¿Están justificados los máximos históricos de beneficios en Estados Unidos?

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Luisete, Flickr, Creative Commons

Está a punto de terminar un año redondo para las empresas estadounidenses, cuyos beneficios están en máximos históricos. Ahora bien, muchos se preguntan si estos beneficios están realmente justificados y a qué se debe que se encuentren en niveles tan elevados. Este asunto ha ocupado uno de los análisis de Fidelity Worldwide Investment, que observa que el peso de los beneficios empresariales sobre el PIB estadounidense ya está en un máximo histórico del 10,9%, frente a la media a largo plazo del 6,4%. 

En base a que “está demostrado que a largo plazo muchas series de datos económicos y financieros "retornan" a la media”, desde la gestora estiman que es posible que este retorno sea inferior en el futuro… aunque “resulta menos probable cuando se están produciendo cambios estructurales importantes”. "El crecimiento de los beneficios empresariales se ha ralentizado en 2013, ya que los esfuerzos de reducción de costes desde la recesión de 2008/2009 han alcanzado el límite de su capacidad para impulsar los márgenes”, observa al respecto Peter Kaye, experto de renta variable estadounidense de la firma. “Sin embargo, de cara a 2014, los indicadores económicos adelantados en realidad sugieren un crecimiento económico más fuerte y eso debería traer consigo un mayor crecimiento de los ingresos y potencialmente mayores márgenes de beneficios, ya que el incremento de los ingresos se aprovechará de una base de costes muy ajustada”, continúa el responsable de la gestora. "En este escenario, el elevado peso de los beneficios empresariales en el PIB podría mantenerse e incluso aumentar".

La firma destaca tres factores que ayudan a entender el peso de los beneficios sobre el PIB estadounidense, factores que asimismo pueden servir para “argumentar que el elevado peso de los beneficios empresariales se mantendrá e incluso aumentará en el futuro”.

El primero de dichos factores estructurales es que, al tiempo que ha incrementado la ponderación de los beneficios, ha caído la de los salarios. En este punto, lanzan una advertencia: “De cara al futuro, y en la medida en que supone una evolución cíclica que refleja una reducción temporal del poder negociador de los trabajadores en un entorno de paro elevado. Esto podría suponer un motivo de inquietud desde la óptica de la rentabilidad empresarial”. 

Desde Fidelity creen que esta caída de los sueldos puede ser en parte de naturaleza estructural, como consecuencia de la caída de la fuerza negociadora de los trabajadores frente a los empresarios, en parte posiblemente por el aumento de la oferta de mano de obra. La gestora se hace eco de datos del FMI, que calculan que la oferta mundial efectiva de mano de obra se ha cuadruplicado entre 1980 y 2005, hasta los 2.000 millones de personas. 

El segundo factor que puede explicar el peso de los beneficios sobre el PIB es el aumento de la globalización: la diversificación internacional – gracias a la eliminación progresiva de las barreras de comercio- ha permitido un aumento constante de la parte de los beneficios empresariales que las empresas de Estados Unidos obtienen en el extranjero: ya representa el 20,8% del total, frente al 6,7% de 1969. “Dado que la globalización es una realidad estructural innegable, parece plausible que los beneficios conseguidos por las empresas estadounidenses en el extranjero sigan siendo un factor clave para el elevado peso de los beneficios empresariales en el PIB de Estados Unidos”, afirman desde la gestora. 

Finalmente, el tercer factor estructural que detecta Fidelity es por el mayor progreso tecnológico, especialmente en la última década, que ha permitido a las empresas ser “proveedores de bienes y servicios más eficientes y rentables”. En este sentido, desde la gestora aprecian que un efecto directo de la tecnología es la reducción de la necesidad de mano de obra. Sólo un dato: entre 1998 y 2011, la industria americana de la automoción ha incrementado su gasto en tecnología en cerca de un 50%, mientras que sectores como energías, comunicación o minería lo han hecho en más de un 20%. 

"Los avances tecnológicos podrían perfectamente elevar los márgenes, aunque en algún momento los 'instintos animales' de los que hablaba Keynes y la competencia pondrán límite a esas rentabilidades” afirma Nick Peters, del grupo de soluciones de inversión de Fidelity. Sin embargo, “para eso todavía podría faltar bastante, sobre todo porque ahora los ejecutivos de las empresas tienen cada vez más confianza en las perspectivas y están recurriendo a las operaciones corporativas para impulsar la rentabilidad futura".

¿Son estos elementos estructurales suficientes para justificar el crecimiento de los beneficios? Quizá la respuesta sea sí y no. Dmitry Solomakhin, experto de renta variable mundial para la firma, da un punto de vista escéptico al respecto: "Aunque existen varias razones estructurales que explican de forma plausible el elevado peso actual de los beneficios en el PIB, sigo teniendo algunas reservas. En concreto, durante los últimos años las empresas han sido capaces de elevar el crecimiento del BPA fundamentalmente gracias a los recortes de costes y a las recompras de acciones en lugar del crecimiento de los ingresos. Lo que me preocupa es que eso no puede durar siempre, ya que en algún momento las oportunidades para recortar costes se agotarán y entonces habrá que aumentar las inversiones destinadas a mejorar la capacidad".