Existen cuatro factores que, según algunos expertos, el mercado no está poniendo en precio y algunos mitos sobre la bolsa europea que conviene desmontar.
El 2015 se anunciaba como el año de la renta variable europea. Tras cinco años con los ojos puestos en la bolsa de Estados Unidos, el interés general de los inversores se tornó hacia el Viejo Continente en busca de nuevas oportunidades. A la vista del programa de flexibilización cuantitativa del BCE y las expectativas de un mayor crecimiento (tanto en términos de PIB como en beneficios empresariales), los inversores apostaron casi unánimemente por esta clase de activo. Sin embargo, tras nueve meses de mercado alcista, la renta variable europea ha perdido todas las ganancias conseguidas en el primer trimestre, lo que ha llevado a muchos inversores a preguntarse si, tras el rally de los últimos años, estamos ante un cambio de la tendencia o solo ante un alto en el camino. ¿Qué cabe esperar de la renta variable a partir de ahora?
Diego Franzin lo tiene muy claro. El director de renta variable europea de Pioneer Investments considera que, si bien los próximos meses seguirán marcados por la volatilidad mientras los inversores buscan datos que confirmen la evolución del PIB mundial, la estabilización de los emergentes y una mayor visibilidad en la política de la Fed, los motivos fundamentales para invertir en bolsa europea no han variado. “A pesar de la reciente volatilidad, la temporada de beneficios empresariales del segundo trimestre ha confirmado las tendencias positivas registradas durante el primero y Europa ha superado a Estados Unidos por primera vez en la era postcrisis en términos de crecimiento basado en beneficios por acción (que sitúa entre el 8 y el 9%). Desde una perspectivas a medio plazo, los principales argumentos a favor de esta clase de activo siguen intactos”, asegura.
Entre ellos cita el mayor crecimiento basado en el efecto favorecedor que sobre el consumo interior y la masa monetaria disponible de la eurozona ejerce el QE, las expectativas de crecimiento de los beneficios de dos dígitos, unas valoraciones que siguen siendo atractivas y el surgimiento de operaciones de fusiones y adquisiciones, un argumento nuevo que nace debido a la enorme masa global de capital y las oportunidades de valoración que –en su opinión- ofrece el mercado europeo. Sin embargo, la reciente oleada de ventas ha dejado a las bolsas europeas en el nivel previo al anuncio del programa de flexibilización monetaria del BCE, tras haber perdido todo el terreno ganado a lo largo del año. La evolución de China y las perspectivas respecto al crecimiento global han avalado las inquietudes de los inversores. La cuestión, por tanto, es si estas preocupaciones pueden eliminar todo rastro positivo en Europa.
Franzin cree que no. De hecho, se muestra convencido de que el mercado ha dejado de valorar el impacto que tendrá sobre los beneficios empresariales un euro más débil (cuyo valor se ha depreciado un 20% frente al dólar desde mayo de 2014), la caída del precio del petróleo (el barril cotiza en una horquilla comprendida entre los 40 y 50 dólares, lo cual es muy positivo para una economía importadora de crudo como la europea) y la continua mejora del PIB (donde espera un crecimiento por encima del 2% para la región, que Franzin estima estará apoyado por el mayor gasto público –gracias a programas de austeridad más laxos tras unos años muy duros en este sentido- y la recuperación del consumo. “Todo esto no está puesto en precio en el mercado y Europa sigue siendo una mejor apuesta relativa frente a otras bolsas. No cotiza dramáticamente barato, pero tampoco está caro”, asegura.
El responsable recuerda que los mercados han hecho durante los últimos meses una discriminación muy importante entre compañías. “Dentro de un mismo sector, algunas empresas han registrado fuertes subidas mientras que otras están en negativo. La diferencia entre ganadores y perdedores es cada vez mayor. Existe una mayor discriminación. Ser capaz de elegir a las mejores se hace cada vez más importante”. A la hora de realizar la selección, afirma que también resulta crucial incorporar al análisis las principales tendencias que existen en la sociedad, como por ejemplo las dinámicas que introducen los millenials en sectores como el de las telecomunicaciones, la tecnología o la automoción. “Los jóvenes ya no ven el coche como una necesidad, lo que hace que la demanda de automóviles vaya a ser estructuralmente menor. Los vehículos tenderán a ser más estandarizados, eficientes y fáciles de mantener. Esto supone un claro desafío para la industria y es lo que nos empuja a mantener una posición defensiva en el sector”, explica.
“Las cosas se mueven y tú tienes que ser capaz de ir entendiendo esos cambios para adaptarte con éxito a las nuevas dinámicas e ir aprovechando así las nuevas oportunidades que van surgiendo”, señala. También se dan situaciones en las que existe un gran pesimismo sobre un determinado sector que deja al descubierto oportunidades a largo plazo. “Esto es lo que está ocurriendo actualmente en el sector de materiales de construcción. Es una industria en el que el consenso es estar corto. Sin jugar las compañías vinculadas a las materias primas, estamos sobreponderados en este tipo de valores al entender que la mejora del ciclo económico, la recuperación del sector de la construcción y el mayor transporte de mercancías impulsará su cotización en bolsa”. En Pioneer Investments, toda la selección de valores la realizan siempre desde un estilo de inversión basado en el análisis fundamental, que realizan estudiando valor por valor.
En J.P.Morgan AM, Michael Barakos también sigue una estrategia bottom up para identificar las oportunidades que ofrece Europa. “La bolsa europea es el mercado que más sorpresas positivas puede arrojar, partiendo de unas expectativas más bajas. Esto es importante, ya que a la hora de invertir es esencial separar la historia de la valoración. Una empresa puede ser muy buena, pero estar cotizando cara, mientras que otra puede estar cotizando barata, pero ser mala. Las perspectivas de crecimiento económico de la región son irrelevantes a la hora de predecir rentabilidades. Lo verdaderamente relevante son los cambios en las expectativas que el mayor crecimiento económico, recuperación del consumo, quantitative easing, caída del precio del crudo o depreciación del euro pueden tener sobre las expectativas de las compañías”, explica el gestor del JPM Europe Equity Plus, del JPM Europe Equity y del JPM Europe Strategic Dividend.
Mitos y realidades del mercado de renta variable europeo
En su opinión, existen algunos mitos muy extendidos sobre Europa que resulta conveniente desmontar. El primero es que las reformas que realmente necesita su economía no se han implementado. “Esto no es cierto. Las reformas más importantes ya están hechas y están dando sus frutos. El impacto de estas reformas es real. La reestructuración del sistema financiero es un ejemplo. Precisamente, son aquellos países que más esfuerzo han hecho en este sentido -como Irlanda o España- los que ahora están registrando tasas de crecimiento más fuertes. No hay debate sobre esto”, asegura Barakos. El segundo mito es que el margen para asistir a nuevos incrementos de los beneficios empresariales es muy escaso. “Esto tampoco es así. Hay dispersión a nivel geográfico y sectorial, pero en líneas generales los beneficios por acción están crecimiento significativamente”, indica el experto.
A nivel sectorial, consumo discrecional (20%), financieras (17%), tecnológicas (13%), operadoras de telecomunicaciones (8%) e industriales (6%) son las áreas donde se esperan los mayores crecimientos de los beneficios por acción para 2015. A nivel geográfico, son Italia (31%), Irlanda (31%), España (18%) y Holanda (18%). “Las valoraciones actuales que ofrece la renta variable europea sugieren que las previsiones de subida de su mercado son perfectamente alcanzables. Durante los últimos seis años, el valor del mercado de renta variable europeo se ha multiplicado por tres. En el futuro no podemos esperar el mismo nivel de retornos que hemos obtenido durante los últimos años, si bien creemos que Europa podría ofrecer rentabilidades anualizadas del entorno del 10% durante los próximos cinco años”, señala. Esto, al calor de crecimientos de los beneficios empresariales que en la casa también estiman serán de doble dígito durante los próximos años.
Para Barakos, el impacto de la ralentización de China es relativo. “Aproximadamente el 10% de los beneficios de las empresas europeas procede de Asia-Pacífico y no impactará de la misma manera a todos los sectores por igual. Los más expuestos son recursos básicos (28% de los beneficios de las empresas proceden de allí), bienes del hogar (25%) y químicas, compañías automovilísticas y de alimentación, con porcentajes del entorno del 18%, respectivamente. Por el contrario, telecos, medios de comunicación, compañías de salud y entidades financieras son algunas de las que compañías cuyos beneficios procedentes de la región asiática está claramente por debajo del 10%. Pese a ello, los temores sobre el impacto que podría provocar en las compañías europeas la ralentización de la economía china hizo que el castigo sufrido por los mercados europeos en el tercer trimestre fuese el mayor registrado en los últimos cuatro años, lo que para el gestor de J.P.Morgan AM pone al descubierto interesantes oportunidades de inversión.