Reacciones de las gestoras internacionales a la dimisión de Boris Johnson

Downing Street
Foto: Rui Chamberlain, Unsplash.

Tras tres años ocupando el número 10 de Downing Street, Boris Johnson se ha visto obligado a dimitir como primer ministro. En octubre dejará de ocupar el cargo. Su salida desencadena una contienda por el liderazgo del Partido Conservador y la presidencia, lo que a su vez abre un largo periodo de incertidumbre sobre la dirección del país y la economía. En los mercados, la noticia impulsó la libra esterlina frente a la mayoría del resto de divisas, aunque los movimientos han sido relativamente pequeños.

Según Azad Zangana, ahora, las perspectivas dependen de quién sea el sustituto de Johnson. “Una vuelta a la política conservadora tradicional probablemente traerá consigo cierta austeridad en los próximos años, pero también una vuelta a las políticas favorables a las empresas. Sin embargo, otro político populista podría dar lugar a una continuación del mismo enfoque para la economía”, explica el economista y estratega europeo senior para Europa de Schroders.

El Gobierno de Johnson se inclinó a menudo hacia políticas populistas, y aunque siempre se le recordará por el Brexit, la política fiscal reciente también siguió un enfoque similar. “Esto puede haber impulsado el crecimiento a corto plazo, pero también ha contribuido a una mayor inflación y a un mayor endeudamiento público. Las recientes decisiones de aumentar el impuesto de sociedades en lugar del impuesto sobre las personas físicas o sobre las ventas es sólo un ejemplo”.

Para Modupe Adegbembo, economista especializada en países del G-7 en AXA Investment Mangers, no se puede descartar la posibilidad de un alivio fiscal adicional inmediato, incluida la rebaja del IVA, ampliamente considerada, si Johnson consigue mantenerse en el cargo hasta después del verano. Y, además, advierte: “las perspectivas inmediatas dependerán probablemente de si Johnson consigue permanecer en el cargo durante los próximos dos meses, en cuyo caso los mercados se arriesgan a un periodo de volatilidad adicional de cara al verano”.

Aparte del efecto sobre la libra esterlina, la incertidumbre política se produce en un momento en el que la confianza en la renta variable británica ya es escasa, lo que -según Laura Foll, gestora de renta variable británica en Janus Henderson- puede verse reflejado en las valoraciones de las empresas. “En muchos casos son más bajas que las de sus homólogas extranjeras. Y lo mismo ocurre con los recientes y débiles datos de flujos netos para la bolsa británica”, subraya.

En su opinión, los acontecimientos de esta semana, si bien es poco probable que deriven en que la losa que soporta la renta variable británica se elimine a muy corto plazo, podrían significar que, una vez que se establezca un nuevo líder, el riesgo político adicional percibido asociado a la renta variable británica desaparezca en cierta medida. “Por lo tanto, pone fin a la incertidumbre política que ha formado parte de la sobrecarga que ha sufrido la renta variable británica”, afirma. 

A este respecto, Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes, recuerda que la incertidumbre política suele ser un lastre para los resultados económicos por sí sola: “pesa sobre el sentimiento y suele frenar las decisiones de inversión de las empresas”. Sin embargo, es un problema de segundo orden comparado con los desafíos económicos extremos a los que ya se enfrenta el país.

“La persistente y creciente inflación impulsada por los costes ha erosionado los ingresos reales, lo que probablemente provocará una fuerte desaceleración del consumo en el segundo semestre de este año. La confianza de los consumidores, que se encuentra en mínimos históricos, y las incipientes grietas en la confianza empresarial sugieren que los riesgos de recesión han aumentado en los próximos trimestres”, concluye.