Combinar crecimiento económico y reducción de las emisiones netas: el caso de la India

BMO India sostenibilidad
Firma: cedidas (BMO GAM).

TRIBUNA de Rishi Patel y Gokce Bulut, ambos gestores de cartera, LGM, BMO GAM. Comentario patrocinado por BMO Global Asset Management.

Uno de los hitos de la COP26 que se celebró el pasado mes de noviembre fue protagonizado por el primer ministro indio Narendra Modi, quien se comprometió a que el país alcance las cero emisiones netas en 2070. Sin embargo, y a diferencia de otros países más desarrollados que han fijado en 2050 el horizonte para alcanzar este objetivo, la India es un país aún en desarrollo. Esto le exigirá realizar un auténtico ejercicio de equilibrismo para satisfacer la creciente demanda de energía y sacar de la pobreza a un elevado porcentaje de su población al tiempo que reduce sus emisiones de CO2.

La India y el riesgo climático

Unas rentas crecientes, una población joven y en expansión y unas políticas favorables a las empresas han convertido a la India en una excelente oportunidad de inversión en mercados emergentes. El país cuenta con un gran número de empresas de gran calidad con robustos modelos de negocio, ventajas competitivas y directivos solventes. Pero, como muchos otros países en desarrollo, los ciudadanos y las empresas de la India son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático. Unos monzones menos predecibles, el aumento de la temperatura media y de la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos podrían frenar la actividad económica, lastrar el consumo y provocar el desplazamiento de millones de personas. Además, al tratarse de una economía emergente, la India tiene menos capacidad para mitigar estos impactos.

Crecimiento económico vs. reducción de las emisiones

El reto para la India está en conjugar el crecimiento económico con la reducción de las emisiones. Antes de la pandemia, el Banco Mundial estimaba que cerca de un 22% de la población india vivía en la pobreza. Sin embargo, y dejando de lado la disrupción provocada por el COVID, la India ha logrado mejorar sustancialmente la calidad de vida de sus 1.400 millones de habitantes. Por ejemplo, en 2018, el primer ministro Modi anunció que la electricidad había llegado a todos los pueblos de la India. Aunque no todas las casas están enganchadas a la red de suministro, el avance de la electrificación es impresionante y mejorará las vidas de millones de personas.

La India depende en gran medida del carbón para satisfacer esta creciente demanda de energía, por lo que reducir las emisiones provocadas por los combustibles fósiles no será fácil. El sustento de muchas familias depende del carbón, así que reducir el consumo de esta materia prima no ayudará a ganar votos. Además, mejorar la red eléctrica y adaptarla a las fuentes de energía renovable requiere una gran inversión.

Aun así, vemos señales positivas: el país ha adoptado importantes medidas para transicionar hacia una economía baja en carbono en diversos sectores y se está convirtiendo en un país líder en términos de capacidad renovable. Los avances tecnológicos están abaratando las fuentes de energía renovable en comparación con los combustibles fósiles y la India disfruta de algunos de los precios más bajos del mundo para proyectos de energía solar fotovoltaica. De hecho, aunque aún está lejos del objetivo del gobierno (100 GW para finales de 2022), la capacidad solar instalada ha crecido casi un 500% desde 2016, hasta los 40,1 GW.

La política climática de la India

La India es el tercer consumidor mundial de energía, por lo que las medidas que adopte para reducir sus emisiones son esenciales para cumplir con los objetivos de reducción mundiales. Junto con su objetivo de cero emisiones netas para 2070, Modi también se ha comprometido a lo siguiente para 2030:

  • Aumentar la capacidad de energía renovable de la India hasta los 500 GW.
  • Cubrir el 50% de la demanda de energía con fuentes renovables.
  • Reducir un 45% la intensidad de carbono de la economía india.
  • Disminuir el total de emisiones de carbono proyectadas en 1.000 millones de toneladas.

Los presupuestos de 2021 de la India también le dieron más importancia a la sostenibilidad, al asignar dos tercios de los 120.000 millones de dólares a financiar la transición hacia las energías renovables. Sin embargo, una de las mayores decepciones de la COP26 fue que la India, respaldada por China, abogase por rebajar el compromiso con respecto al uso del carbón como fuente de energía de abandono gradual a reducción gradual.

Creemos que la India debería priorizar ofrecer más detalles sobre sus objetivos de cero emisiones netas, de forma que sus planes puedan ser evaluados de forma adecuada y que las empresas comprendan la función que se espera que desempeñen en este proceso, así como los riesgos y las oportunidades comerciales asociados. La India resulta clave para cumplir con los objetivos mundiales de reducción de emisiones y el compromiso de Modi en la COP26 supuso un importante punto de inflexión en cómo se plantea el país asiático su papel en la lucha mundial contra el cambio climático.

Modi también enfatizó que los países desarrollados deben poner a disposición de los países en desarrollo financiación contra el cambio climático. Teniendo en cuenta que la India solo ha contribuido un 3,2% del total de emisiones de CO2 globales desde 1750 (frente al 4,6% que ha contribuido el Reino Unido, que es veinte veces más pequeño en términos de población), quizás tenga razón.