Según Generali AM, hay tres temas que configuran el panorama de la deuda privada en 2025.
Los mercados europeos de deuda privada se beneficiarán del resurgimiento de las operaciones de fusiones y adquisiciones, ya que resulta más fácil fijar con precisión el precio de las operaciones y ejecutarlas debido a la bajada de los tipos de interés. Las perspectivas para las empresas en cartera son igualmente positivas. Así lo explica Sandrine Richards, responsable de deuda privada en Generali AM, parte de Generali Investments.
Los tipos de interés más bajos deberían reducir la carga de la deuda y facilitar el servicio de esta, permitiendo a las empresas asignar sus recursos de forma más eficaz. Aunque los rendimientos en todas las clases de activos pueden ser inferiores, la prima de iliquidez inherente a la deuda privada debería permanecer intacta, ya que sigue llenando el vacío de financiación dejado por los préstamos bancarios tradicionales. De cara a 2025 hay tres temas que configuran el panorama de la deuda privada.
La búsqueda de baja volatilidad
En los últimos años se ha observado una mayor volatilidad en los mercados, impulsada por acontecimientos como la pandemia, los conflictos geopolíticos, el aumento de la polarización política, los fuertes picos de inflación y la subida de los tipos de interés. La incertidumbre, ahora una constante en los mercados mundiales está motivando a los inversores a buscar clases de activos que ofrezcan menor volatilidad y rendimientos estables a medio y largo plazo. La deuda privada, con sus acuerdos estructurados y vehículos de inversión a medida, proporciona flujos de caja predecibles y una medida de aislamiento frente a las perturbaciones del mercado, lo que la convierte en la opción preferida de quienes buscan estabilidad. La tendencia actual hacia la financiación alternativa, incluidas las adquisiciones de empresas lideradas por capital riesgo y respaldadas por deuda privada, subraya la convergencia de intereses entre los accionistas y los prestamistas.
Diversificación dentro de la consolidación
El comportamiento de los inversores está cambiando hacia la colaboración con menos gestores de activos debido a las cargas normativas, administrativas y de cumplimiento. Esta tendencia se produce en un momento en que la captación de fondos sigue siendo un reto, y los datos muestran que sólo un número limitado de gestores de activos de primer nivel se aseguran la mayor parte de las entradas de capital, siendo el tamaño y el posicionamiento estratégico distintivo cruciales para el éxito. Los inversores están aprovechando la deuda privada para diversificar sus carteras al tiempo que mantienen una sólida gestión del riesgo mediante asociaciones estratégicas con gestores de activos de probada eficacia.
Inversión con fines específicos y capital humano
Los inversores desean cada vez más que sus inversiones demuestren su finalidad e impacto. Con un énfasis en el cambio climático, la transición energética y las condiciones de la mano de obra, la deuda privada ofrece una vía distintiva para dirigir fondos con fines claramente definidos al inicio de la inversión. En particular, la deuda de las PYME dirigida por el patrocinador apoya la integración ASG, con una colaboración directa que permite indicadores clave de rendimiento ASG y posibles ajustes de márgenes vinculados a logros sostenibles. Ha habido comentarios positivos sobre la incorporación de ESG, reforzando la deuda privada como un vehículo para apoyar el crecimiento responsable. Por último, la integración de la IA puede impulsar la agilidad empresarial a la hora de responder a los cambios del mercado. Seguirá siendo fundamental dar prioridad a la sostenibilidad, la resistencia al cambio climático y el capital humano, valorando más la experiencia que la automatización.