Desde hace tres años hasta ahora, al principio fueron la Reserva Federal y el BCE los que acapararon los focos de la actualidad. Después, se les añadieron el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón con sendos golpes de efecto: el primero, con el anuncio sorpresa de un posible adelanto de la subida de tipos de interés y, el segundo, con su descomunal plan de estímulos para reanimar a la economía nipona. A este grupo acaba de unirse un banco que se ha mantenido en un discreto segundo plano desde 2011: el Banco Nacional Suizo (BNS). Hace cuatro años, la autoridad monetaria helvética decidió fijar un tope para que el franco no se intercambiase a más de 1,20 euros. Recordemos que en 2011 la crisis de la deuda soberana estaba en pleno apogeo, y si adoptó esta medida fue para atajar la creciente apreciación de la divisa, uno de los tradicionales activos refugio a los que recurren los inversores en periodos de incertidumbre y miedo.
Golpe de efecto del Banco Nacional Suizo: las gestoras apuntan a una confrontación con el BCE

Davidpc_, Flickr, Creative Commons
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