¿Sufrir a cambio de nada? El nuevo papel de la renta fija en cartera

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GotCredit, Flickr, Creative Commons

La dificultad de ser un inversor conversador en el contexto actual de mercado es ya un problema estructural. El ahorrador español ha ido aceptando cada vez mayor riesgo en su cartera, pero la recompensa por mayor volatilidad no es lineal. Como se aprecia en el gráfico de Natixis Investment Managers, por una volatilidad anualizada del 3% a tres años un perfil prudente habrá obtenido una rentabilidad nula e incluso negativa. Sufrir por nada a cambio.

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Y esta tendencia se refleja en los flujos de patrimonio. “Se ha universalizado la preocupación por la renta fija”, resume Juan José González de Paz, consultor senior en el equipo de Dynamic Solutions de Natixis IM. Según datos del último barómetro de carteras españolas realizado por la gestora, la ventas se han extendido de manera generalizada entre la renta fija durante el segundo trimestre de 2018. Los inversores han vendido desde deuda de gobiernos, hasta nichos de mayor riesgo como high yield, emergentes y convertibles. “Incluso se ha reducido peso en los fondos de renta fija flexible global, hasta ahora la solución preferida para la renta fija”, apuntan desde la gestora. 

Captura_de_pantalla_2018-10-22_a_las_18Pero hay una excepción: los fondos de deuda de corto y ultra corto plazo. Como revela el estudio, la mayor rentabilidad a vencimiento de  los bonos a largo plazo parece no compensar su mayor riesgo de duración incluso a pesar de que el los plazos más cortos a vencimiento el retorno es negativo. “Mejor la rentabilidad mala conocida”, añade González de Paz. 

Se está produciendo una transformación en la manera de estructurar una cartera diversificada. El inversor español se encomienda a la renta variable y a la liquidez como sus dos pesas principales. Es lo que desde Natixis llaman una gestión barbell (una barra con pesas) por la reducción significativa de activos céntricos como la renta fija tradicional y el refuerzo de estrategias tan opuestas como es la bolsa y los bonos short term. 

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Como se aprecia en el gráfico anterior, mientras el peso en renta fija defensiva se ha mantenido estable en el trimestre, el de la renta variable se ha recuperado hasta niveles de año. Pero mientras tradicionalmente los flujos entre ambos nichos ha sido cíclico, ahora la tendencia es reforzar ambas patas. Así, en el segundo trimestre el porcentaje de las carteras españolas conservadoras en ambas estrategias era de poco más del 37%.