Todo lo que necesita saber sobre la próxima unión bancaria

Cosimo_Marasciulo
Foto cedida

Octubre de 2014 debería ser la fecha definitiva en la que se ponga en marcha –previo acuerdo de los miembros de la eurozona- el Mecanismo de Supervisión Única (SSM por sus siglas en inglés), más conocido coloquialmente como Unión Bancaria. El SSM dará más poderes de supervisión al BCE sobre la banca, al permitir que cubra los bancos con un volumen de activos superior a los 30.000 millones de euros o cuyo patrimonio supere el 20% del PIB de su país de procedencia, lo que da lugar a un universo de unos 130 bancos que concentran el 80% de todos los activos de la zona euro, según aporta Cosimo Marasciulo, responsable de deuda soberana y divisas de Pioneer Investments

No obstante, antes de tomar esta responsabilidad, el BCE prevé someter a los bancos de la zona euro a nuevas pruebas de solvencia, siendo la Revisión de la Calidad de Activos (AQR por sus siglas en inglés) una pieza clave del proceso. “Esperamos que el AQR se complete a mediados de 2014 y estará seguido por un test de estrés interno de los balances de los bancos”, apunta Marasciulo. Los resultados de la revisión al completo se publicarán en octubre del año que viene, incluyendo estimaciones de cualquier tipo de déficit de capital. Ahí reside uno de los principales riesgos que preocupan a inversores, gestores y analistas de cara a 2014. 

“Si los resultados finales del AQR revelan un número relativamente elevado de déficits de capital, puede que los inversores asuman que los requerimientos fueron suficientemente rigurosos y darían credibilidad al BCE como supervisor bancario”, interpreta el experto. No obstante, explica que la otra cara de la moneda sería que cubrir estos déficits “es probable que lleve a medidas desagradables”. Para el responsable de Pioneer, la medida que aceptaría el mercado sería una emisión de derechos, “pero puede ser dura para un banco financieramente débil (como para cualquier otra compañía) para que intervengan inversores privados”. Entre otras posibles opciones figuran un rescate financiero pagado por los contribuyentes, un esquema de participación de acreedores en nuevas emisiones (bail-in), o incluso la liquidación instantánea del banco.

Para Marasciulo, estas medidas alternativas son “incluso menos desagradables”, aunque estima que todas ellas “pueden minar la confianza del inversor”. El experto añade que “la introducción de un régimen resolutivo paneuropeo incrementa el riesgo de pedir provisiones para nuevas emisiones para las compañías débiles, aunque creemos que sólo está realmente en peligro un pequeño porcentaje de bancos”. 

“El BCE intenta encontrar un equilibrio justo, combinando estándares razonablemente duros con algo de flexibilidad en torno a la introducción del nuevo régimen” observa el analista. En este entorno, un ratio de core capital del 8% parece “exigente”, en palabras de Marasciulo, “pero el plazo en el que se permite a los bancos cumplir con todos los requisitos de las nuevas normas todavía está sin especificar, aunque debería ser lo suficientemente largo como para evitar ponerles mucha presión”. 

Otro de los puntos espinosos que va a pesar mucho dentro de la evaluación de la calidad de los activos bancarios, es la cantidad de activos tóxicos presentes en sus balances. La intención del BCE es determinar si estos activos han sido contabilizados justamente, dado que no todos los bancos los contabilizan de la misma manera. Además, algunas normativas permiten a los bancos relajar las condiciones de esos préstamos con los suscriptores, de tal manera que así no los contabilizan como tóxicos. Teniendo en cuenta que la definición de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) para activo tóxico es aquel que lleva en quiebra más de 90 días, desde Pioneer recogen que los ratios más elevados de activos tóxicos son los de los bancos italianos, “pero podrían reducirse después de armonizar los criterios, mientras que se podrían incrementar los de algunos bancos alemanes”. 

¿Qué margen de maniobra tiene el BCE?

Para Marasciulo, dentro del escenario conocido como “new normal”, tanto el último recorte de tipos de interés como el AQR podrían pertenecer al papel “muy expansivo” que está desempeñando el BCE, con el objeto de luchar contra el riesgo deflacionario. Amén de las incómodas medidas que pueda tomar la entidad que preside Mario Draghi para evaluar la calidad de los activos bancarios, desde Pioneer señalan que la debilidad de los balances, causada por la crisis, es más significativa en las entidades de países periféricos, “incitando al BCE a tomar medidas apropiadas para devolverles salud”. La cuestión es que la mayoría de esas medidas, empezando por los LTRO, son poco o nada convencionales. 

El responsable de deuda soberana de la gestora da por hecho un nuevo LTRO en 2014, aunque cree que será distinto ya que estará más dirigido a los bancos más débiles y las cantidades que se inyectarán serán menores. “Este es un desarrollo bienvenido, pero los bancos italianos y españoles retienen muchos de esos fondos y creemos que una mayoría de instituciones de crédito que acudieron a las subastas del viejo LTRO todavía están en apuros”. 

Otra opción es hacer retroceder hasta el terreno negativo el tipo del depósito de la ‘ventanilla’ del BCE, algo que Draghi ha sugerido durante la última reunión mensual de la institución. “Tal movimiento es técnicamente convencional, pero podría no tener precedentes en la zona euro y ya ha levantado controversia”, señala Marasciulo, que añade que una consecuencia de esta decisión sería que “los bancos con liquidez basados en países fuertes puedan ser incitados a prestar dinero a los bancos más débiles de la periferia en vez de pagar una comisión por el exceso de liquidez ‘aparcado’ en las cuentas del BCE”. Para el experto, los resultados del AQR podrían influir claramente en este movimiento. 

El responsable de Pioneer también hace una llamada de atención a los mercados de deuda soberana: si la evaluación de la calidad de activos bancarios da evidencias de que los bancos más débiles están en la periferia, podría volver a levantar desconfianzas en torno a la estabilidad financiera de estas naciones. “Las rentabilidades de los bonos y los diferenciales podrían subir otra vez como resultado, aunque creemos que el ala protectora del BCE mantendrá la volatilidad apagada”, afirma. 

El posicionamiento estratégico de la gestora frente a este escenario que prevén para 2014 pasa por la creencia de que “las estrategias de crédito van a jugar un papel menor sobre el comportamiento de la renta fija que cuando la crisis se disparó”. Asimismo, recuerdan que “los diferenciales soberanos parecen haber tocado suelo un año después de que el BCE prometiera apoyo incondicional para evitar un colapso de la zona euro“, al tiempo que ha caído la volatilidad. En este entorno, “el riesgo por tipo de interés ha recuperado algo de influencia e impacto sobre mercados periféricos y centrales sobre una base igualitaria: esto debería hacer de la duración el principal conductor de las rentabilidades”, concluye Marasciulo.