La banca ante la recuperación en Europa

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Imagen cedida

Tras un nefasto ejercicio 2014, parece que la llegada de la primavera ha traído consigo nuevos brotes de crecimiento a la zona euro. En lo que va de año, los datos macroeconómicos han mejorado y los temores de los inversores por la espiral deflacionaria se han disipado en gran medida. Aunque sin duda el programa de flexibilización cuantitativa del Banco Central Europeo ha reavivado el optimismo, la exhaustiva evaluación del sistema bancario europeo también ha desempeñado un papel fundamental, y ahora que el BCE ha asumido la responsabilidad sobre los bancos de la región, la mejora del marco normativo debería garantizar una mayor resistencia de las entidades bancarias. Además, los préstamos bancarios tanto a empresas como a consumidores ya muestran signos de recuperación, y con suerte la nueva unión bancaria fomentará el crédito transfronterizo.

A una perspectiva a tres años, los bancos europeos ofrecen un sólido potencial de retorno absoluto gracias al efecto de apalancamiento operativo desde unos beneficios muy bajos y a la reducción en el coste de capital en una coyuntura en la que la beta del sector ha ido decreciendo gradualmente con el tiempo. En la actualidad, las entidades bancarias del Viejo Continente cotizan a precios bajos en términos de valor contable debido a la escasa rentabilidad y a una confianza aún gravemente herida tras años de tensión en los mercados financieros y los problemas normativos y de supervisión. Sin embargo, el crecimiento en la zona euro parece mostrar signos de mejora, una tendencia positiva que confirman los últimos datos publicados, en particular las encuestas sobre créditos bancarios y las cifras de la oferta monetaria.

El cóctel formado por el desplome del precio del petróleo, la caída del euro frente al dólar estadounidense y la flexibilización cuantitativa está teniendo un potente efecto estimulante, y la banca está llamada a ser uno de los sectores más beneficiados por la recuperación económica.

En principio, es probable que dicha situación dé lugar a una marcada reducción de las provisiones sobre préstamos en mora y la reversión de otros declarados anteriormente como falllidos (write-back), lo que podría a su vez incrementar los beneficios. Aunque las similitudes con la experiencia vivida en Estados Unidos son evidentes, la zona euro lleva varios años de retraso en lo que respecta a la capacidad para obligar a la banca ampliar capital y reconocer el volumen de créditos fallidos. Con el aumento del crecimiento y la reducción de las provisiones, las rentabilidades financieras de los bancos mejorarán y las entidades mejor capitalizadas aumentarán considerablemente sus dividendos.

Hoy por hoy, los obstáculos normativos siguen planteando un reto para el sector y son una preocupación fundamental para los inversores, pero en el actual contexto de valoraciones atractivas y recuperación económica, no deberían impedir que el sector obtuviese resultados positivos. A medio plazo, las presiones reguladoras irán desvaneciéndose a medida que los bancos vayan satisfaciendo los nuevos requisitos para dar lugar a mayores ratios de reparto de dividendos siguiendo el ejemplo de EE.UU.

Una de nuestras estrategias de retorno absoluto trata de aprovechar la oportunidad que ofrece el sector bancario europeo. Los bancos constituyen una apuesta con una beta superior en mercados alcistas y, dado que la economía y el marco normativo están mejorando gradualmente, prevemos un ROE más alto por la reducción de las provisiones sobre préstamos en mora y el crecimiento del crédito. A partir de nuestras previsiones sobre las futuras condiciones de mercado, esperamos que todas nuestras estrategias obtengan rentabilidades sustanciales en un horizonte a tres años.

No obstante, somos conscientes de los obstáculos a los que nos enfrentamos –la mayor debilidad del euro, el precio del petróleo y los escasos rendimientos de la deuda pública–, razón por la cual combinamos diversas estrategias en nuestras carteras de retorno absoluto para permitirnos ser pacientes creando carteras de bajo riesgo con un sólido potencial de rentabilidad.