La banca privada ante el reto de la MiFID verde
El 2 de agosto ha sido una fecha clave para la industria con la entrada en vigor de la nueva normativa sobre sostenibilidad. La conocida como MiFID verde supone un cambio de paradigma porque a la hora de valorar una inversión dejan de imperar exclusivamente los criterios de rentabilidad y riesgo. Responsables de entidades de banca privada reflexionan en la XXXIII edición del Think Tank BNY Mellon, una iniciativa producida por FundsPeople en asociación con BNY Mellon Investment Management, acerca de los desafíos que supone esta nueva regulación para el sector.
Según explica Xavier Blanquet, director de Negocio de Banca Privada de Banco Sabadell, en el área específica de banca privada, hay dos aspectos que esta nueva regulación ha cambiado radicalmente. En primer lugar, la incorporación de las preferencias de sostenibilidad de los clientes en el proceso de asesoramiento, algo que no ha estado exento de complejidad para que “fluya de forma natural en el proceso”. “Aquí nos encontramos con un poco de todo, hay clientes que nos dicen que eso de la sostenibilidad no va con ellos y prefieren hablar de rentabilidad, pero otros que genuinamente sí están interesados y muestran una fuerte preferencia por la sostenibilidad”, apunta.
Y, en segundo lugar, una vez recibidas las respuestas, proponer los activos que cumplan con esas preferencias. En este caso, el directivo de Banco Sabadell hace referencia a la alianza estratégica de su entidad con Amundi, que proporciona gran parte de los activos que vende el banco gracias a la experiencia y foco en la inversión sostenible de la gestora francesa. “La gran ventaja es que nos convierte en ASG una parte importante del patrimonio de nuestros clientes”, señala. “También nuestra selección de fondos de terceros, así como la oferta de nuestra tesorería y los productos de seguros de la joint-venture con Zurich tienen foco ASG”, añade.
Un proceso muy complejo
Para Jorge Gordo Naveso, director de Banca Privada y Altos Patrimonios de BBVA en España, el proceso de adecuación de esta normativa ha sido todavía más complejo que el que requirió MiFID II en 2012 por las mayores incertidumbres y cambios.
Jorge Gordo destaca que entre las prioridades estratégicas de BBVA figuran la mejora de la salud financiera del cliente y ayudarle en la transición hacia un mundo más sostenible. No obstante, considera que “hay que adaptarlo para un cliente de banca privada”.
El reto viene ahora
“Una cosa ha sido cumplir la normativa, pero el reto viene ahora: cómo hacer que de verdad mejoren las inversiones de los clientes. La sostenibilidad, además, no puede representar, por ejemplo, un 70% de la cartera porque supondría un gran riesgo. Donde tenemos que poner el foco es en las oportunidades de inversión que se generan, que ahora son unas y puede que dentro de tres meses sean otras, pero no todo será ASG, aunque la tendencia sea la sostenibilidad porque toda la industria va encaminada a ello”, señala.
Los cambios normativos han animado a las gestoras a volcar esfuerzos en el lanzamiento de productos que cuenten con la categoría sostenible más alta, pero puede que no sea suficiente. En este sentido, el director corporativo de Banca Privada de BBVA España advierte de que hay pocos fondos artículo 9 o ‘verde oscuro’. Si bien apunta que es complicado que haya una proliferación de este tipo de fondos, que cuentan con la etiqueta más verde de todas las que recoge el reglamento europeo, ya que estos productos tienen que definir de un objetivo de inversión sostenible explícito.
La nueva regulación encaja con la evolución del cliente…
El director comercial de Santander Private Banking, Javier García Gómez, sostiene que la sostenibilidad “es un tema que claramente irá a másporque los clientes son cada vez más finalistas en el enfoque de su cartera de inversiones. Además de performance y rentabilidades, los clientes empiezan a querer saber en qué van a invertir, hacia dónde va su dinero y cuál será su impacto”. “La nueva regulación implica un enorme trabajo y un incremento de inversiones en tecnología, medios y equipos, pero encaja de forma genuina con la evolución de los clientes”, añade.
Al mismo tiempo, el director comercial de Santander Private Banking advierte de que esta reforma es mucho más compleja que la de MiFID II, que solo afectaba a la distribución, es decir, a una parte de la cadena de valor. “Pero ASG es todo, desde la fábrica hasta los proveedores, pasando por el asesoramiento al cliente y hasta cómo se declara en sus preferencias”.
… pero aún no está preparado
La directora de Desarrollo y Transformación de Banca Privada de Caixabank, Laura Comas de Alarcón, ve acertadoel objetivo del regulador, que convierte al cliente en el impulsor de la transformación hacia un mundo más sostenible, algo que hará que este cambio sea más disruptivo que si fuera simplemente de forma voluntaria.
No obstante, advierte de que la mayoría de los clientes todavía no están preparados y “corremos el riesgo de que nos digan que no quieren y que no les interesa la sostenibilidad y eso tampoco es bueno”. Otra cuestión relevante para Comas es fijar qué se prioriza en el trinomio rentabilidad-riesgo-sostenibilidad. “Si es el último factor, podemos tener carteras muy sostenibles pero que no cubran los objetivos financieros de los clientes”, explica.
“El resto es poner sentido común a este cambio de paradigma y explicar muy bien al cliente por qué hacemos esto y qué queremos que haga. Si cliente no se suma con nosotros al cambio, si no hay una petición de transformación de las carteras hacia un mundo sostenible, ¿para qué tenemos productos artículo 8 y 9?”, plantea.