Europa vuelve a despertar su atractivo de inversión en 2025, impulsado por valoraciones atractivas, flexibilización fiscal y expectativas de crecimiento en los próximos meses. Sin embargo, persisten desafíos estructurales que ponen en duda la sostenibilidad de este repunte.
Europa está volviendo a ser un foco de interés para los inversores globales. Tras años de regazo frente a EE.UU., los mercados europeos han comenzado el 2025 con buenos rendimientos. Este hecho ha sido impulsado por factores tales como la posibilidad de un acuerdo de paz en Ucrania, las expectativas de una política fiscal alemana más flexible tras las elecciones federales y una posible revisión del freno de la deuda. En este contexto, actualmente el Euro Stoxx 50 está alcanzado niveles históricos no vistos desde el 14 de marzo de 2000, al contrario que la bolsa americana. Solo en lo que va de año, el índice europeo ha crecido un 10%, mientras que el Dow Jones Industrial Average avanza en el mismo periodo un 2%.
Este repunte se debe, en parte, "a un punto de partida deprimido de la renta variable europea y un reequilibrio de flujos de inversión", explica Yves Bonzon, CIO de Julius Baer. Según expuso David Cano, de AFI Analistas Financieros, durante un evento de ASEAFI, "el mercado europeo ha sido infravalorado en los últimos años, y los inversores están comenzando a redescubrir su potencial". La última encuesta de Bank of America refuerza esta visión: un 12% de los gestores de fondos ya sobrepondera la renta variable de la zona euro, un cambio notable si se compara con el 25% que infraponderaba la bolsa europea en el mes de diciembre. Además, un 76% de los encuestados proyecta un rendimiento positivo de los mercados europeos en los próximos 12 meses.
Según la información recogida por el equipo de Análisis de FundsPeople, a partir de datos de Morningstar, a pesar de que los últimos dos años han sido difíciles para los fondos de inversión europeos centrados en renta variable europea, con más de 74.000 millones de euros en reembolsos, durante el último mes de enero se han podido apreciar flujos positivos. De hecho se ha registrado el mejor dato mensual desde diciembre de 2023. Esto demuestra que, aunque es pronto para hablar de un cambio de tendencia, sí se empiezan a apreciar entradas en fondos europeos, sobre todo en fondos cotizados en bolsa (ETF), más que en fondos de gestión activa.

Factores clave que impulsan a Europa
En los últimos tres meses, el índice MSCI Europe ha aumentado aproximadamente un 9%, superando la ganancia de aproximadamente el 0,5% del S&P 500, tal y como indican desde Morgan Stanley. "Se trata del comienzo de año más fuerte de Europa desde el 2000 y marca un gran contraste con respecto a su mediocre última década", expresan desde la entidad. El Comité de Inversiones Globales de Morgan Stanley aún no ve un mercado alcista sostenible, pero parece que hay algunos catalizadores fundamentales detrás del resurgimiento de Europa que vale la pena observar.
Una de las principales fuentes de optimismo en los mercados europeos es la posibilidad de un acuerdo de paz en Ucrania. Ignacio Dolz de Espejo Labrador, director de soluciones de inversión y producto de Mutuactivos, señala que la desescalada del conflicto reduciría los precios de la energía, lo que beneficiaría especialmente a países con una alta dependencia energética, como es el caso de Alemania e Italia. Esto, a su vez, impactaría positivamente en el crecimiento económico y contribuiría a la estabilidad de la inflación, generando un entorno más favorable para la inversión. Además, según el Banco Mundial, los proyectos de restauración podrían generar hasta 486.000 millones de dólares en nuevos trabajos de ingeniería y construcción durante la próxima década. Aunque los analistas de Morgan Stanley creen que el número puede estar en última instancia más cerca de la mitad de esa cantidad, sin embargo, crearía un gasto de infraestructura muy esperado y necesario.
Otro factor clave es la flexibilización fiscal en Alemania. Según un reciente informe de BlackRock, "la nueva coalición de gobierno podría revisar el freno de la deuda", permitiendo un mayor gasto en infraestructura y defensa, lo que estimularía la economía y favorecería a sectores estratégicos del mercado europeo. Además, la Unión Europea podría crear un fondo conjunto para reforzar su capacidad militar, lo que impulsaría sectores clave como la industria aeroespacial y de defensa. Desde Franklin Templeton, Kim Catechis, estratega de inversiones de la entidad, subraya que "esta medida podría traducirse en mayores oportunidades para las empresas europeas vinculadas a este ámbito". Este interés por la defensa europea impactó positivamente, fortaleciendo al euro frente al dólar. Empresas como BAE Systems Plc (+23%), Rheinmetall AG (+19%) y Dassault Aviation (+16%) experimentaron un repunte este lunes, tras la reunión entre Donald Trump y Valodímir Zelenski.
Por otro lado, el Banco Central Europeo podría implementar recortes en los tipos de interés a lo largo del 2025, facilitando el acceso al crédito y estimulando la economía. Pedro Del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad, señala que una bajada de tipos entre 75 y 100 puntos básicos podría ser clave para consolidar la recuperación económica.
¿Por qué la renta variable europea?
Las valoraciones atractivas de las acciones europeas, en comparación con sus homólogas estadounidenses, también refuerzan su atractivo como alternativa de diversificación. Según Bank of America, Europa cotiza con un descuento histórico frente a EE.UU., lo que puede atraer capital hacia los mercados del continente, especialmente en un entorno de estabilidad macroeconómica y reducción de riesgos geopolíticos.
Patricia López Molina, head of Iberia distribution de GAM, subrayó durante el último evento de ASEAFI que la renta variable europea tiene un gran potencial si se implementan estrategias adecuadas para mejorar la competitividad en la eurozona. En su opinión, las acciones europeas "ofrecen una mayor diversificación en términos de ingresos globales que las estadounidenses", lo que puede representar una ventaja competitiva. Para cambiar la percepción escéptica de los inversores sobre Europa, López Molina considera esencial fomentar la inversión en innovación y digitalización, reducir la dependencia de sectores tradicionales y aumentar el consumo interno.
Otro aspecto clave que destaca López Molina para mejorar la situación de la eurozona es aprovechar sus actuales ventajas en términos de tipos de interés. Con una política monetaria más acomodaticia que la de EE.UU. y Reino Unido, "Europa podría incentivar el crecimiento a través de créditos más accesibles y estímulos a la inversión privada", expresa. Asimismo, la estabilidad en los precios energéticos y el auge de la descarbonización y la transición ecológica representan para la experta una oportunidad para atraer sectores estratégicos como el industrial y el energético, mejorando así la competitividad global de la región. Los sectores más atractivos para GAM incluyen el sector bancario, altamente regulado y con fortaleza en sus valoraciones; el energético, con precios más estabilizados; y el sector de lujo, que ha mostrado un crecimiento sostenido del 6% anual, con una sola caída durante la pandemia.
El reto de la sostenibilidad del repunte
A pesar del reciente entusiasmo sobre Europa, algunos inversores prefieren mantener la cautela. Bank of America prevé una posible caída del Stoxx 600 en torno a un 10% para mediados de año, si se materializa una desaceleración global. “Seguimos siendo negativos con respecto a la renta variable europea en términos absolutos, y nuestra postura táctica de sobreponderación frente a la renta variable mundial parece avanzada: creemos que el repunte de la renta variable europea refleja con creces los catalizadores positivos del crecimiento interno que se avecinan", explica Sebastian Raedler, head of European Equity Strategy.
"A nivel estructural Europa sigue enfrentando múltiples desafíos estructurales, como el envejecimiento demográfico, altos costes laborales y energéticos, el estancamiento del crecimiento de la productividad y la debilidad comparativa de sus sistema tecnológico y de innovación", expone Yves Bonzon. Además, la región sigue dependiendo de sectores más tradicionales con un menor crecimiento estructural, como la manufactura y la automoción, lo que supone un desafío para mantener el ritmo del mercado en el largo plazo. Según David Cano, "Alemania, como motor de Europa, ha sufrido una caída en su sector productivo, con la industria automovilística perdiendo competitividad frente a la tecnología y los servicios". Asimismo, la falta de un ecosistema tecnológico robusto y la dependencia de las exportaciones hacen que Europa sea más vulnerable a fluctuaciones en el comercio global y posibles restricciones geopolíticas.
Otro reto clave sería el posible agotamiento del flujo de inversión extranjera en Europa. Si bien actualmente los gestores de fondos han incrementado su exposición a los activos europeos, una eventual recuperación del mercado estadounidense o asiático podría desviar nuevamente el interés de los inversores, limitando el impulso de la renta variable europea a largo plazo. Félix López, socio de altCapital, señaló que "Europa tiene potencial para competir con EE.UU., pero necesita impulsar el consumo interno y la inversión en innovación para sostener el crecimiento".