Peter Marber (Loomis Sayles) y Philippe Waechter (NAM) analizan los aspectos positivos y negativos que entraña la inversión en países en vías de desarrollo.
¿Cuánto puede durar la presión que están sufriendo los mercados emergentes? Esta pregunta es el eje central de las reflexiones de dos expertos de Natixis Global AM: Peter Marber (en la imagen), responsable de mercados emergentes de Loomis Sayles, y Philippe Waechter, economista jefe de NAM. "Los mercados emergentes no son todos iguales", comienza Marber, que cree que ahora estamos viviendo la "Globalización 2.0" (para él, la "Globalización 1.0" comenzó en 1998 con la crisis asiática y la devaluación del rublo ruso). Esta segunda fase del ciclo no ha acabado, y está contribuyendo a que los inversores abandonen la percepción de los emergentes como un único bloque y comiencen a diferenciar entre los países que han realizado reformas y saneado sus cuentas y aquellos que no. El responsable de Loomis Sayles prefiere centrarse en las áreas del mercado emergente que ofrecen oportunidades y buenos fundamentales, como Singapur, México y Corea del Sur.
La posición de Peter Marber con respecto a los emergentes es positiva, pues confía en que el grupo de naciones en vías de desarrollo seguirá creciendo a un ritmo superior al de países industrializados – la previsión del FMI es que el PBI del mundo emergente crezca un 5,1% frente al 2,2% de los desarrollados en 2014-. El experto se fija especialmente en una serie de megatendencias que ya se están desarrollando en la actualidad: "A largo plazo, esperamos que la industrialización, la urbanización y el auge de las clases medias sigan alimentando el crecimiento de los países emergentes. Para 2025, se prevé que casi la mitad de la población mundial viva en los mercados emergentes" (actualmente el 85% de la población mundial vive en el mundo emergente).
El experto subraya la idea de que la globalización es una megatendencia sigilosa que continuará durante algún tiempo: "Cada día crece el número de países emergentes que se integran en la economía mundial y en los mercados de capitales internacionales. Y eso es algo que a la gente le cuesta recordar, porque es un proceso silencioso”. “Yo le digo a todo el mundo que miren a su alrededor y se fijen en la ropa que llevan, el café que beben y la comida que comen. Casi con toda probabilidad, gran parte viene de las economías emergentes. Nuestra vida cotidiana está repleta de cosas procedentes de estos países", añade Marber.
También ha sido notorio el desarrollo en los últimos años de los mercados financieros de estos países, que han ido ganando profundidad. Marber se fija especialmente en la renta fija y en el protagonismo creciente que han ido ganando los bonos corporativos, codo con codo con la deuda soberana. Para él, esta transformación es una consecuencia lógica de la mayor presencia del sector empresarial en el mundo emergente, particularmente de multinacionales extranjeras.
Oportunidades en renta fija emergente
El economista de Loomis Sayles constata que en los últimos tiempos la deuda corporativa emergente también se ha beneficiado de la caída de los costes de financiación a mínimos históricos, junto con las necesidad de inversión y financiación, imitando así a las desarrolladas, que han optado por financiarse en el mercado ante la caída de la concesión de crédito del sector bancario. Marber señala que los bonos emergentes suponen ya el 15% del mercado mundial de renta fija.
El experto cree que esta dinámica es buena para los inversores en renta fija que buscan diversificación y protección contra tipos de interés al abrir un universo nuevo de oportunidades de inversión que además está en plena expasión: sólo en 2013 el número de emisiones del índice JP Morgan Corporate Emerging Market Bond Index Broad Diversified se incrementó un 30%. "Es improbable que las empresas de México, China o Polonia repliquen exactamente el movimiento de los mercados estadounidenses y, en general, los bonos corporativos emergentes tienen duraciones más cortas que los bonos estadounidenses", afirma. Marber también sitúa en este apartado algunos activos descorrelacionados de países "frontera" como Uganda, Kenia, Nigeria y Uruguay.
"Lo interesante, cuando echas un vistazo a los 50 ó 60 países emergentes, es que, en general, da la sensación de que existen áreas que van a ser capaces de ganar dinero", continúa el experto, que incide en los mejores fundamentales por la parte del crédito antes que la deuda soberana emergente: "Ahora mismo estamos viendo que en todo el espectro de calidad crediticia, tanto con grado de inversión como high yield, las empresas emergentes están rentando entre un 1% y un 2% más al año que los bonos con exactamente las mismas calificaciones crediticias emitidos por empresas estadounidenses", señala.
¿Dónde está el problema?
Si Marber prefiere fijarse en las áreas del mercado con perspectivas más optimistas, Philippe Waechter analiza en cambio las causas de la pérdida del favor de los inversores de los países BRIC. Comienza fijándose en la situación económica de Brasil, donde existen presiones en el mercado laboral y la inflación está subiendo. "El banco central de Brasil debe intervenir para detener el avance de la inflación. La deuda de los hogares también es muy alta y se ha convertido en un lastre ahora que el crecimiento se está ralentizando", apunta Waechter. El nivel actual de la inflación se sitúa en el 5,8% y la previsión para su PIB es que crezca en torno al 2,5% en 2014. Una de las medidas recientes para atajar la escalada del coste de la vida ha sido el recorte de 44.000 millones de reales (unos 18.410 millones de dólares) en el presupuesto federal para 2014, para mantener el excedente presupuestario primario en el 1,9% del PIB.
En lo referente a la “R” de BRIC, Waechter señala que el país sigue manteniendo su estatus de exportador de materias primas pero no está invirtiendo lo suficiente en otros sectores para diversificar su economía.
En cuanto a India, la principal apreciación del economista jefe de NAM es que el país sigue acusando el descenso del comercio mundial tras la crisis financiera mundial de 2008. "Eso se aprecia especialmente en el sector manufacturero de la India, cuya trayectoria responde al descenso del comercio mundial", explica. Waechter añade que la tasa de crecimiento interno del país no es lo suficientemente fuerte para reducir este desequilibrio económico.
Finalmente, de China indica que a pesar del ambicioso programa de reformas estructurales que se aprobó hace unos meses, "incluso en este nuevo marco, muchos de los problemas anteriores persisten, como por ejemplo el grave problema de la especulación inmobiliaria". La otra fuente de preocupación es que, después de 10 años creando lazos económico con otros países emergentes y siendo una influencia para el conjunto del mundo en desarrollo, que ahora el gigante asiático haya decidido concentrarse en su propio modelo económico también puede ser un problema para el resto de naciones.