¿En qué me equivoqué? Errores de inversión contados por los propios gestores

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Foto: Opensourceway, Flickr, Creative Commons

A menudo, es difícil escuchar hablar a los gestores de los errores que han cometido. Las conversaciones entre ellos con sus clientes se suelen centrar en su visión del mercado, en el posicionamiento de sus carteras, en los últimos movimientos realizados… pero casi nunca se habla de esas equivocaciones que, a menudo, humanizan a quien las protagoniza. “Se aprende más de los errores que de los éxitos”, reconoce Lisa Thompson, gestora de renta variable en Capital Group, que cuenta con 34 años de experiencia en el sector de la inversión.

“Está genial cuando invertimos y obtenemos buenos resultados desde el principio. Pero existe la posibilidad de que se deba a que estábamos en el lugar adecuado en el momento justo. Sin embargo, me he dado cuenta de que cuando más he aprendido ha sido cuando una idea no ha funcionado o cuando ha tardado mucho en hacerlo”, explica. Cinco gestores de la firma americana, incluida la propia Thompson, han hecho un ejercicio público analizando errores en los que han incurrido a la hora de invertir, así como las lecciones aprendidas en cada caso. El primero de ellos fue Greg Wendt.

Cuidado con invertir solo porque te guste el proyecto

Hace unos años, este gestor de renta variable de Capital Group invirtió en un operador de cruceros llamado American Classic Voyages porque la idea que había detrás le resultó muy atractiva. “La compañía tenía sus raíces en Delta Queen Steamboat Company, que organizaba cruceros por el río Mississippi. El multimillonario financiero Sam Zell era el presidente de la compañía y su intención era revolucionar el sector de los cruceros. La idea era que la compañía obtuviera derechos exclusivos para realizar cruceros por las islas hawaianas gracias a la legislación marítima proteccionista de Estados Unidos”, rememora.

Analizó detenidamente la dinámica del sector del turismo en Hawai y de la industria de los cruceros en general, y llegó a la conclusión de que estos viajes tendrían una fuerte demanda. La compañía logró reunir todo el capital necesario, contrató a un equipo directivo de ensueño y comenzó a construir el barco en un astillero de Mississippi. En aquel momento, hacía más de 25 años que no se construía un crucero en suelo estadounidense, pero el astillero tenía una amplia experiencia en la construcción de buques militares. “¿Qué podía salir mal?”, se preguntaba.

“Pues resulta que recuperar las competencias industriales tras haberlas perdido no es tan fácil. El esfuerzo multimillonario que hizo falta para construir el barco fracasó, y la compañía quebró por esta y otras razones. Nunca pensé que no fuera posible encontrar en Estados Unidos el talento necesario para construir un barco. Al final, el buque acabó siendo remolcado a Europa, donde se pudo terminar de construir. Pero la tesis de inversión se hundió sin remedio. Lección aprendida: No hay que dar por hecho que una compañía puede ejecutar su estrategia empresarial sin entender cómo lo va a hacer”.

Confía, pero comprueba

Según Steve Watson, gestor de renta variable de Capital Group, a veces, hasta los inversores más experimentados pueden ser víctima de un engaño. “Varios años después de comenzar a trabajar en la oficina de Hong Kong de la gestora, decidí invertir en Sino-Forest, una compañía china que poseía y gestionaba terrenos forestales con la intención de acabar vendiéndolos a otros inversores. Entre 2003 y 2011, las acciones de Sino, que cotizaban en Toronto, subieron más del 500% gracias a los informes de la compañía, que apuntan a un sólido crecimiento de sus beneficios. Acabó sabiéndose que la empresa había falsificado numerosas transacciones, unas 450 solo en el primer trimestre de 2009”.

En 2011, la compañía fue investigada por la Comisión del Mercado de Valores de Ontario. Se suspendió la cotización de las acciones y en 2012 Sino se declaró en quiebra. En última instancia, la Comisión del Mercado de Valores de Ontario determinó que ciertos directivos de la compañía habían «incurrido en conductas deshonestas o fraudulentas en relación con los ingresos y los activos forestales de Sino-Forest a sabiendas de que se trataba de un engaño. “Lección aprendida: es necesario aplicar una buena dosis de escepticismo a los estados financieros de las compañías y a los directivos que los gestionan”, indica el gestor.

No hay que dejarse llevar por el sesgo de confirmación

Justin Toner recuerda que Boeing ha atravesado varias crisis. No solo la del 11 de septiembre, sino también más recientemente en 2019, la que provocaron los accidentes de su modelo 737 Max por el mal funcionamiento de los controles de vuelo, y en 2020, con la pandemia del Covid. A este gestor de renta variable de Capital Group le sorprendió bastante la rapidez con la que reaccionó la compañía a la pandemia y al cierre del sector de los viajes en todo el mundo. “Viéndolo en retrospectiva, puedo decir que subestimé la gravedad de la situación”.

De hecho, no cree que nadie pudiera prever realmente la gravedad de la situación. Pero lo cierto es que las circunstancias empeoraron con rapidez, justo después de los problemas que habían tenido los aviones 737 Max.

“Fue un periodo muy complicado para mí como analista. Y también realizaba labores de gestión en algunos fondos. Tras casi 20 años de experiencia en el sector, sería razonable pensar que debería haber visto las señales de advertencia y haber reaccionado con rapidez y decisión. Pero lo cierto es que este trabajo es muy complicado y, como todas las personas, los gestores pueden ser víctimas de sus propios sesgos y emociones. Podemos caer en el sesgo de confirmación, es decir, la tendencia a buscar información que confirme nuestros sesgos previos. Esta experiencia supuso un enorme aprendizaje para mí. Lección aprendida: cuestiona tu propio punto de vista y prepárate para actuar con rapidez cuando las circunstancias cambien”.

Hay que saber retirarse a tiempo

Invertir con éxito a largo plazo resulta increíblemente complicado, aunque pueda parecer increíblemente sencillo: identificar de forma sistemática grandes compañías cuyas acciones puedan generar rentabilidades superiores a lo largo del tiempo. Pero lo que Martin Jacobs, gestor de renta variable en Capital Group, ha aprendido durante su trayectoria profesional es que las grandes compañías también pueden caer, por lo que contar con una fuerte disciplina de ventas y ceñirse a ella puede resultar igual de importante. En su libro The Art of Execution: How the world’s best investors get it wrong and still make millions in the markets Lee Freeman-Shor habla sobre esta competencia.

Freeman-Shor, gestor de fondos de fondos, analizó siete años de datos basados en los resultados reales de las inversiones de 45 de los principales inversores del mundo. Una de las observaciones más interesantes de ese estudio fue la importancia de la ponderación y la convicción. “Lo que descubrió fue que no se trata de con qué frecuencia aciertas o te equivocas, sino de cuánto dinero ganas cuando aciertas y cuánto pierdes cuando te equivocas. En el marco de mi labor de gestión de carteras he podido comprobar que estas decisiones de ponderación y convicción son realmente importantes”.

El libro identifica cinco tribus diferentes de inversores profesionales en función de su comportamiento. A uno de los grupos lo llamó “los asesinos”, porque eran unos vendedores empedernidos. Lo que más les importaba era reducir sus pérdidas cuando la acción caía. “Numerosos estudios de psicología conductual han demostrado que a los inversores les resulta 10 veces más difícil asumir una pérdida en la vida real que sobre el papel. En otras palabras: todos tenemos una tendencia emocional que nos lleva a evitar reducir nuestras pérdidas y seguir adelante”.

Por lo tanto, según Jacobs, la disciplina de abandonar una inversión cuando ya no ofrece buenos resultados puede ser muy importante a la hora de invertir con éxito. “Los inversores a largo plazo deben estar dispuestos a cambiar de rumbo cuando una tesis de inversión deja de funcionar. Me he dado cuenta de que es una de las cosas más difíciles para un gestor. Lección aprendida: saber cuándo vender una posición y seguir adelante puede ser tan importante como saber cuándo comprarla”, revela.

Hay que evitar la parálisis por análisis

La inversión es una disciplina que es mitad arte y mitad ciencia. Para obtener buenos resultados, hay que recopilar los datos y hacer los números. Pero también hay que tomar decisiones basadas en los conocimientos adquiridos con la experiencia, subraya Lisa Thompson. Por naturaleza, esta gestora de renta variable en Capital Group suele invertir en contra de la tendencia del mercado, por lo que tiende a evitar a la masa y a interesarse por una inversión cuando otros venden.

El gran superciclo de las materias primas de principios de la década de 2000, que había venido impulsado por el rápido crecimiento de la economía china, había llegado más o menos a su fin en 2014. Tras subir con fuerza de 10 dólares la tonelada en 2003 a unos 170 en abril de 2009, el precio del mineral de hierro cayó por debajo de los 70 dólares la tonelada en diciembre de 2014. La cotización de las compañías mineras también cayó ante la caída de los precios.

En este entorno, comenzó a trabajar con el analista del sector de la minería e interesarse por Vale, la compañía brasileña especializada en la producción de mineral de hierro. “Sin embargo, los inversores con experiencia de inversión en compañías cíclicas como Vale saben que puede resultar muy difícil determinar cuándo un ciclo ha tocado fondo, así que durante este periodo me reunía con frecuencia con el analista para repasar las cifras. Mientras tanto, la cotización seguía cayendo”.

En Capital Group, tienen lo que, en su opinión, constituye una ventaja competitiva, y es que sus analistas suelen cubrir un determinado sector durante años, e incluso décadas. “Gracias a ellos, tenemos acceso a una enorme cantidad de conocimientos muy precisos. Pero recuerdo que, en un momento dado, me reuní con el analista del sector y le pregunté: sabemos ya muchísimo sobre esta compañía. ¿Necesitamos más información para tomar una decisión? Recuerdo que pensé que ya conocía los flujos de caja descontados, las primas, las multas, el contexto de demanda internacional. Un dato más no iba a servir de nada. Tengo que tomar la mejor decisión posible con la información de la que dispongo. Y puede tratarse de decisiones complicadas, pero en eso consiste el trabajo de un gestor”.

La lección que aprendió es que la labor de análisis es crucial, pero a veces más información es demasiada. “Para invertir con éxito, has de saber cuándo actuar con la información que tienes”, concluye.