Por qué parece que 2018 está siendo especialmente doloroso

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tricky (rick harrison), Flickr, Creative Commons

Si siente que 2018 está siendo un ejercicio complicado para el inversor no es su imaginación. La vuelta de la volatilidad a los mercados ya es una realidad. El número de días que el S&P 500 se ha movido más de un 1% al alza o a la baja este año es notablemente superior a 2017. 

Como se aprecia en el gráfico de Janus Henderson a continuación, la cifra para 2018 está en línea con años como 2013 y 2014, y con el histórico en general, pero el recuerdo de la calma chica de hace apenas 12 meses pesa en el sentimiento inversor. “Y los inversores se van a tener que acostumbrar a ello”, sentencia Oliver Blackbourn, gestor del equipo multi-activo de la firma.

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¿Tan decisivo es el Tesoro americano? 

La principal causa de la debacle de la anterior semana es el Tesoro americano. El bono americano a 10 años tocó el 3,26%, su máximo en siete años. ¿Tan determinante es ese nivel para desencadenar una corrección? Desde DWS muestran sus dudas. Como bien señalan, la mayor parte de las recientes subidas de tipos de interés se debieron a la subida de los tipos de interés reales, que ahora también se sitúan en su nivel más alto de los últimos 7 años. Y así se aprecia en el siguiente gráfico.

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Para la firma alemana, esto sugiere que se avecina un sólido impulso económico y que la Fed está ajustando a un ritmo adecuado. Pero también ven razones para la cautela. Por un lado, porque es posible que el Tesoro americano esté sobrevendido a estos niveles. Varios factores técnicos, como el aumento temporal de las coberturas, están desapareciendo y las posiciones cortas han vuelto a niveles extremos como los vistos en septiembre. 

Por otro lado, este repunte de la deuda también puede ser más un chivo expiatorio para los inversores de renta variable que se preocupan por otros riesgos, “comenzando por las tensiones comerciales mundiales que están a punto de estallar”. Y por último, no hay garantía de que los mercados de bonos hayan hecho las cosas bien. “Ni los inversores en bonos ni los bancos centrales son tan omniscientes como uno desearía a veces”, defienden desde DWS.