Europa vuelve a situarse en el radar de los inversores. Tras un año de volatilidad y preocupación por los aranceles, el continente sorprende con una combinación poco común de estabilidad macroeconómica y valor relativo. La inflación se ha moderado, los tipos han bajado al 2%, y las expectativas de crecimiento apuntan a un 1,5% para 2025. Este contexto marca el inicio de un nuevo ciclo de valoración impulsado por la rotación sectorial y el retorno del interés inversor. Las small caps, la tecnología y la salud se consolidan como los núcleos de oportunidad más prometedores, mientras la banca y la energía ceden protagonismo.
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