Durante los últimos meses uno de los aspectos que más atención ha centrado ha sido la posibilidad de que los inversionistas vendieran parte de las tenencias de bonos que han adquirido de manera constante desde que la Reserva Federal inició su políti
Hace ya cinco años que la Fed redujo drásticamente los tipos de interés y cuatro años desde que comenzó la Quantitative Easing (QE). La gran incógnita es saber si la rotación de los inversionistas afectará en las rentabilidades de los bonos, en los márgenes de crédito e incluso en el mercado de valores. “Si las acciones pueden mantener el rally cuando los rendimientos de los bonos suban y termine la QE, será una buena señal”, indica Jurrien Timmer, co-manager de Fidelity ® Fondo Global Strategies en su análisis de mercados de agosto.
Desde la caída de Lehman Brothers la Fed ha mantenido una política de tasas de interés al mínimo para contribuir a la reactivación económica. Así, ha añadido miles de millones de dólares a su balance a través de la QE. Uno de los objetivos, explica Timmer, era conseguir que los inversionistas que buscasen altos rendimientos apostaran por otro tipo de activos más allá de los bonos y elevaran así el precio de dichos activos. De hecho, desde finales de 2007 los inversionistas han puesto más de 700.000 millones de dólares en fondos de renta fija de todo tipo, según los datos del EPFR Global. El alcance de grandes rendimientos finalmente se encontró en sectores orientados al mercado de valores, como los REITs y utilities, que a su vez impulsaron los precios de la renta variable en general.
La QE de la Fed ha trabajado en gran medida para ayudar a aumentar los precios de los activos, explican desde Fidelity, siendo fundamental para alcanzar los máximos históricos recientes en los principales índices. Esto ha creado un efecto riqueza positivo en todos los activos financieros, objetivo declarado y conseguido de la Reserva Federal.
Tras las apariciones de Bernanke parece claro que la Fed querría ir reduciendo paulatinamente su programa de compra de bonos e ir retirando la QE. La duda es si es posible hacerlo “sin perturbar el equilibrio de precios de los activos financieros”, plantea Jurrien Timmer.
Entre mayo y junio, cuando esta posibilidad retumbó en los mercados por primera vez, el S&P 500 se corrigió un 6%, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años se incrementó del 1,6% al 2,7%, y el crédito de alto rendimiento se amplió en 120 puntos básicos en unas pocas semanas. A su vez, volvió la volatilidad de las acciones y de los bonos, y la Fed dio marcha atrás a su postura de estos años de crisis. Este cambio de actitud, explica el manager de Fidelity, permitió que las cosas se calmasen en julio y el mercado de valores subió rápidamente a un nuevo histórico.
No obstante, las acciones han vuelto a perder fuelle en los últimos días, con el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años llegando al 2,8% por primera vez desde 2011, y el S&P 500 con una corrección de su máximo reciente de 1710 hasta 1663 el 15 de agosto. También, en las últimas semanas los inversionistas han rotado de bonos y renta variable, según los datos de flujos de fondos EPFR Global. “Esto hace que me pregunte si un giro tan esperado ha comenzado”, indica Timmer. También ha cierta incertidumbre, agrega, sobre el sucesor de Ben Bernanke. Los principales candidatos parecen ser, prosigue Timmer, Janet Yellen y el ex funcionario de la Casa Blanca Larry Summers. Mientras que el primero sería probablemente visto por el mercado como una transición suave, el segundo podría considerarse como un desconocido, con lo que podría generar cierta volatilidad en los mercados en otoño, cuando se anuncie el cambio de presidente.
Si el mercado de valores consigue rentabilidades incluso cuando suban los rendimientos del Tesoro, “eso sería una buena señal para que en términos de su capacidad de recuperación frente a la subida de tipos y la reducción del apoyo monetario”. De esta forma se expandirá la idea de que los mercados puedan ser alcistas impulsados por una rotación continua en acciones.
No obstante, “tenemos que estar preparados para la posibilidad de que el mercado de valores podría sufrir alguna indigestión en las próximas semanas, en forma de aumento de la volatilidad, ya que los inversionistas anticipan para la reunión de septiembre que posiblemente la Fed anuncie que comience a disminuir su programa. También hay que saber en todo ese tiempo quién será el próximo presidente de la Reserva Federal”, concluye Jurrien Timmer.