Los mercados de activos privados constituyen una historia de crecimiento dentro de la industria de la inversión a nivel mundial. Aprovechar las oportunidades que se presentan conlleva, al mismo tiempo, una mayor complejidad operativa. Las gestoras deben prestar sus servicios de manera ágil a unos inversores que se vuelven más globales y exigentes en términos de trasparencia, reporting, seguridad informática en el tratamiento del dato y eficiencia operacional. Y han de cumplir, al mismo tiempo, con las obligaciones reglamentarias en constante evolución. Operar en este entorno es difícil; adaptarse al dinamismo de la industria exige una constante inversión en tecnología, talento y capacidad.
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