Iosco aboga por acabar con el valor liquidativo constante en los monetarios

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Gustavo Boaventura, Flicker Creative Commons

Cuando en 2008, uno de los más antiguos fondos monetarios de Estados Unidos, el Reserve Primary Fund, se hundió arrastrado por la quiebra de Lehman Brothers se puso la primera piedra de la reforma de estos gigantes de la industria de la inversión colectiva. Desde entonces, muchas propuestas regulatorias han buscado evitar futuros desastres como aquel y más de una vez se ha sopesado la oportunidad de que estos fondos dejen de aplicar el valor liquidativo constante (CNAV en sus siglas en inglés) y adopten el valor liquidativo variable (VNAV).

El informe final sobre fondos monetarios que el pasado 9 de octubre publicó la Organización Internacional de Comisiones de Valores (más conocido como Iosco por sus siglas en inglés) también se muestra a favor de acabar con el CNAV. Ahora bien, reconoce que “el impacto de cambiar hacia el VNAV puede variar significativamente entre jurisdicciones y en algunos casos esa medida podría ser un reto, con posibles efectos perjudiciales para el sistema financiero y la economía en general".

Con todo, Iosco reconoce que el futuro pasa por adoptar el VNAV, estableciendo un periodo transitorio de adaptación. Al tiempo, cuando no fuera viable el cambio, se deberían introducir medidas adicionales de salvaguarda que permitan seguir calculando de manera constante el valor liquidativo, pero bajo un entorno que minimice los riesgos. Por ejemplo, propone medidas como la limitación temporal a los reembolsos, el establecimiento de test de stress o imponer una comisión de liquidez al inversor que retira su dinero.

Ya a mediados de 2011, el Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera que se creó en Estados Unidos a raíz de la Ley Dodd-Frank presentó su primer informe anual y entre las medidas para reformar la industria de los fondos monetarios planteó aplicar el VNAV de manera obligatoria. Asimismo, propuso la creación de un colchón financiero para hacer frente a las pérdidas (capital buffers) y restricciones a los reembolsos. Es decir, prácticamente lo mismo que Iosco propone ahora ahora en su informe. No obstante, estas medidas no llegaron a aprobarse en Estados Unidos, aunque en la industria mundial esperan que lo hagan pasadas las elecciones.

Definición para no confundirlos con depósitos

Más allá de la piedra angular que supone el cálculo del valor liquidativo en los monetarios, Iosco ha sintetizado en 15 puntos las cuestiones que las entidades reguladoras del mundo deberían abordar ante los fondos monetarios. En conjunto, se busca que los monetarios cuenten con una definición clara y precisa que evite que el inversor los confunda con un depósito; que se impida a toda costa la salida masiva de inversores por el riesgo sistémico que estos productos llevan implícito; y se fijen nuevos sistemas de supervisión sobre ellos.

En torno a estos tres grandes ejes aparecen propuestas como extender la regulación de los monetarios a otros instrumentos similares como los estructurados; que un tercero, dentro de las auditorías periódicas a las que se somete al fondo, vigile los métodos de valoración utilizados, o que se establezcan mecanismos que palíen la rebaja de rating en los activos en los que se invierte, etc.

Las propuestas de Iosco no son de obligatorio cumplimiento porque después cada país tiene que hacer la trasposición a sus leyes nacionales, pero dado que de este organismo forman parte los reguladores de todos los países, se espera que esta normativa se implemente en los próximos años. La principal traba es que se consiga un acuerdo en Estados Unidos (por ahora el más reacio) pasadas las elecciones, para que se pueda hacer una implementación a nivel mundial y se eliminen los arbitrajes regulatorios.