“Un buen indicativo de los progresos de Europa es la caída de la prima de riesgo española”

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Vetto, Flickr, Creative Commons

Las últimas semanas parecen haber traído la esperanza de que asistamos a una cierta estabilización de la crisis de deuda de la eurozona. El anuncio del BCE de compra ilimitada de bonos con vencimientos de uno a tres años de los países en los que se encuentran en una posición de mayor debilidad es lo que muchos consideran un elemento esencial que permite ganar tiempo para la resolución de sus problemas. Según el equipo de Renta Fija de Franklin Templeton Investments, “quizás el mejor indicativo de los progresos que se han hecho en la eurozona haya sido ver cómo la rentabilidad del bono español a 10 años caía desde el 7% de julio hasta el 5,7% actual”.

En el último informe publicado por la entidad, los expertos de la gestora destacan que “los menores costes de financiación que le supone a España colocar su deuda a corto plazo es atribuible tanto al compromiso de la autoridad monetaria de intervenir en su mercado de bonos como a la esperanza del inversor de que el país solicitará pronto el rescate”. En lo que a la salud de su sistema financiero se refiere, la última evaluación llevada a cabo por firmas independientes apuntan a unas necesidades de capital del orden de 60.000 millones de euros, “una cifra que no supera las previsiones y que no necesitarán las tres mayores entidades bancarias del país”.

Sin embargo, los esfuerzos para resolver los profundamente problemas de deuda que sufre la eurozona siguen a merced de algunos líos políticos. “La situación política es quizá más problemática en España, donde el Gobierno catalán ha llamado a sus ciudadanos a las urnas como preludio de un referéndum de independencia y donde los recortes salvajes en los presupuestos ha llevado a protestas masivas”, afirman. Pero no ha sido el único caso en el que las políticas de austeridad estarían teniendo un fuerte impacto en la opinión pública. En Portugal, por ejemplo, las protestas obligaron al Gobierno luso a dar marcha atrás en algunas reformas.

Todo ello no debe hacer perder de vista los avances que –en opinión de Franklin Templeton- se han producido. En este sentido, los últimos informes sobre la confianza del consumidor en Alemania e Italia sugieren que las recientes actuaciones de los líderes europeos para intentar poner fin a la crisis de deuda es algo de lo que está siendo consciente la opinión pública. “La contracción del diferencial experimentada desde julio entre la rentabilidad del bund alemán y los bonos de los países periféricos de Europa debería jugar un papel en la mejora de las condiciones para los negocios”, señalan.

Según explican en la gestora, si las rentabilidades de los bonos públicos a dos años se mantienen en los niveles actuales, esto debería reducir los costes de financiación de las entidades bancarias, así como las tasas a las que se presta a hogares y empresas. “Aunque consideramos que el crecimiento económico en Europa seguirá siendo bastante débil durante algún tiempo, su economía debería verse apoyada por las señales que indican que el crecimiento en Estados Unidos vuelve sobre sus pasos y, en última instancia, por las reformas en el mercado laboral y de pensiones que han sido puestas en marcha en España e Italia”, indican.