La potencial salida de Grecia del euro ha pillado a los gestores con poca o nula exposición. Algunos descartan mover ficha porque piensan que ese escenario no se producirá.
Las posibilidades de que Grecia salga de la zona euro se han incrementado. Según un reciente informe de S&P titulado “Soverign rating implications of a possible Greek withdrawal from the eurozone” ("Implicaciones en los ratings de una posible salida de Grecia de la eurozona"), ya son una de cada tres. La agencia lo justifica teniendo en cuenta que un cuarto de los trabajadores pertenece al sector público y que el declive económico hace a los ciudadanos más susceptibles a apoyar medidas drásticas, lo que inclinará la balanza en las próximas elecciones del 17 de junio a favor de partidos contrarios a la aplicación del programa europeo, llevando a “la formación de un gobierno fundamentalmente opuesto a la implementación del mismo en las actuales condiciones”, a la vez que la tolerancia de los socios europeos disminuye. Eso sí, S&P cree que la posibilidad de que el país abandone la unión monetaria es mayor de que le echen, si bien el BCE podría presionar rechazando aceptar colateral heleno.
La mayoría de gestores españoles que están al frente de fondos de renta variable europea ya han reducido de forma muy significativa la exposición al país. Son muchos los que, desde hace tiempo, salieron de empresas domiciliadas en Grecia y en las que no han vuelto a invertir. Por eso ahora no se ven obligados a recortar posiciones de forma acelerada y, en algunos casos, tampoco creen que haya que cubrirse de cara a un potencial contagio a otras regiones porque no contemplan ese esceneraio. En otros, empiezan a mirar con interés empresas griegas, ya de por sí muy baratas, y que podrían beneficiarse de una reducción de costes en dracmas a la vez que cuentan con un negocio expuesto al exterior, a divisas como al euro.
En Belgravia Capital, gestora especializada en renta variable europea, están desinvertidos en Grecia desde hace “mucho tiempo”. Según explican en la entidad, desde finales del año pasado están posicionados en compañías de calidad porque consideran que son “las que mejor están comportando en este entorno de incertidumbre y actualmente seguimos con este sesgo”.
El equipo de renta variable de BMN Gestión de Activos, que realiza una gestión activa de la renta variable española y europea con una filosofía GARP (growth at reasonable price), también hace hincapié en la calidad, que abre la puerta a un crecimiento recurrente y creíble, con un sesgo en small y mid caps. Según explica Joaquín Abril, gestor de renta variable de la entidad, el equipo tiene en cuenta las consideraciones macroeconómicas en la medida en que su filosofía prioriza el crecimiento. “En Europa del Sur hay muy poco, es plano y en algunos casos hay decrecimiento, a menos que hablemos de nichos muy concretos”, explica. Una tendencia que en Grecia se acentúa, razón por la que su filosofía de inversión les llevó a tener una nula exposición a empresas helenas en cartera. En términos de ventas, la exposición de su cartera al mundo de la Europa periférica es de sólo el 15%, con un peso fuera del euro de en torno al 50% (27% en Asia, sobre todo China, 12% en EEUU y 7% en Europa no euro).
Así las cosas, el propio modelo de gestión ha permitido estar fuera de Grecia en estos momentos, y permitirá entrar de nuevo cuando vuelva el crecimiento. Con todo, Abril reconoce que, ante las fuertes caídas de algunas empresas helenas con capacidad de crecer fuera, o filiales helenas de multinacionales, empieza a ver algunas ideas de inversión, pues de salir del euro, sus costes se abaratarían en dracmas mientras sus ventas seguirían siendo en euros, borrando todo efecto negativo. El problema sería para las empresas que se encuentran en la situación inversa, dice el gestor.
Consecuencias para Grecia y otros países
Sin embargo, y a pesar de esa consecuencia positiva para algunas entidades, sobre impacto de la potencial salida, S&P estima que sería muy “costoso para la ciudadanía griega”, pues, aunque temporalmente se reduciría el coste de exportar, no supondría una cura en sí misma para los problemas del país y conduciría a una fuerte fuga de capitales de los ahorradores. S&P ve más incierto el impacto en otros países, pues no prevé salidas del euro adicionales y sí una mayor flexibilidad política y un refuerzo del compromiso en los países más débiles para seguir con las reformas estructurales. Eso sí, señala como riesgo la posibilidad de salidas de capitales de la Europa periférica “si no hay una respuesta política robusta” y también de las autoridades monetarias. “El BCE responderá probablemente de forma vigorosa”, dice.
“Chipre, debido a la gran exposición de sus sistema bancario a Grecia, podría verse especialmente afectado”, según el informe, que añade que Portugal y España tienen también sectores bancarios muy débiles, e Italia sigue siendo vulnerable al sentimiento de mercado.
A pesar de esas posibles consecuencias, algunas gestoras descartan el escenario de salida de Grecia del euro y por eso no toman medidas para cubrirse ante ningún posible contagio. Por ejemplo, en Mutuactivos, donde no tienen exposición a Grecia en su fondo de bolsa europea, descartan que ese escenario se produzca a corto plazo.