Un año después: el panorama del Venture Capital tras la caída de Silicon Valley Bank

Francisco Navas
Francisco Navas. Fuente: (Arcano)

COLABORACIÓN de Francisco Navas, Managing Director - Venture Capital, Arcano Partners.

Hace poco más de un año, el ecosistema de Venture Capital (VC) enfrentó uno de sus mayores desafíos de la última década: la súbita quiebra de Silicon Valley Bank (SVB), institución financiera emblema de la industria tecnológica y aliada indiscutible de startups y gestores de VC. SVB tenía relaciones con al menos el 50% de las startups financiadas por fondos de Venture Capital. Aunque su quiebra no estuvo relacionada con el funcionamiento de la industria y más con una gestión de su balance, este evento desencadenó un estado de incertidumbre y reevaluación en el sector, donde se cuestionaron prácticas, riesgos y estrategias de inversión establecidas durante décadas.

Ahora, tras un año de transformaciones y adaptaciones, nos sumergimos en el impacto que este episodio tuvo en el panorama del VC, alterando paradigmas y forzando una evolución imprescindible en el enfoque hacia la inversión, la gestión de tesorería y las relaciones bancarias.

Las semanas que siguieron a la caída de SVB se caracterizaron por una mezcla de pánico y urgencia. Y es que un gran número de startups de todos los tamaños encontraron sus activos congelados y su liquidez en peligro crítico, lo que obligó a una movilización sin precedentes en busca de soluciones inmediatas. Los inversores, por su parte, se vieron forzados a reexaminar la solidez y seguridad de sus inversiones. Surgieron preguntas fundamentales sobre la diversificación financiera y la dependencia excesiva en entidades bancarias especializadas.

Los más pesimistas, incluyendo los medios más sensacionalistas, pintaron una imagen ciertamente preocupante, asegurando un contagio grave e inminente a todo el sector financiero, incluso llegando a compararlo con la crisis financiera global de 2008. Pero la hemorragia se contuvo de manera contundente y no hubo que lamentar este tipo de repercusiones. En EE.UU., se aprobó la compra de su subsidiara a First Citizen Bank, y en el Reino Unido, fue HSBC la que adquirió las operaciones del banco defunto.

BALANCE UN AÑO DESPUÉS

Un año después, ese potencial efecto contagio no puede estar más lejos de la realidad, y las bolsas han visto ganancias generalizadas con el S&P 500 y el Nasdaq habiendo experimentado ganancias de +30% y +40% respectivamente desde marzo de 2023 hasta la fecha.

Dicho esto, la industria del venture capital comenzó a abogar por una mayor prudencia financiera, fomentando a las startups ampliar y diversificar sus relaciones bancarias y tener planes de contingencia para situaciones críticas como la que se vivió. La crisis subrayó la importancia de la gestión de riesgos y propició una ola de solidaridad y apoyo mutuo entre las empresas de tecnología, que compartieron recursos y conocimientos para sortear la crisis.

La debacle de SVB, se sumó a una introspección significativa que comenzó en el 2022 por el nuevo escenario macroeconómico, incluyendo el fin de la era ZIRP, en ingles la era del Zero Interest Rate Policy o política monetaria de tipo de interés cero, con entornos de inflación alta, entre otros. La tendencia previa hacia la inversión basada en el crecimiento exponencial y la captación de mercado a cualquier coste empezó a dar paso a un paradigma más balanceado. La rentabilidad, la sostenibilidad y la eficiencia operativa se convirtieron en los nuevos pilares de evaluación para las futuras inversiones. Este cambio de mentalidad se reflejó principalmente en la segunda mitad de 2022 y primera mitad de 2023 con un endurecimiento de las condiciones de financiamiento, con una preferencia marcada hacia empresas que demostraban no solo innovación, sino también una gestión económica prudente y un camino claro hacia la rentabilidad.

ENFOQUE MÁS METICULOSO

Paralelamente, el sector del VC comenzó a valorar más las empresas que podían operar con eficiencia bajo diferentes condiciones de mercado, con el objetivo de preservar su caja el máximo tiempo posible. Se observó un enfoque más meticuloso hacia la construcción de carteras diversificadas y resilientes.

El resultado fue una reducción en el capital desplegado y en el número de rondas de financiación desde mediados de 2022. El volumen invertido por parte de los gestores de VC en 2023 se ha reducido en torno a un 50% en EE.UU. y Europa con respecto a niveles de 2021. Además, el número de rondas de financiación ha caído en torno a un 30%. Dicho esto, se encuentran en niveles similares a aquellos del 2020, que fueron mucho superiores a los años anteriores, y se ha visto un repunte de actividad a finales de 2023 y en el 2024 hasta la fecha.

Por otro lado, las valoraciones de compañías tecnológicas privadas, se han comportado de manera heterogénea, con claras diferencias entre startups en etapas más tempranas y compañías tecnológicas más maduras. Las valoraciones de estas últimas han sido las que más han sufrido, habiendo llegado a corregir hasta más de un 60%.

Más allá del repunte de actividad que hemos comentado, está habiendo también una estabilización en los mercados privados desde la perspectiva de valoraciones. Las razones son principalmente dos. Por un lado, las cifras récords de dry powder o capital disponible para desplegar y el comportamiento de los mercados públicos, especialmente el del Nasdaq. El capital disponible en EE.UU. supera la cifra récord de 300 billones de dólares americanos, y tras unos meses de relativa tranquilidad empieza a existir presión por desplegar este capital en nuevas inversiones. Por otro lado, las subidas significativas experimentadas en el Nasdaq en 2023 y 2024, incluso eliminando el efecto de los “7 magníficos”, sumado el decalaje de tiempo típico entre mercados públicos y privado, están dando lugar a un entorno mucho más optimista en el VC.

A pesar de ello, no hay que olvidar las lecciones aprendidas durante este período en el que se han sentado las bases para un futuro más estable y predecible dentro del ecosistema de innovación. La importancia de una gestión financiera sólida, una planificación estratégica y una adaptabilidad constante nunca ha sido tan clara. En este nuevo capítulo, la colaboración, la prudencia y la innovación continúan siendo fundamentales, pero ahora se enmarcan en un contexto de mayor madurez y responsabilidad.

El legado de la quiebra de SVB, por tanto, trasciende la crisis inmediata de aquel momento y se proyecta como un catalizador para el crecimiento sostenible y consciente en el sector tecnológico. A medida que avanzamos, la industria del VC se encuentra mejor equipada para enfrentar los retos del futuro, apoyando la creación y desarrollo de startups que no solo sean innovadoras, sino también financieramente sólidas y resilientes.