Entre algunos de los recientes factores de 'riesgo' para los mercados europeos, se encontraban el conflicto en Ucrania, las elecciones europeas y las dificultades en temas de divisas que afectan a los ingresos además de la deflación. Ahora, parece que los inversores empiezan a dejar atrás algunas de esas preocupaciones. Los temores inmediatos sobre Ucrania han disminuido y, aunque los resultados de las elecciones europeas fueron tan negativos como se temía, los mercados en general recibieron positivamente la oportunidad para que Europa realice mejoras estructurales.
Es probable que los mercados también den el visto bueno a las últimas medidas del BCE, que tienen como objetivo depreciar el euro e impulsar el crédito y la inversión. Sin embargo, últimamente muchos gestores de fondos europeos han tenido que luchar contra un mercado muy rotativo impulsado por fluctuaciones, aparentemente ilógicas, en los precios de las acciones. En Estados Unidos, esto se reflejó en un cambio de tendencia desde los títulos de crecimiento hacia los de valor, algo que afectó muy negativamente a los valores tecnológicos y biotecnológicos en abril.
En Europa, la rotación desde los títulos de crecimiento a los de valor fue menos marcada y resultó ser un pequeño obstáculo para aquellas empresas que rindieron mejor el año pasado. La única explicación racional para las empresas con perfiles de bajas rentabilidades que decepcionaron al mercado con sus resultados en el primer trimestre —a pesar de que su precio por acción está aumentado— podría ser la actividad de fusiones y adquisiciones o la cobertura a corto en fondos de inversión libre que registran beneficios. Normalmente, éstas son tendencias a corto plazo, por lo que la cuestión clave ahora es cómo estar bien posicionado para la siguiente fase de los mercados.
Observar y esperar
Una de las decepciones de los resultados del primer trimestre fue el efecto negativo de las divisas. Este problema aún no se ha solucionado, aunque el euro debería empezar a devaluarse desde los elevados niveles actuales tras las medidas del BCE.
Sin embargo, ahora parece que las economías empiezan a recuperarse y, junto con las consecuencias de que Semana Santa fuera en el segundo trimestre en vez de en el primero, el consenso general es que los datos económicos desde ahora hasta finales de año serán más esperanzadores, y que las divisas contribuirán de una manera más positiva. Algunas empresas cíclicas y de consumo podrían empezar a registrar mejores resultados, y aquellas partícipes en fusiones y adquisiciones podrían verse favorecidas por una situación doblemente positiva: una situación en la que las dos partes ganan y el aumento del gasto de los consumidores. Mientras tanto, creemos que se mantendrá la presión sobre los bancos para que aumenten su capital base y los préstamos a la industria.
Así, después de un periodo de consolidación un tanto frustrante que ha durado varios meses, los mercados europeos de renta variable podrían verse favorecidos por una segunda mitad de año más positiva. Como siempre, será necesario ser pacientes tanto con las empresas como con los mercados. Es irónico, pero la paciencia como estrategia de inversión podría resultar más provechosa en un mundo donde la negociación de alta frecuencia está de moda.