“No se puede seguir diciéndole a los gobiernos que son responsables de los bancos, tiene que haber una responsabilidad paneuropea”, asegura Chris Probyn, economista jefe de SSgA, en una entrevista.
Chris Probyn es el economista jefe de State Street Global Advisors (SSgA), firma para la que trabaja desde 1998, y opera desde Boston. En su visita a España ha tenido tiempo de explicar a clientes nacionales de la firma su visión sobre la economía global para los próximos 12 a 18 meses, una visión que también accede a compartir con Funds People. Para empezar, Probyn pide mucha paciencia con la zona euro: “Los próximos 12 meses serán de una mejora gradual. En septiembre de 2013 la eurozona salió muy lentamente de una larga recesión y el repunte será ligero y gradual, del 1% del PIB en 2014 y del 1,3% en 2015”. El economista es consciente de que “no es lo suficientemente rápida y no tendrá mucho impacto sobre la tasa del paro, que empezará a caer pero muy lentamente”.
Al igual que otros expertos, Probyn alerta de que el riesgo de deflación en Europa es real, hasta el punto de que “algunos precios están cayendo y la gente retrasa sus compras”. Dicho esto, se declara “no tan pesimista como para comparar la situación con Japón. La deflación japonesa duró mucho tiempo porque tardaron mucho en recapitalizar su sistema bancario”. Por ello, el experto de SSgA hace hincapié en la necesidad urgente de que empiece a fluir el crédito a través de los bancos y después se den más pasos hacia una plena unión bancaria: “Para hacer que funcione adecuadamente una unión monetaria se necesita una unión bancaria. No se puede seguir diciéndole a los gobiernos que son responsables de los bancos, tiene que haber una responsabilidad paneuropea”.
Para que dicha unión se materialice, Probyn cree que debe crearse algún tipo de vehículo o normativa que obligue a los bancos a asegurarse contra pérdidas antes de poder conceder préstamos bancarios, así como un mecanismo de resolución para establecer quiebras bancarias ordenadas y controladas como el desarrollado en EE.UU. El economista cree que el AQR (Asset Quality Review) previsto para la vuelta del verano “es sólo el primer paso para ver qué necesitan los bancos y qué se puede hacer. Las estimaciones del capital requerido para arreglar los problemas de la banca han previsto 650 millones de dólares, pero el agujero podría ser mayor, de ahí la necesidad de comprobar el tamaño del problema”, alerta. Se muestra crítico con los bancos españoles, puesto que cree que “es difícil pensar que no se necesitará ninguna recapitalización en España”.
En cambio, valora la puesta en marcha de un TLTRO precisamente por su meta de conseguir que los bancos comiencen a conceder préstamos, particularmente entre las pequeñas y medianas empresas y especialmente en la periferia. “La cuestión es cuánto dinero pedirán prestado los bancos al BCE. Parece un trato muy bueno para los bancos, porque obtienen dinero barato a entre 2 y 4 años y no tienen que pagar una penalización si no prestan dinero… pero no se han neutralizado algunos de los efectos de sus acciones”, avisa Probyn. Por ello, cree que también va a ser necesario poner en marcha el anunciado programa de recompra de titulizaciones.
El experto denuncia que “el BCE pudo haber hecho esto hace algún tiempo, porque no ha alcanzado sus objetivos monetarios en los últimos 5 años, que ha estado por debajo de la referencia. La inflación también ha estado por debajo de su objetivo el último año y medio”. No es su única crítica al banco central: “Me sorprende esta tendencia de los banqueros centrales de decir algo y luego retirarlo, deben aprender que es mejor decir de menos que decir de más”, opinión que extiende al Banco de Inglaterra y la Reserva Federal. “No creo que el trabajo de Mark Carney sea crear volatilidad, sino crear certidumbre”, añade en referencia al discurso pronunciado por el gobernador del BoE el pasado 12 de junio, cuando adelantó por sorpresa la primera subida de tipos en Reino Unido.
“Todo el mundo sabe que los tipos no pueden seguir ahí, tienen que subir, pero nadie cree realmente que suban bruscamente sino gradualmente”, asevera. Probyn recuerda los sucesos que se produjeron después de algunas subidas de tipos históricas: el efecto tequila, la crisis asiática, el efecto vodka… Esto le lleva a concluir que “cuando se suben los tipos, algo tiende a romperse. No sé qué será capaz de evitarse esta vez”… aunque insinúa que China podría ser la siguiente fuente de problemas por el volumen de crédito y el shadow banking.
EE.UU.: los siguientes trimestres son cruciales
Probyn advierte de que los mercados podrían estar dirigiéndose a un cambio de tendencia. Después del fuerte rally alcista, no espera que se produzcan ventas masivas, sino que “quizá se está entrando en un periodo en que los valores cotizarán más en lateral que al alza”. Dicho esto, recuerda que la rentabilidad sigue siendo elevada en EE.UU., con crecimiento de los beneficios, una esperada subida gradual de los tipos y unos niveles de inflación que no son problema.
Lo que realmente preocupa al economista jefe es el mediocre dato del PIB correspondiente al primer trimestre de 2014. No cree que deba atribuirse exclusivamente al duro invierno que ha vivido el país: “Mucho del mal dato del PIB fue debido a la caída de los inventarios, y eso podría haber pasado incluso con un buen invierno porque los inventarios se organizaron durante el segundo semestre de 2013. El invierno afectó claramente a la producción y la actividad constructora”. No obstante, piensa que el dato interanual del 0,1% registrado entre enero y marzo está distorsionado. En parte cree que ha sido por los cálculos sobre gasto sanitario que realizaron las compañías americanas al entrar en vigor la reforma sanitaria conocida como Obamacare: las empresas creyeron que gastarían más de lo que lo han hecho.
El veterano experto recuerda que “el PIB es una medida de producción, si la producción está bien, el PIB también… pero no encontré que se estuviera produciendo en el primer trimestre”. Explica que el método de trabajo del equipo de SSgA incluye una revisión anual sobre las proyecciones de PIB de los últimos 3 años, y confía en poder revisar al alza este mal dato en el futuro. Su expectativa es que la economía estadounidense crezca un 4% en el segundo trimestre y un 3% tanto en el tercer como en el cuarto trimestre. “A la gente no le va a importar la cifra anual del PIB sino los datos de los tres siguientes trimestres. Si los números son buenos, no les va a importar el mal resultado del primer trimestre, y si son malos, definitivamente no se atribuirá sólo al invierno”, concluye Probyn.