“La autoridad monetaria será muy flexible con sus compras. Creo que, si hay más vendedores que compradores, Draghi apoyará al mercado para reducir la volatilidad”, declara Cosimo Marasciulo, director de deuda soberana europea de Pioneer.
“Después de la decepción en diciembre, el BCE ha optado por sorprender al mercado para no tomar ningún riesgo” comenta Cosimo Marasciulo sobre la última batería de estímulos cuantitativos anunciados por el banco central. Al director de deuda soberana europea de Pioneer Investments le han llamado la atención tres aspectos en particular del último mensaje de Mario Draghi, comenzando por la decisión de no llevar el tipo oficial de interés a terreno negativo.
En su opinión, el BCE ha tomado esta decisión por dos razones: para no dañar más la rentabilidad de los bancos, y para facilitar la coordinación global entre los bancos centrales. “Los bancos no están transmitiendo los tipos negativos a sus clientes, funcionan tan sólo como un impuesto a la banca y ésta ya está sufriendo por la presión regulatoria. Recortar más los tipos sería un problema para los bancos”, comenta Marasciulo sobre la primera razón. Sobre la segunda, se refiere al acuerdo en el seno de la última reunión de los países del G-20 para que los bancos centrales de sus respectivos países no sigan devaluando competitivamente sus divisas. “El BCE ya no quiere utilizar el canal del tipo de cambio para seguir estimulando a la economía”, declara el experto de Pioneer.
La segunda decisión llamativa ha sido la de incrementar en 20.000 millones al mes el ritmo de adquisición de activos dentro del programa PSPP, hasta los 80.000 millones, incluyendo a la deuda corporativa en el universo elegible. Para Marasciulo, esta inclusión “es muy importante, porque señaliza al mercado que está considerando comprar deuda corporativa pero, si empeora la situación, también podría considerar comprar deuda bancaria y, en último extremo, renta variable”.
El experto descarta que este movimiento sea una maniobra de persuasión similar al OMT (el BCE anunció en 2012 un programa de compra de estímulos que inyectó confianza en los mercados, pero nunca llegó a ejecutarlo). “Creo que necesitarán comprar deuda para ser creíbles. Otra cuestión es cuánto y en qué modalidad, no sabemos el cómo pero sí el cuando ni si comprará en el mercado primario o si comprará deuda presente en los balances de los bancos. Sólo sabemos el cuándo, a partir del segundo trimestre de 2016”, comenta el experto.
En opinión de Marasciulo, más allá del tipo de bonos que vaya a comprar la institución el factor importante es el mensaje tranquilizador que proyecta esta medida: “En febrero había mucha gente que quería vender deuda con grado de inversión, pero no había suficiente liquidez. Éste es el entorno ideal en el que puede actuar el BCE, que será muy flexible con sus compras. Creo que, si hay más vendedores que compradores, el BCE apoyará al mercado para reducir la volatilidad”.
Marasciulo se fija en tercer lugar en el nuevo programa TLTRO, que se efectuará en cuatro rondas y gratificará a los bancos que más crédito conceda con una ventajosa financiación (al -0,4%, coincidiendo con la tasa de la facilidad de depósito). “Es una medida muy importante porque compensa el impacto de los tipos negativos y la posible compresión de la rentabilidad de los beneficios”, indica el experto.
Éste considera, además, que las condiciones de la nueva “barra libre” a la banca atraerá a bancos de otras partes del mundo cuyos negocios se vean presionados: “Veremos flujos de entrada en Europa de bancos de otras partes del mundo, especialmente de Japón. Se va a escenificar una caza de rentabilidad dentro de la zona euro”. En todo caso, el representante de Pioneer puntualiza que el interés de los inversores japoneses por crédito europeo no es una novedad, sino que la firma lo lleva constatando desde hace al menos un año.
Algunas reflexiones sobre los estímulos
Múltiples participantes del mercado y medios de comunicación de todo el mundo han comparado la última actuación de Mario Draghi con un bazuca abriendo fuego cuantitativo sobre los mercados. Sin embargo, tal y como hace notar Marasciulo, “cuando hablamos de un incremento en las adquisiciones de 20.000 millones, es difícil saber su impacto sobre la inflación porque estamos en un terreno totalmente desconocido”. La reflexión del responsable sobre esta batería de medidas es la siguiente: “No sabemos si serán suficientes, sólo que son una señal de que el BCE tiene las herramientas, la habilidad y la disposición para seguir luchando. Muchas veces el mercado depende de la confianza, y la confianza en los bancos centrales es un gran asunto”.
Lo que el BCE no podrá hacer
A pesar de estos redoblados esfuerzos, el gestor considera que son demasiados los focos que están encendidos y que el BCE no está en disposición de poder apagarlos porque exceden a sus capacidades. “Existen riesgos cíclicos, políticos y estructurales y por eso el BCE ha sido muy agresivo”, opina el experto. Marasciulo se refiere concretamente a la situación de bloqueo político en España, Irlanda y Portugal, los problemas recurrentes en Grecia, el auge de partidos antieuropeos y/o de ideologías extremas en Italia y más recientemente Alemania o al conflicto sobre los refugiados. “El mercado no le está prestando atención, pero es un enorme problema”, comenta sobre el último.
“El mercado está claramente sediento de más estímulos, pero hay un límite sobre cuánto puede hacer la política monetaria. Se trata de hacer más reformas estructurales”, insiste el experto. “Ése es el gran problema de Europa pero no hay mucho que el BCE pueda hacer aquí”, concluye.