¿QE a la europea? El BCE puede decepcionar en su reunión de septiembre

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European Parliament, Flickr, Creative Commons

El mediocre dato del crecimiento del PIB en la eurozona durante el segundo trimestre, junto con la inflación a la baja y el euro todavía fuerte, han llevado a Schroders a romper la pauta de optimismo con el Viejo Continente que se lleva manteniendo desde septiembre del año pasado: la gestora británica ha revisado su previsión del PIB de la zona euro a la baja, desde el 1% que preveía en el trimestre anterior (en coincidencia con el consenso de mercado) hasta el 0,8%. Asimismo, ha rebajado la previsión de crecimiento para 2015 hasta el 1,2% desde el 1,4% que calculaba previamente (el consenso espera un 1,5%).

También ha revisado sus expectativas de inflación a la baja, teniendo en cuenta que las recientes caídas del precio del gas natural aún no se han reflejado en las facturas de los hogares. Si antes esperaban que el IPC de la zona euro superase el 1% para finales de este año, ahora consideran que esto es improbable y calculan que se quedará en el 0,7%; en este caso son ligeramente más optimistas que el consenso de mercado, que cifra la inflación en el 0,6% (la inflación se situó en el 0,4% en julio). Asimismo, se ha revisado a la baja la previsión para 2015, hasta el 1,1% frente al 1,2% anterior. 

Dicho esto, los economistas de Schroders destacan la notable dicotomía entre los fundamentales de la eurozona y sus mercados bursátiles: “El débil crecimiento de la eurozona y la escasa inflación son preocupantes. Sin embargo, los mercados están eufóricos con la especulación de que el BCE se pueda embarcar en un QE en el futuro próximo”.

BCE al rescate… o aún no

“La combinación de una inflación más baja y un crecimiento más mediocre de lo esperado ha llevado a los inversores a rebajar sus expectativas de inflación en el medio plazo”, advierten los expertos. Éstos señalan que la medida a la que más atención le presta el BCE es el cupón cero para el swap de inflación a cinco años, que recientemente cayó por debajo del 2% por primera vez. A esto se añade que Mario Draghi admitió en su discurso en el simposio económico de Jackson Hole que las expectativas de inflación están muy bajas y que si se prolongase esta situación durante mucho tiempo, la estabilidad de los precios correría riesgos mayores.

A los británicos les preocupa tanto la evolución del coste de la vida que han desarrollado un escenario deflacionario, aunque afirman no haber visto un cambio en las pautas de consumo de las familias en respuesta a la baja inflación. “Si viéramos que las familias cambian su comportamiento porque anticipan precios más bajos, entonces juzgaríamos que el riesgo de deflación será mayor y esperaríamos a que el BCE lo confirmase con una acción más agresiva (el QE)”, advierten. Consideran que en el entorno actual lo que está sucediendo es que las familias disponen de mayor nivel de vida gracias a la menor inflación, lo que está ayudando a impulsar el consumo minorista.

Desde Schroders resaltan otros puntos de la intervención de Draghi en Jackson Hole. En primer lugar, su alusión a que las expectativas de inflación en el corto plazo también han cedido, lo que significa que los tipos de interés reales en la eurozona han subido. “Normalmente, esto habría impulsado una respuesta política del BCE y, de hecho, una afirmación de Draghi ha propulsado desde entonces la especulación de que está más por venir”, afirman los economistas. En concreto, el presidente del BCE afirmó que “el Consejo de Gobierno admitirá esos progresos y en este mandato se usarán todos los instrumentos disponibles necesarios para asegurar la estabilidad de precios en el medio plazo”… una nueva señal para esperar un QE a la europea.

“Aunque el discurso de Draghi fue claramente 'dovish', especialmente en lo relacionado con la posibilidad de que la política fiscal juegue un papel mayor para impulsar la demanda, nos cuesta creer que el BCE anunciará medidas más agresivas, como un QE de deuda soberana, cuando se va a liberar liquidez extra a los bancos (vía TLTRO) el mes que viene y todavía se está trabajando en las compras de titulizaciones”, declaran los economistas de Schroders. Por ello, creen que la reunión de la autoridad monetaria europea en septiembre podría decepcionar al mercado.