El Banco Central Europeo reconoce ver ya signos de debilidad en la economía de la zona euro por lo que las firmas extranjeras ven difícil justificar una subida más salvo que la inflación sorprenda al alza.
Primera pausa en la política monetaria europea. Cumpliendo con el guion, el Banco Central Europeo ha mantenido los tipos de interés en el rango del 4-4,5% en su reunión de octubre. Es el primer respiro que se da la entidad monetaria desde julio de 2022 tras 10 reuniones consecutivas de subidas de tipos.
Y en opinión de las gestoras internacionales, lo más probable es que estemos ante una pausa permanente en este ciclo monetario. “El aumento de los precios de la energía supone un nuevo riesgo al alza para la inflación general, pero la moderación del crecimiento y el enfriamiento de la inflación subyacente impedirán probablemente nuevas subidas de tipos”, defiende Gurpreet Gill, estratega macro de renta fija global de Goldman Sachs AM.
Sin novedades del PEPP
Antes de la reunión se había especulado con la posibilidad de adelantar la fecha de finalización de las reinversiones de los reembolsos del programa PEPP, que actualmente está previsto que continúe hasta finales de 2024, como bien recuerda Alexander Batten, gestor de fondos de renta fija para Columbia Threadneedle Investments. “No hubo tal debate en el Consejo de Gobierno, donde el reciente endurecimiento de las condiciones financieras derivado de unas curvas más pronunciadas y unos diferenciales periféricos más amplios habría reducido la necesidad de añadir un endurecimiento monetario adicional”, explica.
Además, un mensaje importante que destaca Marco Meijer, gestor y adjunto al responsable de Renta Fija de Mediolanum IF, es que Lagarde ha dado a entender que la venta masiva de bonos europeos reciente no se justifica por factores internos, sino más bien por factores mundiales (léase: bonos del Tesoro de EE.UU.). No obstante, Azad Zangana, economista y estratega europeo de Schroders, también ve claro que el BCE sigue teniendo un ojo puesto en la capacidad de los países, en particular Italia, para financiarse de forma asequible y ordenada.
Es una decisión que no ha sorprendido en el mercado. “La ralentización de la inflación subyacente sugiere que el endurecimiento monetario está afectando a la economía real”, justifica Marc Schartz, gestor de carteras de renta variable europea en Janus Henderson. En efecto, las gestoras internacionales coinciden en ver las grietas que ya asoman en la economía europea. “El PMI ha desvelado una continuada debilidad en la economía. El sector servicios, que hasta mediados de año había jalonado la economía real, persiste en su contracción, mientras que el sector manufacturero no muestra signos de recuperación”, destaca Pablo Duarte, analista senior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch.
Muestras de debilidad en la zona euro
Precisamente por eso las gestoras internacionales ven tan difícil una subida más. “Los datos de actividad de la Eurozona apuntan a que el bloque se encuentra en una situación parecida a la recesión, mientras que la corrección de los bonos liderada por EE.UU. endurecerá aún más las condiciones financieras europeas, lastrando el crecimiento”, subraya Luke Bartholomew, economista senior de abrdn. En su opinión, aunque la incertidumbre geopolítica podría provocar un repunte de los precios de la energía y ralentizar así la trayectoria de la inflación hacia el objetivo, haría falta un shock inflacionista muy fuerte para que el BCE endureciera aún más su política monetaria.
De hecho, la previsión de Karsten Junius, economista jefe de J. Safra Sarasin Sustainable AM, es que lo más probable es que el BCE revise a la baja sus previsiones de crecimiento en su próxima reunión de diciembre. Como reconoció la propia Lagarde, el BCE ya observa señales más claras de que su política monetaria restrictiva se transmite a la economía a través del canal de los préstamos bancarios. “Reconoció que la debilidad económica podría durar hasta el primer trimestre de 2024, donde las últimas proyecciones del BCE de septiembre aún indicaban una tasa de crecimiento del 0,3% intertrimestral, una cifra cercana al potencial de crecimiento”, apunta Junius.
2024: más alto más tiempo
Tal y como están las cosas, el consenso de las gestoras internacionales y el mercado apunta a que los tipos permanecerán en este nivel hasta bien entrado 2024 antes de que el BCE tenga que recortar. Coge fuerzas el mantra de tipos más altos durante más tiempo. “Si la inflación evoluciona en línea con las previsiones del BCE y las nuestras, es probable que la subida de tipos de septiembre de 2023 fuese la última: las tasas de inflación seguirán bajando, debido a los efectos de base y a factores subyacentes”, prevé Ulrike Kastens, economista de Europa para DWS.
Donde hay más diferencia de opiniones es cuándo llegarán esas rebajas de tipos. Konstantin Veit, gestor en PIMCO, ve esos recortes llegando más tarde de lo que descuenta actualmente el mercado. “El listón para otra subida es alto, pero el de para empezar a bajar los tipos es aún más alto”, coincide Ann-Katrin Petersen, estratega senior de BlackRock Investment Institute. Para Peterson, con un mercado laboral tenso y una productividad moderada, el riesgo de que la inflación no se relaje lo suficiente impedirá al BCE plantearse recortes hasta bien entrado 2024.
Visiones contrarian
Otro, como Salman Ahmed, responsable global de macro y asignación estratégica de activos en Fidelity International, son más pesimistas con el rumbo de la economía europea: "Como la propia Presidenta Lagarde admitió, la transmisión ya ha sido muy fuerte y todavía hay más por venir". Por eso, Ahmed sigue opinando que el BCE ha endurecido demasiado su política monetaria y espera que la zona euro entre en recesión este trimestre o el siguiente. En consecuencia, cree que el BCE empezará a recortar los tipos antes y de forma más agresiva de lo que prevé el mercado.
Además, expertos como Sebastian Vismara, economista de BNY Mellon IM, no descartan por completo un nuevo endurecimiento de la política a principios de 2024, en consonancia con su opinión de que la inflación podría sorprender al alza en relación con las expectativas a principios del nuevo año. "En el caso de que Europa sufra otro shock energético, por ejemplo, Lagarde dejó claro que la respuesta del BCE será diferente a la de 2022, ya que el suceso afectará a una economía que ya ha sufrido un shock, que tiene tipos de interés más altos y que se está debilitando", comenta Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS IM.