Bert Flossbach (Flossbach von Storch): “Los bancos centrales tienen las manos atadas”

Bert Flossbach
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Una espiral precios-salarios y, con ella, una consolidación de elevadas tasas de inflación, es el escenario más probable. “La inflación empieza a asentarse en la mente de las personas. Una desaceleración de la inflación que la dirija hacia el nivel objetivo de los bancos centrales del 2% se antoja lejana”, advierte Bert Flossbach. Según el cofundador de Flossbach von Storch y gestor del Flossbach von Storch Multiple Opportunities II, fondo con Rating FundsPeople+, estamos al inicio de un nuevo régimen inflacionista.

“Ahora mismo, el mandato de los bancos centrales de buscar la estabilidad de precios ya no significa impulsar hacia arriba una inflación que era demasiado baja. Significa ejercer presión sobre una inflación demasiado elevada”, explica. En su opinión, los bancos centrales liberaron y sacaron de la lámpara al genio de su política monetaria flexible, y ahora ya no consiguen que vuelva. “La explosión de precios en las gasolineras y la omnipresencia mediática del tema sensibiliza a las personas”.

Si hay estabilidad de precios cuando la gente deja de hablar de inflación, ahora mismo estamos viviendo lo contrario. “El ancla inflacionista mental de las personas empieza a liberarse del nivel objetivo del 2%. Se dirigen a precios en alza y, en la medida de lo posible, adaptan sus comportamientos como consumidores. Quien espera unos precios claramente al alza adelanta compras, como por ejemplo las de bienes duraderos de consumo o inmovilizado como automóviles, muebles o electrónica. Actualmente, el problema no está tanto en el precio, sino en la falta de disponibilidad y en los elevados plazos de entrega”, afirma el experto.

El papel de los bancos centrales

De acuerdo con Flossbach, para reducir significativamente la inflación y volver a anclarnos en el nivel objetivo del 2%, los bancos centrales deben subir los tipos de interés tanto que la demanda de bienes de consumo e inversión caiga a un nivel que conduzca a una estabilización de los precios.

“A la vista de la situación de escasa oferta, en la actualidad ese efecto probablemente podría conseguirse solo con subidas de tipos mucho más drásticas que en el pasado. Una política como la que llevó a cabo Paul Volcker, quien en 1980 luchó contra una inflación de hasta un 15% con subidas de tipos hasta el 20% y que, durante varios años, quedaron por encima del 10%, estaría condenada al fracaso. Además, el endeudamiento actual es muy superior al que se daba en el pasado. Para la eurozona, ya una subida de tipos del 2% al 3% sería problemática, y por encima de eso sería peligrosa”, advierte.

El cofundador de Flossbach von Storch recuerda que la deuda de los estados más endeudados ya se negocia con unas primas de riesgos significativas frente a los bonos federales alemanes. “Si sus rentabilidades, como consecuencia de una lucha seria del BCE contra la inflación, subieran hasta el 2-3%, el nivel de rentabilidad de la deuda pública italiana se situaría en torno a un 4% o 5%. Como muy tarde, en ese momento el BCE debería dar marcha atrás. Y, por lo menos, volver a comprar deuda de los países afectados para ejercer presión sobre sus rentabilidades”.

Por lo tanto, el experto considera que “los bancos centrales tienen las manos atadas. Especialmente el BCE tiene muy poco espacio para subir los tipos de interés. En cualquier caso, no hasta el nivel que haría falta para luchar con éxito contra la inflación. Por eso nos encontramos al inicio de una larga etapa de tipos claramente negativos, con las correspondientes consecuencias para los ahorradores”, concluye.