Ana Claver Gaviña presenta la importancia de la descarbonización de la cartera de cara a sus resultados y el proceso que utilizan en su casa para medirla. Comentario patrocinado por Robeco.
TRIBUNA de Ana Claver Gaviña, CFA, directora gerente para Iberia, U.S. Offshore y Latam, Robeco, y presidenta del Comité de Sostenibilidad, CFA Society Spain. Comentario patrocinado por Robeco.
Hoy en día, que ofrecer soluciones sostenibles en inversión se ha convertido en algo muy extendido en el sector financiero, continúan existiendo, pese a la regulación europea, quienes se limitan a seguir la tendencia, quienes lo simulan, e incluso aquellos que habiéndose comprometido con el bien común descubren su estrategia retrocediendo en sus compromisos.
El conocimiento global en inversión sostenible aumenta, impulsado por el efecto marea que levanta todas las barcas, sin embargo, si se quiere continuar liderando este proceso hacia la sostenibilidad se debe demostrar algo más. De ahí que Robeco continúe investigando y poniendo en el mercado, no sólo productos de inversión adaptados, sino también acercamientos más inteligentes y soluciones prácticas a los problemas que más preocupan.
No cabe duda de que estamos en máximos de concienciación ciudadana en lo que a la necesidad de enfoque sostenible en nuestra actividad se refiere. De ahí que, en paralelo, la respuesta en cuanto a herramientas y metodologías se incremente. Es claro cómo los incumplimientos en los deberes ASG, esto es, marcos de gobernanza mal establecidos, actividades perjudiciales medioambientalmente o estándares de seguridad y salud insuficientes, afectan a los beneficios financieros de las compañías.
No resulta sencillo identificar las posibles carencias en la estrategia ASG de ciertas empresas, con informes de sostenibilidad que muestran su mejor imagen, abundando en sus aciertos y obviando sus incumplimientos. Sin embargo, desde Robeco, la misión de nuestros analistas es ayudar a los inversores a tener una imagen completa para el proceso de decisión.
El primer pilar en una buena integración ASG supone averiguar el impacto del producto vendido por la empresa analizada, ya que puede suponer un riesgo material financiero para su negocio. Por ejemplo, las aerolíneas o las empresas energéticas pueden ver reducidas sus ganancias ante un posible impuesto al carbono sobre sus productos o servicios. Otro pilar a observar es el relacionado con la gobernanza corporativa, ya que problemas en este sentido casi siempre resultan materiales financieramente. El tercer pilar evalúa los diferentes factores de riesgo ASG en cada sector, reflejando los elementos más críticos para cada industria. Por ejemplo, en la automoción, la gestión del personal será un tema relevante en el paso al vehículo eléctrico.
Y llegamos al último pilar, la exposición de la empresa al cambio climático y su disposición en la mitigación de sus efectos. Para esto, los especialistas emplean una puntuación específica de acuerdo con la metodología de nuestro Centro Experto de IS. Esta valoración refleja la influencia del comportamiento de la empresa frente al clima, considerándose en la doble materialidad: no sólo se considera el riesgo financiero del clima sobre la compañía, sino también el impacto de la compañía sobre el clima; y esto sólo se consigue analizando la intensidad de sus emisiones de carbono, y la credibilidad de su estrategia de descarbonización. Siguiendo con el ejemplo de la automoción, se analiza el compromiso de la industria observando su financiación dirigida a la construcción de plantas para fabricar baterías y coches eléctricos, esto es, comparar el capex necesario en los próximos años, con las estimaciones publicadas de la compañía; en caso de ser inferior, levantará un aviso como posible riesgo en el informe SI que llegará al gestor de la cartera.
En este sentido resulta clave la relación entre el analista de crédito, el analista IS, los especialistas de engagement y los gestores de las carteras, suponiendo un proceso que genera eficiencias y añade profundidad a las decisiones a tomar. El momento actual en que vivimos, tratando de superar una crisis energética en plena transición, hace que la descarbonización resulte un objetivo clave. Para los inversores es importante seguir el progreso de estas acciones, entender si las medidas en marcha tienen éxito y si las políticas climáticas son las suficientes. Verificar el cumplimiento de los objetivos de descarbonización y las estrategias que lo acompañan es la manera de identificar quién está en riesgo y quién no.
De ahí que Robeco pusiera en marcha la metodología Sector Decarbonization Pathway (SDP) para medir la posición de cada compañía en su sector frente a los objetivos de reducción de emisiones, e identificar las inversiones en tecnología necesarias para reducir o anular emisiones, así como las posibles penalizaciones regulatorias. La metodología SDP asigna una puntuación a la descarbonización que:
- Evalúa el camino actual y futuro de descarbonización relativo a las otras empresas del sector, y al objetivo del sector, basándose en datos publicados y proyectados comparándolos con un modelo científico; la velocidad importa, y puntúa mejor la agilidad en la reducción.
- Analiza la credibilidad y capacidad de la empresa para cumplir sus objetivos de descarbonización, y los de referencia, estudiando el capex.
- Estudia el impacto financiero de un posible incremento en el régimen regulatorio, en forma de multas, activos varados, o la posible destrucción de la demanda en el tiempo.
Por todo esto, en Robeco creemos que nos encontramos en medio de una transición energética sin vuelta atrás, en la que la aplicación de herramientas y metodologías que nos ayuden a detectar el buen funcionamiento de las empresas en las que invertimos para alcanzar la descarbonización global de la economía para 2050, gana cada vez un papel más importante en el mundo de la inversión.