Los fondos de pensiones están "en blanco y negro" frente a los fondos de inversión

Kamil Molendys, Unsplash

Es necesario un cambio de actitud para afrontar el reto de las pensiones, en dos direcciones: tanto por parte de las personas que están en activo, que han de aumentar su ahorro y previsión de cara al futuro, como por parte de los gestores, que deberán mejorar la rentabilidad de los ahorros. Ésta fue una de las ideas que introdujo Sergio Miguez, co presidente de CAIA Iberia, para abrir el debate sobre pensiones celebrado recientemente en Madrid y organizado por CAIA. Una de las ideas más claras destacadas en el mismo fue la necesidad de diversificar las carteras y de adaptarlas a los nuevos tiempos, pues “las pensiones son como la televisión en blanco y negro si se comparan con la industria de fondos de inversión”.

Así, entre los cambios necesarios está la diversificación. Pedro Pardo, de The Royal Country of Berkshire Pension –un plan de pensiones de empleo público británico-, explicó la forma en que en su plan se ha empezado a realizar una diversificación más amplia y alejada del riesgo de renta variable, incluyendo por ejemplo activos alternativos, con un objetivo de rendimiento de entre el 7% y el 8% con baja volatilidad. “Los bonos no bastan y la renta variable es volátil, así que dividimos la cartera en cuatro sectores: acciones de todo tipo –en las que se incluye el capital riesgo-, bonos, activos de rendimiento absoluto –incluyendo hedge funds y fondos de hedge funds, así como estrategias multiactivo de asignación dinámica y ligada a seguros- y activos reales –inmobliarios, materias primas o infraestructuras-“, explica, con un total de entre 60 y 80 fondos en cartera. Pardo completa esta estructura con otras estrategias destinadas a cubrir riesgos para acomplementar dicha diversificación. “Es un gran cambio frente a la asignación típica en los fondos de beneficio definido, compuesta principalmente en un 70% por acciones, un 20% por bonos y un 10% por propiedades”, comenta.

Sin embargo, para David Cano, socio de AFI, aunque la diversificación es lo recomendable en la práctica existen problemas, fundamentalmente relativos a la mentalidad del inversor, que “no ve el patrimonio como un todo y quiere mantener sin arriesgar la partida destinada a fondos de pensiones de empresas, buscando principalmente la preservación del capital”. “Los cambios en la economía mundial serán muy notables y una de sus consecuencias es que en el futuro no habrá pensiones públicas”: así de tajante se mostró Cano, haciendo hincapié en la necesidad de ahorro a largo plazo pero indicando que los inversores, aunque conscientes de dicho horizonte temporal, dificultan el trabajo con su análisis de la evolución de sus inversiones a corto plazo. Como complicaciones adicionales a la hora de gestionar carteras de pensiones, destacó la heterogeneidad de los grupos, que necesitan productos muy distintos, y la política subyacente que en ocasiones dificulta la toma de decisiones y las aleja del “puro asesoramiento y gestión financiera”. También como dificultad a la hora de la diversificación, señaló el patrimonio medio de los fondos, que es muy moderado y ello impide la inversión directa. “En España hay que recurrir a la compra de IIC”, comenta.

Algo que no siempre es fácil, sobre todo desde un punto de vista jurídico, y que muestra ese “retraso” de los fondos de pensiones frente a los de inversión. “Mientras los fondos de inversión han evolucionado desde productos tradicionales a mucho más sofisticados, los fondos de pensiones han pasado de tener una normativa muy flexible con normas genéricas a una detallada en exceso y que complica la gestión”, comentó Salvador Ruiz Bach, del despacho de abogados Allen & Overy, en referencia a la normativa de 2004. El abogado se mostró crítico con la falta de heterogneidad de los planes de pensiones frente a los fondos, pues mientras en estos últimos “hay mucha variedad que se adapta al perfil del inversor”, en los primeros “hay café para todos”. El experto destacó la “lista cerrada de productos en los que pueden invertir” –si bien la diversificación es mayor que en los fondos tradiconales 90/10, con la posibilidad de tener un 30% en otros activos-, y criticó la existencia de ciertas “piedras de toque que impiden o limitan la integración de activos interesantes en los fondos de pensiones como hedge funds o capital riesgo, algo que a largo plazo es muy adecuado para lograr retornos absolutos”.

En primer lugar, entre esas piedras de toque, señala la posibilidad de invertir sólo en fondos españoles o que no estén domiciliados en paraísos fiscales, lo que dificulta el acceso a hedge funds. Y en segundo, el problema de las cascadas de comisiones, pues la limitación del 2% en la comisión de gestión impide la inversión en grandes fondos con altas comisiones y limita el interés en invertir en productos de terceros. “Las normas evitan que se compre el know how de terceros”, dice, pues la salida más común ha sido invertir en productos estructurados, algo que resulta más caro para el partícipe “y no tiene sentido”. Para el abogado, “no hay nada significativo en el terreno legal que esté pasando en el mundo de las pensiones, mientras los fondos se dirigen a crear un mercado único europeo”, con grandes grupos y gestoras en crecimiento y también grandes productos.

Por su parte, Fernando Bernad, miembro del equipo de Bestinver, apostó por una diversificación a través de la renta variable, que permite acceso al crecimiento internacional y cuya inversión resulta rentable siempre en periodos de 10 años, con limitadísimas excepciones. “Para nosotros, invertir es invertir a largo plazo por definición y en este sentido la renta variable es siempre mejor que la renta fija, y ahora más que nunca”, debido a sus los precios de esta última. El experto destacó cómo la renta soberana consigue a duras penas conservar el poder adquisitivo con los años, mientras las bolsas lo hacen mucho mejor para batir a la inflación. “La inflación ha sido una constante en los últimos 200 años y lo seguirá siendo, pues las políticas de los estados son inflacionarias”, afirmó. Y dentro de la renta variable, señaló su apuesta por el value investing, consistente en comprar buenos negocios a buen precio y venderlos caros. “Extirpamos el timing de la ecuación cuando la mayoría de la gestión en España está dirigida por el momento y es muy cortoplacista”, señala.

Cambios de futuro

Con respecto a cambios de futuro que ya se están viendo en países como Holanda o Reino Unido, Pardo señaló tres claves para evitar la quiebra de los planes, que han visto en los últimos años un aumento de obligaciones y una merma de activos, y garantizar así su sostenibilidad: la mejora de las inversiones mediante la diversificación, la mejora de las contribuciones - mediante la extensión de la edad de jubilación- y el descenso de las obligaciones –mediante el cambio del índice de cálculo hacia el IPC y mediante el cambio de la fórmula que define el beneficio, antes basada en el salario final y ahora en el medio-.

En esta parte de las obligaciones, señaló la necesidad integrar riesgos en la asignación relativos a la longevidad –cada año de vida adicional tiene un impacto en la rentabilidad del fondo del 5%- con el establecimiento de contratos o seguros, así como relativos a la inflación y también a los tipos de interés.