El gestor del M&G Optimal Income revisa el estado actual del universo de renta fija y alerta sobre algunos segmentos del mercado que están emitiendo señales de precaución.
¿Qué es lo que ronda la cabeza de Richard Woolnough? El gestor de uno de los fondos más populares entre los inversores españoles –el M&G Optimal Income ya acapara 3.600 millones de euros de patrimonio sólo en España- vuelve a la carga con sus (a veces) explosivas opiniones. En esta ocasión el marco ha sido la Conferencia de Prensa que celebra M&G Investments todos los años en su sede londinense.
La evolución del mercado de la renta fija corporativa acapara esta vez la atención del gestor, que a su vez está especializado en invertir en deuda con grado de inversión. “Es fascinante lo que ha crecido el mercado de crédito en los últimos años”, afirma Woolnough, que indica que una de las emisiones más recientes ha tenido el mismo tamaño que el que presentaba todo el mercado durante la década de los 90.
Tres tendencias para la renta fija
El gestor se atreve a vaticinar cuáles serán las tres tendencias que marcarán la renta fija corporativa en los próximos años. En primer lugar, considera que el mercado seguirá ganando profundidad al continuar creciendo el ritmo de nuevas emisiones, como consecuencia de que la menor concesión de crédito por parte de los bancos.
En segundo lugar, deja la puerta abierta al crecimiento de nuevos tipos de emisiones, poniendo como ejemplo la deuda híbrida. Y, en tercer lugar, el experto señala que las emisiones –esto es especialmente válido para el mercado europeo- cada vez tendrán mayores duraciones. “La duración cada vez sera más atractiva para gestionar”, declara, jugando con la idea de un bono que dure 100 años. El gestor pone el acento además en la evolución de la curva de tipos: su mayor inclinación desde comienzos del año le llevan a recordar que “cuanto más abrupta es la curva, más bajista es el mercado”.
Razones para desconfiar
Ahora, el gestor está negativo en el papel de muy corta duración, pues considera que ya se ha puesto en precio la evolución de los tipos. “La inflación y el desempleo son indicadores atrasados. Se está poniendo en precio que con la acción del BCE se mantendrán los tipos bajos” afirma. El gestor de M&G añade que la duración dará una sorpresa negativa en los próximos años. Es más, admite que las decisiones de invertir en duración de renta fija europea en los dos últimos años no han sido buena idea.
Woolnough va más allá en su argumento, pues considera que actualmente la curva de tipos no está reflejando bien el riesgo que asumen los inversores, ya que observa que la recompensa por el riesgo que se afronta apenas varía en los distintos vencimientos de la deuda. Woolnough culpa de esta distorsión a las compras de deudas que han realizado los bancos, y deja caer que “la distorsión desaparecerá por el descenso de los costes de financiación por la aplicación de grandes medidas de estímulos”. Esto, a su vez, le lleva a afirmar que el potencial alcista de la deuda soberana será inferior al que presentó el año pasado.
Nuevamente con un matiz, ya que puntualiza que ha empezado a comprar deuda soberana italiana y española al considerar que cotiza más barata que la renta fija corporativa. Woolnough admite que él y su equipo quizá lleguen un poco tarde, pero justifica esta decisión afirmando que anteriormente había considerado más oportuno invertir en otras áreas del mercado.
Bolsillos de valor en la renta fija corporativa
Su análisis del universo de renta fija corporativa es diferente. “El crédito está lejos del territorio de burbujas, todavía queda valor en los títulos con rating BBB”. Eso sí, cree que los diferenciales van a volver a los niveles de 2007. Según los cálculos de Woolnough, “un diferencial de 400 puntos básicos compensa la histórica tasa de impago del 2%”.
Actualmente, el grueso de posiciones de la cartera del M&G Optimal Income (incluyendo CDS) se localiza en deuda emitida por empresas con grado de inversión, seguida por algo de exposición a high yield –especialmente a “papel” emitido entre diciembre de 2011 y marzo de 2012- y, en menor medida, por deuda soberana en euros, libras y dólares y finalmente por renta variable. De hecho, Woolnough no esconde su escaso interés por la bolsa, al entender que las valoraciones han perdido atractivo tras el último rally.
A pesar de los peligros expuestos para todo inversor que se adentre en las aguas de la renta fija, el gestor muestra una actitud constructiva: “Cuanto más complicado es el entorno, más oportunidades tiene este fondo para generar valor”, concluye.