Correlación: ¿qué es y por qué importa a la hora de establecer el asset allocation?

Fuente: Billow926-TXD7EewbQHY (Unsplash)

A la hora de realizar el asset allocation de una cartera de inversión, es importante, dependiendo el nivel de riesgo del inversor, llevar a cabo un análisis de la volatilidad que estamos dispuestos a asumir y los retornos que esperamos obtener de la inversión. En este momento es cuando el término correlación sale a colación. La correlación no es más que una medida estadística que proporciona información sobre la magnitud en que dos variables (por ejemplo, los precios de las acciones, los precios de los bonos, fondos, etc.) se mueven una en relación con la otra en un determinado tiempo. ¿Por qué es importante tener en cuenta esta medida a la hora de realizar el asset allocation de la cartera de inversión? Explicamos el concepto en esta entrada.

¿Cómo se calcula la correlación?

El coeficiente de correlación de Pearson es una fórmula estadística que mide la relación entre dos variables, en este caso, entre dos activos. Indica cuán de asociadas se encuentran las variables entre sí. Oscila entre el 1 y el -1.

Tipos de correlación

  • Un coeficiente de correlación negativo indica que dos series temporales están negativamente correlacionadas entre sí durante un periodo de tiempo considerado. Si una variable sube la otra baja, y viceversa.
  • Un coeficiente de correlación positivo indica que las variables temporales están correlacionadas positivamente entre sí. Se mueven al unísono. Si una sube, la otra también lo hará.
  • Un coeficiente de correlación “0” indica que las dos variables temporales que se estudian no tienen ninguna relación entre sí en un periodo determinado.

Es importante señalar que el coeficiente de correlación solo hace una afirmación sobre la relación histórica (estadística) entre dos series temporales. No se puede hacer ninguna afirmación causal sobre la relación entre dos series temporales basándose en el coeficiente de correlación.

Como comentábamos más arriba, los coeficientes de correlación entre clases de activos son importantes a la hora de estructurar una cartera de inversión. Pues que “si se consigue diversificar entre clases de activos que no estén altamente correlacionados, previsiblemente logrará reducir la volatilidad de su cartera”, explican en el blog desde SelfBank.

Las correlaciones no son perpetuas

Intentar controlar la volatilidad de las inversiones para una mayor parte de los inversores significa un menor riesgo. Aunque de esta manera no todos los activos de la cartera subirán a la vez, probablemente se conseguirá que no se desplomen a la vez. En definitiva, se diversificará las inversiones. No obstante, también “se debe tener presente que las correlaciones cambian con el paso del tiempo, así que hay que monitorizar su evolución y cómo afectan a su perfil de riesgo", señalan desde el banco.

Sin ir más lejos 2022 no fue un año boyante para ninguna clase de activos. Las correlaciones tradicionales no funcionaron. Jaime Raga, senior CRM de UBS AM Iberia, analiza el comportamiento que ha tenido durante gran parte de los últimos 25 años la renta variable y la renta fija. Ambos activos han tenido una correlación negativa, beneficiándose los inversores de la misma.

Sin embargo, la inflación elevada y las agresivas políticas de endurecimiento de los bancos centrales han sometido a los mercados financieros a una importante presión en 2022.  Los inversores no han tenido prácticamente ningún lugar donde esconderse. La correlación entre estas dos clases de activos se ha vuelto positiva. Explica que en una cartera modelo 60/40 “solo se han registrado cinco años naturales en los que la rentabilidad anual de esta estructura de cartera tradicional ha sido peor y, además de la crisis financiera mundial de 2008, todos fueron hace más de 80 años”. (Ver gráfico)

Otros ejemplos de correlaciones negativas tradicionales

Además de la renta variable y la renta fija, también hay otras clases de activos que, tradicionalmente, han sido negativas. Desde ING señalan la pareja oro y dólar. El metal precioso es considerado un activo refugio, y suele usarse para diversificar fondos con un alto porcentaje de renta variable. Cuando el dinero huye de la bolsa, este patrón es uno de los primeros activos en recibirlo, y por tanto su correlación es negativa. Por ello, apuntan en su blog que “una de las correlaciones más conocidas en los mercados financieros tiene al oro y el dólar como protagonistas ya que cuando la cotización de esta divisa sube, la del oro baja”. También mencionan el petróleo y el dólar, aunque cada vez se da con menos intensidad.

También existen correlaciones positivas y éstas tradicionalmente se han visto entre la bolsa estadounidense y los principales parqués europeos. Y es que cuando el mercado norteamericano sube o baja, arrastra al resto de plazas del mundo, especialmente las del viejo continente.

Volatilidad vs rentabilidad

Al final todo es cuestión de cuánto riesgo estés dispuesto a asumir. Una cartera con activos poco correlacionados ayudará a amortiguar épocas turbulentas en los mercados. Ya que mientras unos activos pueden estar cayendo, otros pueden estar ayudando a mantener el valor de la inversión.

Sin embargo, esa cartera no tendrá unos retornos muy altos puesto que no todos los activos que la componen verán incrementado su valor a la vez.