El superávit comercial y el incremento de los flujos netos de capital en la eurozona apoyan la revaluación de la divisa. El BCE hará bien en no retrasar demasiado su programa de expansión cuantitativa.
Las últimas medidas anunciadas por el BCE en su reunión de junio han conseguido rebajar los tipos de interés de los bonos y los instrumentos monetarios de la eurozona. Sin embargo, la depreciación del euro —uno de los objetivos de las medidas y esencial para afianzar la recuperación en la eurozona—, no se ha producido. ¿Por qué?
Didier Borowski, director de estrategia y análisis económico de Amundi, atribuye la fortaleza de la moneda única al “estrecho vínculo que existe entre el comportamiento del euro y la balanza de pagos de la eurozona”, que está apoyando la revaluación de la divisa (gráfico 1, abajo).
Pero ¿qué factores concretos están impidiendo la depreciación del euro? En el último informe de estrategia de inversión de la gestora, Borowski señala dos: el superávit comercial y el incremento de los flujos netos de capital. Por un lado, “el superávit comercial de la eurozona continúa aumentando y se sitúa ya cerca del 3% del PIB, su nivel históricamente más alto. Las balanzas por cuenta corriente de los países del sur de Europa han regresado a territorio positivo y las de los países del núcleo, que ya registraban superávit, no han disminuido” (gráfico 4). Para el experto, esta situación responde, en parte, a la caída de las importaciones como consecuencia de la recesión y la débil demanda y, por otra parte, a las mejoras de competitividad observadas en los países de la periferia.
En segundo lugar, la eurozona vuelve a ser receptora de flujos netos de capital (inversión directa, acciones) y se ha anotado 120.000 millones de euros en los últimos doce meses (gráfico 2). “Los inversores extranjeros, que salieron de los activos de riesgo europeos durante la crisis de deuda, han vuelto para capitalizar la ‘normalización’ de los precios de los activos, que parecen baratos en términos relativos”. El resultado es que la balanza de pagos prácticamente se ha duplicado en un año hasta marcar un máximo histórico en cerca del 4% del PIB.
Ante esta situación, ¿qué podemos esperar? Borowski opina que, si el BCE no hubiese actuado, el euro habría continuado apreciándose, impulsado por el superávit de la balanza de pagos. No obstante, el experto espera que el superávit empiece a reducirse en 2014-2015. “Por una lado, el superávit comercial se reducirá a medida que se recupere la demanda interna y aumenten las importaciones y, por otro lado, los flujos de capital se frenarán a medida que desaparezca el descuento relativo de las acciones europeas”.
Por este motivo, Borowski cree que los argumentos bajistas acabarán ganando peso y provocarán la depreciación del euro, aunque advierte de que el proceso podría llevar más tiempo del previsto, “sobre todo si la recuperación interna de la eurozona decepciona y si el BCE tarda demasiado en anunciar un programa de expansión cuantitativa”.