EE.UU., es la reducción de la liquidez en un momento en que los precios de los activos financieros parecen distorsionados y se ha incrementado la correlación entre activos”, observa la gestora de BNY Mellon por su parte. La experta detalló que actualmente casi un tercio de la cartera del BNY Mellon Global Real Return Fund está en efectivo, porque considera que ofrece dos cualidades muy valiosas en el contexto macro actual: “Ofrece opcionalidad, porque podemos invertir en el mercado durante fases de venta, y liquidez, que es absolutamente clave en este entorno. Nos preocupa mucho que pueda producirse un shock en mercados como el del high yield o el de préstamos, que han estado captando muchos flujos en los últimos meses”, comenta Hutchins.
El gestor de Neuberger Berman continúa con su análisis de los emergentes, apuntando a que, si bien en líneas generales presentan un apalancamiento menor al de los países desarrollados, “por supuesto existen algunas áreas de desequilibrio dentro del universo, como por ejemplo Turquía o China. Pero es natural que los países emergentes estén atravesando distintas fases de desarrollo, se ha de tener en cuenta que todavía están digiriendo los ajustes efectuados después del Taper Tantrum de 2013”. El experto aprovecha que se ha celebrado el 5º aniversario de esta famosa rabieta del mercado – que afectó especialmente a los Cinco Frágiles, países con desequilibrios fiscales y comerciales y ausencia de reformas estructurales- para trazar un paralelismo con la actualidad: “Creemos que si EE.UU. llega a tener déficits gemelos claramente será negativo para el dólar, aunque no creemos que vaya a producirse en el corto plazo. Veremos ramificaciones en el futuro sobre otros países donde también estamos viendo un incremento del déficit y la reducción del superávit fiscal”.