El mercado global de deuda privada vive una etapa de madurez. De ser un segmento de alta rentabilidad reservado a inversores especializados, ha pasado a convertirse en un espacio más amplio, competitivo y complejo. Según datos de Preqin, los activos bajo gestión en crédito privado alcanzarán los 4,5 billones de dólares en 2030, frente a los 2,1 billones registrados en 2024, consolidando su papel como una de las clases de activo de mayor crecimiento dentro de los mercados privados. Esa expansión, sin embargo, plantea un reto: mantener la calidad de la originación en un contexto donde la competencia por desplegar capital sigue siendo intensa.
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