El arranque de 2026 se produce en un momento poco habitual para los mercados y que, en términos generales, sigue jugando a favor de la toma de riesgo: crecimiento económico suficiente para sostener beneficios, inflación contenida y tipos de interés en descenso. Sin embargo, desde Bankinter subrayan que este escenario exige una lectura más fina de las carteras. Las valoraciones se han ajustado, el margen para errores se ha reducido y algunos de los principales catalizadores de los últimos años (desde la IA hasta la política monetaria) empiezan a introducir matices que obligan a ser más selectivos.
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