Tressis modera el riesgo y apuntala sus carteras en la tecnología, la sostenibilidad y la sanidad

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La pandemia por el COVID-19 y sus futuras repercusiones económicas ha provocado que Tressis eleve las precauciones en sus carteras. Así lo ha confirmado José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis: “Seguimos teniendo las carteras muy diversificadas, pero hemos ido moderando el riesgo”, ha explicado.

La entidad arrancó el año con una visión moderadamente optimista con la renta variable, al haberse eliminado ciertas tensiones, ver un crecimiento moderado, mucha liquidez y unos beneficios empresariales modestos de final de ciclo. De este modo, sobreponderaban la tecnología, la sostenibilidad y los cambios sociodemográficos. Por el contrario, eran cautelosos en renta fija y ya apostaban por el oro como elemento descorrelacionador.

Ahora, tras la crisis por el coronavirus, siguen manteniendo estas convicciones pero han extremado algo más las precauciones. “Lo que parece ópticamente barato puede bajar mucho más. Y lo que parecía caro, no es tan caro”, ha advertido Daniel Lacalle, economista jefe de la entidad. “La tecnología, la sostenibilidad y la sanidad/demografía no solo no están tan caras sino que se convierten en mucho más necesarias. Debemos reorientar las carteras hacia ahí”, ha recomendado.

Por otra parte, Lacalle ha aprovechado para lanzar una crítica contra la gestión value: “Los sectores tradicionalmente value no solo no te han protegido sino que son los primeros que han caído. Lo que demuestra que orientar la cartera a los sectores ópticamente baratos genera más volatilidad y no te protege en los mercados bajistas”, ha criticado.

Por otra parte, han ido “introduciendo el oro en las carteras y teniendo mayor exposición a dólar de lo que podría ser lógico”, ha confirmado Maté. A nivel geográfico, tienen un peso relativo superior a EE.UU. que al resto del mundo y, otras zonas como los países emergentes, tienen un peso muy inferior al que correspondería en una cartera global.

“En un entorno de correlación entre la renta fija y la renta variable ofrece descorrelación y te protege contra el aumento desproporcionado de la masa monetaria por parte de los bancos centrales”, afirma Lacalle. Con respecto a su apuesta por el dólar, el experto ha comentado que “la Fed aumenta su masa monetaria mucho menos que la demanda de dólares del mundo, al contrario que la Unión Europea. Por eso el dólar se fortalece contra el euro y contra las divisas emergentes”.

Crisis actual frente a la de 2008

En primer lugar, Maté ha arrancado diciendo que esta crisis "tendrá una duración bastante más larga de lo que inicialmente se podía prever", por el efecto dominó, ya que se ha ido desplegando en diferentes países y zonas geográficas, lo que hace imposible prever las consecuencias en cada uno de ellos. “Comenzó como una crisis de oferta pero se ha convertido en una crisis de demanda por imperativo legal, por el confinamiento al que nos hemos visto sometidos en todo el mundo”, ha recalcado.

Según Lacalle, las estimaciones más optimistas hablan de recuperar el PIB perdido a finales de 2021 o principios de 2022. Eso sí, hay que tener en cuenta que “gran parte de recuperación del PIB vendrá del incremento del gasto público y del incremento del endeudamiento”, ha advertido Lacalle, que cree que “el desempleo de esta crisis podría tardar en reabsorberse dos años”.

Ambos han alertado de que aunque el origen es muy distinto las consecuencias pueden ser muy parecidas a la de la crisis de 2008. Entonces, “fue una crisis clara de demanda, ante un pinchazo de la burbuja inmobiliaria se produjo un shock de crédito y esto llevó a la economía a una importante crisis con una eliminación del crédito incluso con medidas muy fuertes de demanda. Pero había muchos sectores que tiraban de la economía mientras sucedía todo esto”.

El problema en esta crisis, han continuado, es que “no se ha destruido nada de la capacidad productiva ni inversora, sino que ha sido un cierre forzoso de la economía, que ha provocado un problema de solvencia en el sector empresarial porque el aumento de los costes y frenazo de las ventas pueden llevar a las empresas a tomar medidas de demanda”, ha explicado Lacalle.

“Los gobiernos toman medidas fiscales muy agresivas: por un lado, financiar gasto corriente (sanidad, aumento del paro, etc) y, por otro, a rescatar sectores que ya eran zombies en 2019, que tenían alta sobrecapacidad y dificultades para generar márgenes por encima de su coste de capital. Están inyectando una gran cantidad de dinero en el sitio equivocado”, ha alertado.

La diferencia desde el punto de vista inversor es que “estas medidas van a ayudar a evitar ese estrangulamiento del crédito. La situación de los bancos es muy distinta la de 2008. Además, la situación de endeudamiento es muy distinta también. Hay una serie de factores que hace pensar que la salida puede ayudar a mejorar”, ha dicho Maté.

Desde el punto de vista de los datos, China está mostrando una recuperación potente en los sectores más ligados a la construcción. “La recuperación es rápida en los sectores orientados a los planes industriales gubernamentales y muy orientada a construcción esperando que la demanda vuelva a funcionar. Con respecto a la demanda interna, es muy lenta y cautelosa”, han comentado.

Por su parte, “la Unión Europa introduce enormes medidas de demanda y estímulo fiscal, que irá orientado a los sectores que ya tenían sobrecapacidad y, en el lado de la demanda, un elevado paro que genera cautela a la hora de consumir. Quienes no están en paro, el efecto euforia ha provocado un repunte del consumo pero luego se ralentizará y será más cautelosa con sus compras”, han rematado.