Fund Manager Survey: el mayor aumento del optimismo sobre el crecimiento mundial desde mayo de 2020

Hans Eiskonen en Unsplash

El optimismo de los gestores sigue escalando mes a mes. El último Fund Manager Survey de BofA vuelve a mostrar una mejora de las perspectivas de los inversores profesionales. Y eso que la encuesta, uno de los termómetros de referencia en el sector para el sentimiento de la industria, encadena ya varios meses de creciente positivismo. Pero es que la encuesta correspondiente a abril coloca a los gestores en su punto más alcista desde enero de 2022, antes de que se iniciara la gran corrección de ese año. El FMS de abril ha registrado además el mayor aumento del optimismo sobre el crecimiento mundial desde mayo de 2020 y un aumento récord de la asignación a materias primas. Todo apunta a un claro sentimiento risk on.

Lo vemos muy bien en el gráfico de BofA; cómo esas perspectivas macroeconómicas han ido mejorando de manera constante desde octubre del año pasado. Y es que las previsiones del sector es que la economía entre en fase de mejora a 12 meses. Por primera vez desde diciembre de 2021, el consenso de los inversores apunta a que el crecimiento mundial se acelerará. Así, el 78% dice que una recesión mundial es improbable, las expectativas de no aterrizaje han aumentado al 36% (era del 7% en enero), el aterrizaje suave cae al 54% y el aterrizaje duro al 7% (era del 30% en octubre de 2023).

En cuanto a los tipos de interés, el 76% de los inversores del FMS esperan al menos dos recortes de la Fed en 2024 (el 46% espera dos recortes, el 27% espera tres recortes, el 3% espera cuatro recortes y el 1% espera más de cuatro recortes en 2024), mientras que sólo el 8% no prevé ningún recorte en 2024.

¿Y si llega un boom económico?

El último Fund Manager Survey apunta a un escenario muy benigno. Incluso con la inflación acechando. De hecho, las expectativas de un boom económico (crecimiento por encima de la tendencia, inflación por encima de la tendencia) se han disparado hasta el 24% (subiendo rápidamente desde el 12% del mes pasado y el 5% de enero de 2024). Aunque la estanflación (crecimiento por debajo de la tendencia, inflación por encima de la tendencia) sigue siendo la opinión de consenso, con un 60%, ha descendido desde el máximo del 92% alcanzado en septiembre del 2022.

Pero claro, ahora que encadenamos varios meses de mejora de sentimiento cabe preguntarse: ¿hemos ido demasiado lejos?, ¿hemos pasado de pesimismo a euforia? Lo cierto es que, a día de hoy, los indicadores de BofA no muestran un desequilibrio de la balanza. Tomando los niveles de caja como medidor, es cierto que la liquidez ha bajado del 4,4% al 4,2% este mes. Es un sentimiento indudablemente bullish (alcista), pero hasta que no caiga del 4% no se activa el nivel de recomendación de vender/recoger beneficios de BofA. Dicho esto, el banco sí reconoce que con los movimientos recientes los activos de riesgo están tácticamente mucho más vulnerables a las malas noticias que a las buenas.

Asignación de activos

En la asignación de activos también están surgiendo algunas tendencias interesantes. Por ejemplo, el 38% de los inversores en FMS esperan ahora que los rendimientos de los bonos sean más bajos dentro de 12 meses, frente al 62% de diciembre de 2023 y el nivel más bajo desde octubre de 2022. Por otro lado, el 26% afirma que el oro está sobrevalorado, lo que supone un aumento de 20 puntos porcentuales intermensuales (el mayor salto mensual en un año) hasta alcanzar la mayor sobrevaloración desde agosto de 2020.

En cuanto a grandes movimientos, no sorprenderá que los inversores encuestados han aumentado la asignación a la renta variable en 6 puntos porcentuales hasta una sobreponderación neta del 34%. Estamos ante la mayor sobreponderación en renta variable desde enero de 2022. La otra cara de la moneda es que la asignación a bonos experimentó la mayor caída desde julio de 2003. Ahora es la más infraponderada desde noviembre de 2012.

En abril, los inversores se volcaron en materiales, materias primas, energía e industria y redujeron su asignación a bonos, efectivo, productos básicos y mercados emergentes.