En un año donde la gestión indexada ha dominado los flujos hacia activos de riesgo, hay un reducto de la gestión activa que sí está captando el apetito inversor: la gestión sistemática. En los últimos seis años, las estrategias Systematic de BlackRock han experimentado un importante crecimiento en su plataforma internacional de Wealth; una tendencia que ha acelerado aún más en 2024. Y la previsión de BlackRock es que el apetito se mantendrá, cuenta Adam Riley, responsable de estrategia de la plataforma. De hecho, la entrada de BlackRock en el mundo de los ETF ha sido capitalizando el expertise de este equipo de gestión.
Parte de ese éxito se explica en parte porque es un estilo de inversión que se sienta a medio camino entre la gestión indexada y la gestión activa tradicional. El equipo gestor utiliza más de 1.000 perspectivas de inversión (conocidas como señales), que obtienen informaciones de conjuntos de datos tradicionales y de 300 conjuntos de datos no estructurados o big data para para ranquear a través de su modelo sistemático propio a todas las compañías de su universo.
Ese alpha scoring como lo denominan en BlackRock es lo que, junto con el modelo de costes de transacción y el modelo de riesgo, dicta la optimización de la cartera. Aunque el modelo les da una puntuación propia, todas las posiciones se asignan tomando al índice como referencia ya que tienen como objetivo un active risk y un tracking inferior (del 1% en la gama de ETF de gestión activa) al que tendría un fondo de gestión activa tradicional sin que ello haya supuesto renunciar al alpha.
Pero al final del día la clave es la rentabilidad. “Es la clave ya seas una gestora gigante o una boutique, al cliente lo que le interesa es el retorno”, reconoce Riley. Y en los últimos cinco años los retornos de las estrategias Systematic de BlackRock no solo han sido buenas sino consistentes. “Si desgranamos ese active risk vemos que el grueso procede de riesgos idiosincráticos. No tomamos riesgo de beta (tienen una beta de 1) ni sesgos factoriales, por estilo, sectoriales ni geográficos. Nuestro valor añadido es seleccionar acciones”, sentencia.
La IA, una nueva fuente de alpha
Más que un riesgo el advenimiento de la inteligencia artificial generativa ha sido un impulso para este tipo de estrategias. “No sentimos que estemos en riesgo de ser una commodity. Al contrario, es un avance tecnológico que nos permite procesar una mayor cantidad de datos aún más rápido”, explica Riley.
La incorporación de la IA les ha permitido avances como procesar paquetes de facturas B2B para elaborar sus propias señales de industria o incluso modelar su propio indicador adelantado de inflación, cruzando datos de ofertas de empleo de hace un año con los actuales para detectar presión salarial, incluso profundizando por localización o perfil de empleo. “Podemos llegar a ser muy granular con las conclusiones que extraemos”, afirma el experto.
BlackRock Systematic: 40 años de innovación
La gama Systematic de BlackRock ha cumplido este año 40 años de historia, aunque en estas cuatro décadas el concepto ha evolucionado de la mano de la propia tecnología. Algo que ven crucial, explican, porque las señales sistemáticas caducan con el tiempo y pierden su fuerza. “En 1985 ser innovador era poder ranquear las acciones de una compañía por su precio/beneficio y hoy es algo que un excel de hace al instante”, cuenta Riley.
En estos años, el proceso del equipo ha evolucionado para incorporar factores como el sentimiento analista, el momentum, flujos, etc. Pero el verdadero punto de inflexión para la gestión sistemática llegó con la digitalización de la economía, con la explosión del acceso a datos y las trazas digitales de los movimientos financieros y de consumo que trajo. “Los inversores fundamentales tenían profundidad mientras que los cuantitativos, amplitud de miras. Los primeros se tomaban el tiempo de hablar con las compañías, visitar a los consejos de administración, etc., mientras que los segundos estaban limitados a los datos de fuentes oficiales. Eso cambió con la digitalización de la información”, explica el directivo.
El procesamiento del lenguaje natural (natural language processing) ha traído el antes y el después para los procesos sistemáticos. Es lo que permite al modelo cuantitativo procesar miles de análisis de brokers al día, de extraer las conclusiones más relevantes de las transcripciones de los earnings calls de las compañías, de las minutas de la Reserva Federal, etc. “Es lo que nos ha permitido profundizar en lo que realmente puede y está moviendo a los mercados”, afirmaRiley. .
Un equipo humano-máquina
Y sigue en constante evolución. Porque ya no solo se trata de leer datos primarios, como el balance de una compañía, sino de establecer posibles nexos con fuentes de información diferenciales. Por ejemplo, las descargas de aplicaciones o los productos que los influencers están recomendando, que tiene capacidad de influir en el consumo de la población.
Pero en opinión de Riley la fortaleza del proceso de BlackRock Systematic es precisamente su lado humano. “Estamos en un nuevo mundo. Hay oportunidades de alpha que no se pueden someter a un backtesting a ciegas. Lo que decían los CEO durante 2020 ya no tiene valor hoy”, explica. Por eso ven necesario que una persona humana interprete esos matices.
También hace falta un humano para hacer las preguntas adecuadas al modelo. Al igual que durante 2020 el equipo de gestión utilizó el proceso sistemático para encontrar las compañías que más se iban a beneficiar del teletrabajo y del boom del comercio electrónico ahora lo están haciendo para determinar los posibles ganadores de la ola de la inteligencia artificial, más allá de qué compañía es la que está fabricando más chips.
Y lo que afectaba a un sector hace dos o tres años no es lo mismo ahora. Lo que está moviendo el sentimiento inversor hoy en el sector sanitario son, entre otros elementos, los fármacos contra la obesidad. La rapidez de los cambios los ha llevado a introducir en el modelo propietario más factores a corto plazo. “La inversión sistemática no se trata solo de analizar los datos históricos porque eso no es innovación”, sentencia Riley.